sábado, diciembre 22, 2018
Luces de la Corona
No soy un vencido (¡eso nunca!)
¿O es que acaso no se nota?
Aunque la derrota me siga
los pasos a sol y a sombra
La sombra de la Noche mi amor
Noche del Tiempo, de la Historia
cuando brillaste en tu estrella
que iba anunciando la aurora
en el fondo de la noche,
-doce campanadas solas (…)-
de aquella cárcel (¡lóbrega!)
donde mi alma se izó rumbosa
y es que en el poso y la hiel
del fracaso y la derrota
se cuece el elixir puro,
y los aires y ecos de Victoria
con los que me mezo y sueño
mirándome al espejo (a solas),
escrutando en lo mas hondo
las líneas del destino (¡qué honra!)
Cuando hago acopio de fuerzas
al levantarme tarde (a deshora)
sin ganas ni norte o rumbo
ni nadie que me diga hola
¡Solo! Juan, así lo estuviste,
mucho más lo estás ahora
Como te dijo aquel con desprecio,
falso amigo, de la hora nona
¡Y como me desalentó amor!
¡cuanta zozobra y congoja!
Que era duro el profeta,
lo que me decía en prosa,
Que yo no era lo que pensaba,
esa imagen de segundón (con gloria)
que acaricié siempre, tierna,
desde mi infancia gozosa
Que yo era mucho más que aquello
que me desfiguraba a posta,
Que me ocultaba el camino
y las luces de mi corona
La del Amor puro por ti
(en la soledad espantosa)
¿O es que acaso no se nota?
Aunque la derrota me siga
los pasos a sol y a sombra
La sombra de la Noche mi amor
Noche del Tiempo, de la Historia
cuando brillaste en tu estrella
que iba anunciando la aurora
en el fondo de la noche,
-doce campanadas solas (…)-
de aquella cárcel (¡lóbrega!)
donde mi alma se izó rumbosa
y es que en el poso y la hiel
del fracaso y la derrota
se cuece el elixir puro,
y los aires y ecos de Victoria
con los que me mezo y sueño
mirándome al espejo (a solas),
escrutando en lo mas hondo
las líneas del destino (¡qué honra!)
Cuando hago acopio de fuerzas
al levantarme tarde (a deshora)
sin ganas ni norte o rumbo
ni nadie que me diga hola
¡Solo! Juan, así lo estuviste,
mucho más lo estás ahora
Como te dijo aquel con desprecio,
falso amigo, de la hora nona
¡Y como me desalentó amor!
¡cuanta zozobra y congoja!
Que era duro el profeta,
lo que me decía en prosa,
Que yo no era lo que pensaba,
esa imagen de segundón (con gloria)
que acaricié siempre, tierna,
desde mi infancia gozosa
Que yo era mucho más que aquello
que me desfiguraba a posta,
Que me ocultaba el camino
y las luces de mi corona
La del Amor puro por ti
(en la soledad espantosa)
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