Colonia, hace un mes. Primera de una oleada de manifestaciones –como una bola de nieve- organizada por el grupo “Patriotas Europeos contra la Islamización de Occidente” (Pégida) En Dresde eran diez mil hace una semana. El detonante lo habrá sido el aflujo de refugiados sirios que alcanzarían ya la cifra de trescientos mil en suelo de la república federal. Siembra vientos y recogerás tempestades, Barak ObamaSe cierra el año con ecos en los medios del último episodio de la invasión silenciosa del territorio europeo con la descubierta por los guardacostas italianos de una embarcación a la deriva en la que se amontonaban unos novecientos pasajeros y ni que decir cabe cuál era su lugar de procedencia, a saber Siria, un país azotado por la guerra civil –y la intervención extranjera- que sigue volcando emigrantes en las playas europeas esparcidos justos a seguir por todo el espacio de la UE conforme a los planes de siembra de caos y de inestabilidad en el continente europeo que lleva poniendo en práctica la administración Obama desde los inicios de su primer mandato y muy en particular desde el estallido de las primaveras árabes hace ahora cuatro años.
País de destino principal y predilecto de esa corriente emigratoria de perfiles conflictivos lo es la república federal alemana que paga así la amistad estrecha entre sus presidenta Angela Merkel y el presidente norteamericano, aliados del primer orden en el conflicto desatado en Ucrania que habrá marcado como ningún otro acontecimiento el año que se acaba.
Cifras –sin duda inferiores a la realidad- de hasta trescientos mil refugiados en suelo alemán se viene barajando desde hace un rato en los medios. Y de lo conflictivo del fenómeno y de lo difícil de la acogida da cuenta un movimiento contra la islamizacion que viene extendiéndose como un reguero de pólvora por toda la geografía alemana en las últimas semanas , que ha hecho levantar la voz a la canciller alemana por segunda vez estos últimos días en señal de alarma. De refugiados sirios no se ve ya ni rastro en Bélgica en los últimos tiempos, sin duda en espera de nuevas oleadas.