"Yo quiero ser de nuevo un profeta: Si el judaísmo financiero internacional dentro y fuera de Europa lograse una vez más llevar al mundo a una nueva guerra mundial, el resultado no lo sería la bolchevización de la Tierra y el triunfo de la judería en ella, sino la desaparición de la raza judía de Europa" (Discurso del Reichstag 30 enero 1939, a unos meses del estallido de la II Guerra Mundial)
De confesión católica y de ascendencia judía, el reputado historiador inglés y biógrafo del Fuhrer destapa al hilo de sus escritos una profunda e insuperable aprensión: que el mito Hitler resurja de una manera u otra. Por qué, tantos años después? Una prueba irrefutable en mi opinión que el mito o o el ideal o la fe -o como llamársele quiera- en un héroe, un genio, un ídolo, un Superhombre (moralmente) superior, un dios nórdico, o las esperanzas que (innegablemente) aquél supo alumbrar, no murió ni murieron del todo, y que a todo precio o a toda costa hay que exorcizar o conjurar. O en otros términos, que la guerra no acabó (del todo) todavía. Si no, la logica (infernal) y la retórica (implacable) de ciertos servicios de información o de propaganda -o de guerra de propaganda, o propaganda de guerra- habrían enmudecido y estos últimos habrian dejado hace ya mucho de funcionar. O no? A las pruebas me remito
He terminado al galope los párrafos finales del "Mito de Hitler" del que aquí hace poco ya me ocupé, donde se aborda el nexo causal entre el recrudecimiento del antisemitismo en la Alemania nazi y el derrumbe del "mito Hitler"en la fase final de la guerra, lo que entre mil distingos y subdistingos propios del abordaje dialectico ("hegeliano"), dominante -mas que en otros ámbitos o regiones- en el terreno histórico o historiografico en lengua alemana, no parece convencerle al autor (Jan Kershaw) de manera alguna. El antisemitismo nazi, una fatalidad de la guerra -y de la derrota- y a todo lo más, un objetivo concreto y preciso de la política del regimen nazi en el marco de la guerra en el frente del Este, y no una directriz ideológica o programática mayor del nacionalsocialismo. Y es en lo que la obra citada me parece hacerse eco de una de las frases de Ernst Nolte, de las que más polvareda de protesta sucitaron aquí en Bélgica a los pocos años de mi llegada. "Mientras el frente aguantaba, las ejecuciones podían seguir sine die".
Antimarxismo y antisemitismo, un nexo causal (sic) del que se haría eco Ernst Nolte sólo después, y que avanza el autor del mencionado libro por su cuenta (fuera de toda sospecha) Subrayando el protagonismo (mayor) de judíos en la Revolución bolchevique. Y donde señala al mismo tiempo las distancias (prudentes) del Fuhrer de con la violencia antisemita. Como lo ilustra el que la primera ola de leyes y medidas antijudías de entonces se centrase en la limitación de judíos a la participacion en la vida publica (sic), y afectase significativamente en primer lugar a médicos y abogados. Un protagonismo mayor el de estos estamentos -sobre todo el del primero de los nombrados- que se reviste hoy de la más rabiosa (y lúgubre) actualidad y se ve fatalmente puesto en foco ante la ola de muertes no aclaradas -en sus causas precisas y exactas- en hospitales, clínicas y consultorios (en el marco nota bene de la pandemia).
De miedo (sic) y de mataderos ("lieux d'abattage") hablaba hace nada, en un caso desgarrador, una persona allegada. No, el mito de Hitler no se derrumbó tras el final de la Segunda Guerra Mundial ni vino a rematarlo la revelacion del holocausto (judío) Antisemitismo y nacionalsocialismo, vidas separadas? (Continúa)
Lev Kamenev, judío. Como Trotsky, como Zinoviev y tantos otros de la vieja guardia bolchevique. La presencia e influencia y protagonismo (mayor) de judíos en la Revolucion rusa de Octubre fue en las posturas de Nolte, inmejorable botón de muestra del nexo causal (sic) del antimarxismo nazi, núcleo o corazón ("noyau") racional (sic) del antisemitismo de Hitler. Fue desde luego lo que aquél negro sobre blanco vino a decir -en medio de una nube de escándalo y de protestas- en el artículo de la Frankfurter Allgemein Zeitung (FAZ) -"El pasado que no pasa (o "no quiere pasar") (6 de junio 1986)- que desató la querella de los historiadores (Historikerstreit) en Alemania. Tras las huellas sólo no obstante de una corriente historiográfica alemana -Joachim Fest, Ian Kershaw, Martin Broszat (...)- dominante y mayoritaria entonces como ahora. Una querella que acabaron ganando los revisionistas justo a seguir a la caida del Muro. Antimarxismo y antisemitismo, un nexus causal (sic) rodeado de tabúes hasta hoy en el mundo de la investigación científica (universitaria), dentro y fuera de Bélgica. Y no digamos en España
El incendio del Reichstat (27 de febrero 1936) fue el detonante de la primera ola de leyes y medidas antisemitas (Leyes de Nuremberg) en Alemania. Que trataba de la participación de judios "a la vida publica", y afectó -significativamente- en primer lugar a médicos y abogados (sic) judíos (28 marzo 1933). Lejos aún de las principales medidas de segregacion racial y de la ola de violencias y amenazas antijudías que siguieron a la Noche de Cristal (9, 10 noviembre 1938)