jueves, mayo 07, 2020

¿"PAX" ANTI-SEMITA?

Un best-seller en la España de los sesenta. En el que su autor, Michel de Saint-Pierre, católico bautizado, anticomunista y de pasado francés (résistant) fuera de toda sospecha, saca a relucir al final de la novela al movimiento PAX como la quinta columna del comunismo en la Iglesia (en Polonia), y así lo vio y asumió entonces la opinión publica española. Ahora en cambio surge otra historia como un mentís de aquello, por cuenta del antisemitismo de PAX y de su fundador, que antes de la guerra lo había sido (es cierto) de “la Falanga” (Falange en versión polaca) Como dicen los argentinos, ¡milongas! Que de lo que se trata –a todas luces y a todo precio y a toda costa- es hacer del papa/polaco un falangista (sic) -ni de izquierdas ni de derechas-, como lo vieron (o quisieron verle) de siempre en ciertos medios (españoles) patriotas. Sin bromas
Polonia, y su historia (más o menos reciente) contemporánea, ¡aparte de mi ese cáliz! Es lo que (desde lo mas hondo) me inspira ese cáliz tan amargo (a poco que uno se adentre un poco) de sorber y de beber. Y sin embargo se diría que hay hoy algunos que siguen empeñados en hacérmelo beber y tragar hasta la hez. Es el comentario que al menos se merece un articulo reciente en medios patriotas y otros, del mismo autor y del mismo jaez. Por ejemplo en Ramiro Ledesma. Pero es sobre todo, dentro de aquél, un pequeño aserto de pasada o de corrido como quien tira la piedra y esconde la mano. Como un dato más que evidente -sin prueba alguna acompañando-, como una verdad de Perogrullo y es sobre el (mal/afamado) movimiento PAX, que a los más jóvenes que aquí me leen no les dirá nada, a los de mi generación les resultará en cambio familiar y conocido.
Piasecki, fundador del movimiento PAX, y mucho antes (periodo de entreguerras, de justo antes de la II Guerra Mundial), del movimiento polaco falangista (FALANGA-ONR) lo que se cubrió de un tupido velo cuando su nombre se puso a sonar (años sesenta) en España. Y lo que yo mismo (no hace mucho aún) ignoraba. De ellos me ocupé (¿el primero?) no obstante –de justicia el reconocerlo- en este blog con ocasión de la crisis (y de la guerra en Ucrania). ¿Se “reinventó” Piasecki –de puro/falangista (nacional/revolucionario) en estaliniano anti-semita- tras la Segunda Guerra Mundial? (como lo dice, púdicamente, Ernesto MILÁ) ¿o lo “reinventaron”, a base de tortura y amenazas, de palizas y bofetadas? Una tragedia más, como sea, a echarnos a la espalda (sin tragarnos ni sapos ni culebras, ¡para nada!) Y una laguna ensordecedora en ese reinventar -de prisa y corriendo, y de tres al cuarto- la historia (no poco laberíntica) de la Polonia en la Segunda Guerra Mundial y en algunos de sus capitulos o episodios más cruciales e importantes, a gusto de los medios (españoles) patriotas: y es el genocidio (sic) del Comité (o Gobierno, "de Liberación Nacional") de Lublín (Este de Polonia) -judios comunistas (nota bene) todos o casi todos ellos- tras la entrada en la ciudad de las tropas soviéticas (23 de julio 1944), de setecientos sacerdotes católicos (700) acusados del delito de colaboracion, de lo que salio (milagrosamente) ileso Karol Wojtyla que allí entonces se encontraba (....)
Y es lo que en el articulo referido se puede leer de golpe –pillándonos por sorpresa y completamente desprevenidos- y es por lo tremendo y categórico -y gratuito- del aserto que me diga del desmentido. Y es que empieza diciendo –en guisa de confesión- que PAX era una organización discutida en Occidente, y presentada (y doy fe de ello) como la quinta columna (sic) del comunismo en la Iglesia, “algo absolutamente falso” –añade justo a seguir- “que fue desmentido por el hecho de que el morir Piasecki (fundador de PAX) su funeral fuera oficiado por el Cardenal primado de Polonia”. Cardenal Primado de Polonia, ¡válgame un santo de palo! como hubiera exclamado Valle Inclán en Luces de bohemia) Y es que son juicios o asertos como ese los que revelan -o traicionan- lo neófito que parece el autor –tan versado e impuesto en lo suyo (y lo digo sin el menor tono de mofa o de sorna)-, en un campo o en unos temas, y es en los de la política/religiosa- en los que no duda en meterse en honduras, sin salvavidas, por las buenas, traspasando así mil líneas rojas y sin miedo a las consecuencias. A quién se refiere ¿al cardenal Wyszinski o a su sucesor Josef Glemp? Ninguno de los dos está “fuera de toda sospecha”, ni a prueba al menos de denuncia –como las que le dirigió sin parar en los trances más ruidosos (o mas dramático) de su trayectoria el autor de estas líneas, cuando me detuvieron en Fátima o durante mi juicio (que hay quedan) Wyszinski, jaleado por la prensa bobalicona (y sumisa y obediente) española –como una de las figuras emblemáticas de “la Iglesia del Silencio”, al lado del Cardenal Miszendty, primado de Hungría (comparaciones odiosas)- fue (como digo) uno de los firmantes del protocolo Iglesia Estado (en Polonia) del 14 de Abril (nota bene) del 51, en pleno periodo estaliniano, que denunció la TFP –de manera un tanto críptica y sibilina (y clerical), sin nombrar a nadie, también es cierto- en su opúsculo “La libertad de la Iglesia en el Estado comunista” de libre circulación –e innegable resonancia o eco- en los medios integristas. Y el objeto o blanco –o flanco- de la acusación de la organización integrista brasileña –el derecho de propiedad privada, en entredicho (a juicio de ellos) en el referido protocolo - no nos parece hoy menos obsoleto,.Como una cortina de humo destinada (a todas luces) a desviar la atención de los católicos y de. conjunto de la opinión publica polaca -y de todo el planeta- de lo que en el fondo en aquellos momentos se ventilaba en aquel (y escandaloso a fuer de insólito y ruidoso) compromiso histórico en Polonia entre la iglesia Católica (de justo antes del Concilio) y la ideología del comunismo marxista (….) Y era el reconocimiento por parte de la iglesia católica polaca -y a cambio de la libertad (más o menos) relativa de culto-, de las nuevas fronteras germano/polacas resultantes del desenlace de la Segunda Guerra Mundial (en el 45), asunto crucial y melindroso y candente en extremo, antes y después de entonces, y tanto ayer como lo sigue siendo hoy entre polacos, tal y como lo ilustra la presentación que de aquel protocolo –discreto y casi secreto (para no hace más ruido, todavía)- hizo en su momento la prensa oficial (comunista) polaca, como una desautorización o condena (eclesial (y al más alto nivel) de las llamadas tendencias revisionistas (sic) –en el terreno geopolítico- que a su juicio se hacían oir o sentir en los medios católicos en la Polonia de la posguerra (….)
Un nacionalista polaco anti revisionista –léase (furiosamente) anti-alemán- y un protegido (y mimado) de Stalin, ese fue el cardenal primado aquél, niño igualmente mimado -cuando estalló la crisis de Solidarnosc- de la prensas en lengua francesa (---) Y ese fue el precio de poder (él sólo) romper el silencio –léase la mordaza comunista- que tanta popularidad (en los países occidentales) le granjearía. Del otro primado de Polonia, en funciones cuando la proclamación del estado de sitio (y todo lo que se seguiría), Josef Glemp, me ocupé igual o más que de Wyszinski, tras mi gesto de Fátima (y antes incluso, por escrito, en lengua francesa) Glemp –matizando y punyualizando antes que nada- era de la línea PAX -como lo era Wyszinski-, de tendencia pues (y obediencia) estaliniana, y a creer a Ernesto MILÁ, de tendencia anti-semita como lo habría sido el propio Stalin (y la polémica desde hace mucho esta servida)

Y a PAX, que acabo siendo desautorizado y desprestigiado en los medios católicos (polacos y del mundo entero)- sucedió no obstante en los tiempos que se seguirían de la desestalinización –del después de Ladislao Gomulka- otros grupos o movimientos de reemplazo, de los cuales el más importante y visible lo era ZNAK, de un marcado anti-anti/semitismo –como lo ilustra el verse tratado (abiertamente) de filo-judía- y que gozó de la aprobación y el beneplácito del futuro Juan Pablo II, Karol Wojtyla (…) (continúa)

(---/----) (continuación) Y no son solo fijaciones o apreciaciones mías, y a las pruebas me remito. Glemp caucionó de su autoridad (suprema) de Primado de Polonia no sólo el estado de sitio –con la amenaza (como un espada de Damocles) (o de chantaje a la polaca, de la intervención de las tropas soviéticas encima de sus cabezas-, sino la lista negra –¡en aquellos cruciales momentos!- de curas o sacerdotes "extremistas" (anti-régimen) entre los que figuraba el padre Popielusko –al que conocí personalmente en la primavera Solidarnosc (verano del 81) durante mi viaje a Polonia. Y de quien se puede decir  (de justicia) –privándole del aparato protector (como un paraguas) de la iglesia católica- que aquello le costó la vida (….) Y de lo dicho de Juan Pablo II, a falta de otras no me faltan las pruebas ad hominem. Como el comentario que le oí de mis propios oídos a Monseñor Lefebvre justo a seguir a la elección y nombramiento (pontificios) de aquél, que parece que lo estoy oyendo. “Bah, es un cura de la paz” (un prêtre de la paix) como era costumbre entonces de referirse en los medios católicos a cierta tendencia eclesiástica –dentro del catolicismo-, y era la del clero comprometido, en los países del Este, con los regimenes comunistas. Y no sólo eso, sino que Monseñor Lefebvre apuntaba con el dedo a sectores de la iglesia polaca presentes y operantes como padres conciliares –y (nota bene) entre los moderadores de la Asamblea- (entre los cuales se destacaba a no dudar el entonces cardenal arzobispo de Cracovia, Karol Woytila), como culpables o principales responsables de que la moción buscando renovar la condena del comunismo (ateo) que presentaron el sector integrista (y a su cabeza el arzobispo francés) fuera objeto de boicot y rechazada por el conjunto de la Asamblea (ante el jolgorio y alborozo de los medios de la prensa global y en particular de la prensa española, y de su curas periodistas) ¿Cuentos morunos –o polacos ¡qué más da!-, historias y batallas del abuelo Cebolletas, trasnochadas y obsoletas? como me lo soltaba un trol (que no me dejaba ni a sol ni a sombra) hace una década apenas. Que se piense lo que se quiera, que quede constancia no obstante que me metí a sabiendas –de palabra y obra (…)- dentro y bien dentro del hondo laberinto polaco -como bosque sellado y enmarañado (hortus conclussus)-, de manera desinteresada y también –¡para qué negarlo!- por el desafío que como católico (no polaco) me planteaba el catolicismo de version polaca (y eslava) –y mesiánica y polaco/nacionalista.
En la que los demás pueblos -españoles incluso, no eslavos- no se veía muy bien qué sitio ni qué rol les quedaba reservado, y de lo que me quedaba el regusto amargo –y por expresarlo de forma castiza (que no encuentro otra, y lo siento)- de querer (en temas de religión) dárnoslas con queso. Y era ante aquella idolatría “papólatra” y nacionalista (polaca) de “su” papa (Papiesz), como ellos continuamente se expresaban. ¿Un papa/polaco, anti-semita al gusto y a la medida de los sectores españoles patriotas? ¡A otro perro con ese hueso!. Y es en el papa mas antinazi (y anti-alemán) y mas anti-anti/semita de la Historia, tal y como lo jaleó (y supo vender, tan bien, su imagen) la prensa global en los años (de democracia) interminables de su pontificado, a izquierdas como a derechas. Que no, de verdad que nos nos entra –por lo basta y por lo gruesa- esa coartada (como anillo al dedo) de un movimiento PAX antisemita y de su fundador (“falangista”) tratando así (que es de lo que se trata). a toda costa, de rehabilitar la imagen del papa/magno en lo que tuvo y tiene de discutible léase, de político y de anti-alemán y polaco nacionalista -y cripto/marxista (...)-, su aspecto o perfil más duro y difícil de digerir a fe mía en los medios (españoles) patriotas.

Un serio aviso, como sea, el articulo al que aquí aludo. ¿De España o de Polonia? De los de temblar y echarse a llorar (si es que los hombres lloran) de angustia y de desespero, como sea (…) Así es –a riesgo de que se vea en mi una especie de Falconetti (comparaciones odiosas)- como asumo yo este articulo tan enigmático y tan cargado de razones y motivos (para darme por aludido) ¡Qué importa! Así pienso sobre el tema –y así obré en consonancia, y lo declare a los oídos del mundo entero.

Y pongo por testigo de mi trayectoria polaca a un polaco fuera/de/toda sospecha, que encontré durante mi estancia alli, antes (nota bene) de mi gesto de Fátima (....) Y así sigo pensando, consciente de estar tirando (a veces) piedras en mi mismo tejado (¿de quién la culpa¿) Libre y patriota

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