“Hitler es igual a René Guénon más las Panzerdivisionen” (Louis Pawels díxit, el del “Retorno de los Brujos”) Lo que ilustra una vez más –esa cita tan elocuente como lapidaria (en francés)- el fondo de guerra de religión (Dominique Venner díxit) que tuvo la Segunda Guerra Mundial. ¿René Guénon converso del Islam, como Blas Infante, o islamizante (“sufí”) apenas como en España tantos lo fueron tras las huellas de Ibn-Arabi (de Murcia)? (en la foto, en uno de los atavíos de sus últimos años de vida en el Cairo dnde se había retirado) La polémica esta servida desde luego en los medios franceses de la “Recherche” (científica) Más de lo segundo en todo casi que de lo primero, Más religioso y espiritual desde luego el francés, y menos político que el líder andalucista (separatista y filo-anarquista)
Del catolicismo al Islam, una fatalidad casi tan fuerte e ineluctable como lo fue -en el periodo de entreguerras- lo que los franceses conviene en calificar de "tentación fascista". Y a fe mía que no hablo de oídas, y que no es un secreto para nadie tampoco sino algo de notoriedad archisabida por haberlo confesado públicamente de palabra y por escrito en diversas ocasiones en cuanto la ocasión se presentó y me abordaron el tema religioso en encuentros y entrevistas. Y no se trató solamente en modo de un itinerario interior sino que se materializó exteriormente también y fue el encuentro que tuve en presencia de testigos –una persona de mi propia familia, prima mía- con una figura emblemática de esa trayectoria o esa deriva, no otro que Roger Garaudy, icono fetiche en el inmediato pos-concilio del cristianismo filo-marxista y
convertido al Islam a principios de los ochenta -ante el desconcierto y frustración y desencanto (nota bene) de numerosos de sus adeptos y partidarios- con el que me reuní a principios del ochenta y siete en Córdoba en el marco de un congreso de las Religiones del Libro patrocinado por él, que se celebró por entonces en la capital andaluza y tuvo como escenario la torre romano/musulmana de la Calahorra, justo antes (nota bene) de emprender mi expatriación en Bélgica (…) Y no lo seguí sin duda porque ese camino no era el mío, el que mejor me iba o se me ajustaba quiero decir, aunque me crucé no obstante con el otro/itinerario, (convergente con él) lo que convengo en llamar la pista –de conversión al Islam- neo- nazi o fascista (o neofascista) Un camino o vía que tampoco segui pero que llamó mi atención y no dejé de observarla de lejos –al borde cde la fascinación- dudando siempre no obstante en seguirla como rumbo o guía y era (me doy cuenta ahora) un deber (sagrado) de memoria el que me frenaba, la memoria de la Reconquista (….)
Una de mis lecturas favoritas -como un libro de horas (en una edición muy parecida, justo anterior)- el tiempo que estuve preso (en la cárcel portuguesa). ¿Islam cristianizado o “cristianizable”? Más un voto piadoso –en el reverendo/Asín Palacios- que otra cosa- En él y en los medios patriotas de aquella España y de aquella época.(años cincuenta y principios de los sesenta) Arrumbados como sea -los auores y esa obra- al trasto de los cuartos viejos tras la irrupción a escala mundial del islamismo (“integrista”) a finales de los setenta, que ignoraban olímpicamente a Ibn Arabi y le preferían –y contraponían- a todas luces a su (casi) contemporáneo Ibn Taymiyyá, autoridad o referente supremo entre los Hermanos Musulmanes, canonista (o jurisconsulto) coránico riguroso y rigorista en extremo y predicador inflamado de la Guerra Santa en la Península. ADDENDA Discípulo fervoroso de este último lo era un profesor de la Universidad Católica de Lovaina que conocí –a finales de los noventa- haciendo (yo) auto-stop, y que mostró una fuerte animosidad y resentimiento y aversión al pasado español de los Países Bajos, el rato de nuestra conversación. Poco después –tras venir a saber quien era- , protagonizó un fuerte escándalo, justificando (abiertamente) por cuenta de las doctrinas de Ibn-Taymiyyá el asesinato de toda una comunidad de padres blancos en Argelia (durante la guerra cvil), lo que le llevo a salir de la dicha Universidad
Y entre los nombres (y apellidos) que gravitaban o revolteaban en esa vía de iniciación -y en esa pista nazi o neonazi que a aquella conduciría- figura muy en primera fila el de René Guénon, un autor maldito a fuer de incorrecto y aque por eso mismo a la vez me espantaba y me atraía (…) Y siguiendo ahora en la red un debate en la Red –en el marco de las emisiones y publicaciones del movimiento (intelectual) francés de la Nouvelle Droite caigo de golpe en la cuenta ante mi gran sorpresa que no me era como lo penséis hasta hoy un (más o menos ) ilustre desconocido, sino mucho mas familiar de mis estudios y de mis lecturas a mi paso por las universidades belgas y que era yo mas impuesto de lo que (humilde o acomplejadamente) me pensaba en los medios de investigación académica y universitaria (Recherche scientifique) Y no exagero ni peco de jactancia o de presunción tampoco, y es por haber seguido una de las mas rigurosas disciplinas –la de Historia de las Religiones (¡Augusta Señora!) - en la que aquel nombre, blanco de un riguroso tabú (del que sólo hoy también caigo cabalmente en la cuenta) brillaba (escandalosamente) por su ausencia y en la que se erige hoy en cambio en autoridad indiscutible, sino en Bélgica que no lo sé- sí al menos en Francia como en Suiza (…)–en España (confieso )tras tantos años de expatriación, no lo sé tampoco. (continúa)
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