sábado, junio 08, 2024

BONITO, MI MADRID


El libro que nos faltaba, como lo anuncia (sin exageración) su presentación editorial: el de una memoria inédita « española » de la Colaboración en Francia, y del Paris -subterráneo, « sin luz ») de la Ocupación 

Estaba bonito Madrid tras mis largos años de expatriación, y tras esas pasadas (sic) de los que decían que no la iba a reconocer ni D…o sea « ni la madre que la parió ». Bonita y de un calor agobiante en su Gran Vía populosa que yo me no dejo nunca (como un rito, y un baño de multitud ) de recorrerme a pie a cada viaje (a solas), de arriba abajo hasta Princesa desde la (umbraliana)  Plaza del Callao. Y en sus terrazas a abarrotar ayer de gente -mayormente de turistas-, de ese Madrid de (media) noche que tanto nos envidian en la Europa triste y gris (y no menos bella, a fuer de europea, que todo hay que decir) Como un rito también el tomarle el pulso y la temperatura en su actualidad periodística y literaria, y en su bullicio callejero en sus bares y en sus calles dándome una vuelta por mi barrio -el de Argüelles, no muy lejos ni muy cerca tampoco del de Chamberí (…) sin ánimo de faltar ni de entrar al trapo de polémicas (enfermas) ay de  mí! « !PSOE tr…, ni obrero ni español! » oí gritar en Marqués de Urquijo esquina Ferraz a donde llegué en mi garbeo, de pura casualidad y sin la menor intención, mi palabra de honor, y por todo ello, más significativo y revelador. Entre el ondeo al calor de la noche, como acogiendo a vehículos y viandantes, de la bandera del toro de Osborne, que me intriga un poco y me deja un pelín perplejo (lo confieso) sin causarme no obstante ni rubor ni desazón.  

Y mi pase (obligado) en revista a la galería de novedades y best-sellers del momento, entre ellos (faltaría) dirán algunos aquí, uno sobre la « segunda » (a fuer de interminable) guerra civil (del 36) y otro, faltaría más sobre la II Guerra Mundial. El primero, con un extremo a fuer de inédito, revelador, sobre la incursión del maquis en el Valle de Arán, de lo que estuvo en un tris de llevar a la internalización, léase a una guerra con Francia (tras la Libération),  por culpa del proyecto malogrado de «  Ejército de los Pirineos », que el general Dávila tras su nombramiento de ministro del Ejército,  consiguió abortar al decir del autor, familiar  de aquél. En lo que se nos antoja (como sea) un botón de muestra más de lo que venimos sin pausa ni descanso defendiendo en este blog -contra el enfoque (como una Doxa en historiografía) de PÍO MOA y de STANLEY PAYNE- de la guerra civil española como un capítulo o episodio más de la II Guerra Mundial

Y otro botón de muestra de ese postulado irrebatible igual que una intuición, lo es el otro título del que aquí hago mención como novedad editorial en Madrid, a saber, una novela histórica en su primera parte (por lo que anuncian) y a su vez, relato de ficción (o autoficción) de Juan Manuel de PRADA, que no viene a traducir más que una memoria/histórica española (sic), en una óptica visual y ficticia a la vez, de un inconfundible toque umbraliano como no cabía menos de esperar en quien fue -antes de su sonada ruptura- un aventajado discípulo de aquél ( en el vestir y en el peinar, al decir de algunos, y no sólo en el escribir)  Memoria española semi/enterrada por una historiografia política e históricamente correcta y por lo dictados y ucases de la Prensa (oficial) y de la Propaganda, de Francia bajo la Ocupación y de uno de sus capítulos más cruciales, y que más eché en falta o de menos en este blog, en la visión retrospectiva que me dio mi paso por el seminario (tradicionalista) de Ecône, y que el autor del libro referido viene puntualmente a abordar -con genio literario indiscutible y rara erudición- como un remedo a una (imperdonable) omisión (…) A saber, la de « la otra » Francia, que aparece retratada en el marco ambiental de la obra, de Paris bajo la Ocupación (continuará) …/…

…/…Memoria biográfica a la vez sobre los nombres propios -casos contados- que surcan sigilosos el artículo, como un hilo conductor. El de PICASSO para comenzar, sometido a un escrutinio estrecho y a un juicio artístico y poético francamente demoledor. De un protegido -lo que todos ya sabíamos- de las autoridades alemanas de ocupación y de un niño mimado -lo que no oí ni leí hasta hoy- del Innombrable que le reservo hasta hoy su (inalterable) trato de favor. Y de su célebre cuadro de Guernica que en esta obra se ve fruto de un simple juego de dados del Destino, de la más pura casualidad y a mil años luz de nuestra guerra civil, como el icono mágico -andaluz y bizantino- de una nueva religión, de la lucha de clases, y del furor iconoclasta y (sexualmente) depredador del autor del cuadro que en este libro se presenta al natural, en calzoncillos y camiseta y de un lenguaje procaz  y de un acento en extremo vulgar, todo pues en su honor y en su (fuerte y penetrante) olor (…) Como algunos nos lo habíamos siempre (tenazmente) imaginado, sí señor. 

Y otro de los logros o aciertos de los retratos de este libro lo es el de Gregorio MARAÑÓN, como un « santo del portal » -de los de la España del Sur- laico, apóstol y profeta de la religión de los pobres y necesitados, en buen samaritano a fuer de guerracivilista y de trasgresor (…) Y cerrando el broche de nombres propios que por esas páginas desfilan, los de tres o cuatro escritores franceses, « malditos », que Dominique VENNER glosa -« cisnes negros » les llama él- en su valiosa « Historia de la Colaboración ». DRIEU-lA-ROCHELLE, BRASSILLACH, REBATET, y sobre todo CELINE, que Juan Manuel DE PRADA a su vez se permite cubrirles de las más negras tintas -de oprobio y de irrisión-, como el obligado precio de peaje, que le permite al autor verse libre de sospechas y de seguir bailando en la cuerda floja del mercado de la edición. 

Un buen libro pues (*) a la altura (o casi) del (brillante) panfleto (literario), de una Ciudad Luz « a oscuras », que se esconde entre mil ojos (sic), los de los mirones franceses o alemanes de entonces (« voyeurs »), y los propios -o de prestado-  de su autor (viejo conocido, todo menos trivial?) del dueño de este blog







La otra novedad editorial en Madrid. Lo que tuvo de prolongación en guerra asimétrica -sobre todo en guerra de espionaje e información-, y a su vez de continuación de la II Guerra Mundial, nuestra (interminable) guerra civil. Desde el maquis hasta hoy

ADDENDA

(*) no me arrepiento de lo que he escrito pero, leyendo y releyendo más en detalle y más detenido, no me resisto a expresar aquí mi (honda) decepción. A años luz el esperpento umbraIiano de esta exhibición pedantesca, de bajezas y sordideces -marca España- de (muy) mal gusto, con el tupido velo de la indagación histórica y memorística y de ostentación a tiempo y a destiempo, a fuer de ampulosa y exagerada, y a medio precio, de cultura a la venta y de prestado, y de indigesta erudición. Y botón de muestra de lo que afirmo, y clave de explicación de mi reacción un poco tardía, pillado de sorpresa, y de mi profunda decepción lo es el trato que le merece al autor la figura de César González Ruano, que sale de los retratos umbralianos, mucho mejor parado, su estampa y su buena imagen a salvo de negras leyendas, de pasto de la befa y difamación afrentosas y del deshonor, que en el libro que aquí comentamos se diría que le esta pasando factura de viejas cuentas pendientes la mala baba sin pizca de estilo de su encumbrado autor. Estampa imperecedera como la que guardo de él de mis años muy jóvenes en el encuentro fortuito, sin esperármelo en modo alguno, callejeando con una pandilla de amigos, que tuvimos él y yo,  cruzándomelo de noche, de improvisto a la salida (él) del teatro Calderon, junto al Retiro, y de la estampa imperecedera que de aquel encuentro me quedó. Alto, enjuto,  con paraguas y sombrero y una pluma de oro (me figuro) con la que cortés, amable y condescendiente me firmó el autógrafo que le pedí, sin perder la compostura en sus movimientos lo más mínimo. Como un gran señor. A años luz del guiñapo inicuo y zarapastroso, que en el libro que comentamos se acierta a dar de él. Enfermo terminal como a seguir deduje, y a las puertas de la muerte que le llegó justo después. César González Ruano, IN MEMORIAM. Él y su « escritura perpetua » En desagravio y reparación

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