Dilema fatal el que se presenta al monarca en la (imposible) situación post-electoral. Como la que presidió el manifiesto de Lausanne (19 de marzo de 1945) o años antes, la que -legitimamente- le planteó a su bisabuelo y predecesor Alfonso XIII, la Dictadura del "cirujano de hierro" La monarquia "tradicional española, o sea, fuente suprema de legitimidad
"Lausanne me legitima ante el mundo", dice Franco o le hace decir -en su Leyenda del Cesar Visionario- Francisco Umbral. Un tema al que habré venido prestando creciente interés en los úttimos tiempos, pero del que desconocia un detalle fundamental que ante mi sorpresa mayúscula sólo aprendo ahora navegando (con prisa) en la Red. Y es que la redaccion de un manifiesto (sic) tan poco trivial fue de la pluma (en todo o en parte) de Eugenio Vegas Latapié, preceptor privado de Don Juan Carlos (futuro rey) y fundador (durante la República) del semanario monárquico -de resonancias maurrasianas por el título y su contenido- de Acción Española. Al que conoci muy bien, como ya di cuenta de ello en este blog. Que en las tertulias dominicales a las que tuve el honor de que me invitara en su domicilio del barrio de Salamanca en los meses -fines del 83, principios del 84- que precedieron a mi marcha al seminario de Econe, no le oí (mi palabra) la menor alusión a aquel tema, como presa de un invencible pudor, o del peso quizás que le suponía asumir aquello en aquel auditorio tan poco predispuesto a lo que propugnaba el manifiesto aquél, por lo menos en la lectura retrospectiva que imponían las circunstancias de entonces, comparables a las de su redacción que es algo que tantos años transcurridos se ve hoy mucho mejor. De un escrito (al límite del panfleto) desleal y oportunista como me lo pareció entonces, a como me lo parece en cambio hoy, bote providencial salvavidas o tabla de salvación Y en ello, Franco (sagaz) vio justo -pese a las apariencias (en contra) en él que no quería ir de "reina madre" (....)- y llevaba razón. De una actualidad rabiosa pues el manifiesto de Lausanne aquél, con el que (oportunamente) se distanciaban sus mentores del régimen de entonces, "inspirado desde el principio en los sistemas totalitarios de las potencias del Eje", con un imprescindible énfasis --lo de "totalitario"- que fue la consigna a la orden entonces -y la caución (del magisterio eclesiástico) imprescindible- de tantos germanófilos (o claramente filo/nazis) de la víspera, y era del trasvase o transbordo urgente que les marcaban los acontecimientos tal como se explica -o más bien, se denuncia- en un best-seller reciente en Madrid del que me ocupé hace poco en este blog. Germanófilos (sic) como lo fueron muchos monárquicos entonces, Eugenio Vegas también? Si y no, como lo fue (antes y después) su maestro venerado y mentor ideológico (doy fe), a saber Charles Maurras, antiprusiano incandescente en la Gran Guerra y que entre Resistencia y Colaboración (después, en la II Guerra Mundial) cabe decir que no lo vio muy claro hacia el final, con el sol de poniente ya entonces -sobre todo- para el bando perdedor.
La Monarquía tradicional (sic) que en el manifiesto se invocaba y sus lemas de Paz, Concordia y Reconciliación, eran válidos entonces y se revisten de una enigmática actualidad de nuestros dias, quién lo podría negar? Y el protagonismo de la figura del pretendiente entonces -Don Juan- y de su nieto Felipe VI, monarca reinante hoy- es algo que tampoco se puede negar: de una rabiosa actualidad es cierto, a la vista de la crisis post-electoral, en la que voces se hacen oír in crescendo de la necesidad imperiosa de arbitrio real. Algo a lo que el monarca no está obligado a prestar oídos -dicho sea de pasada- si esos llamamientos no se ven acompañados del respeto mínimo que se exige para el más modesto de los súbditos y de lo que no cabe pues dispensar a la persona del monarca -caiga bien (a algunos) o caiga mal-, dicho o escrito a vuelapluma (horreur!), sin trampa ni cartón. Arbitrio egregio obligado pues? Y después de ello, a favor de uno o a favor del otro, Felipe VI? Yo ya dije que de esas cosas no entiendo. Lo que no excluye mi preferencia -la mia como la de tantos otros-, con el beneplácito y padrinazgo (nota bene) del monarca acompañando, de un (gran) Acuerdo Nacional
Y al llegar ahi los espectros de la Historia y del pasado que no pasa se ponen de nuevo (furiosos) a revoletear. Los de la Dictadura de Primo de Rivera, el cirujano de hierro (sic) como tantos lo vieron así entonces, al hilo de una tradición española -regeneracionista- tan antigua como la del liberalismo (dicho sin ánimo de faltar) Y son los que agarrotan hoy a todas luces al monarca, y son la clave de su silencio o actitud expectante en un trance tan grave y en una hora tan crucial. No entiendo mucho ya digo, pero entre una opción u otra, entre el candidato de más apoyo o el más votado, no cabe otra opción si el monarca (como es lógico) no quiere (ni puede) quemarse (o mojar) La de un Gran Acuerdo Nacional con refrendo o beneplácito real, que siente las bases de Concordia para un futuro reconciliado (y en Paz) Sobre la realidad/social del presente y sobre la memoria del pasado (que no pasa) Al precio de las leyes de memoria ( elemental). Y si no, ELECCIONES YA!!!
El fantasma que agarrota a la dinastía reinante en la crisis actual. El del "cirujano de hierro" conforme a nuestra más estricta tradición. De Legitimidad (la "proscrita" como la constitucional)
No hay comentarios:
Publicar un comentario