martes, julio 07, 2015

ESPAÑA NO ES GRECIA NO SOMOS UN PAIS DEL SUR

La vuelta al Asia inmemorial, madre patria de origen de los pueblos amerindios. Lo que simboliza ese encuentro al más alto nivel de la presidenta de la Argentina con su homologo de la República China. Salieron del paso de la suspensión de pagos de la deuda exterior con ayuda del gigante chino pero por lo que se ve no les basta. Y los que tras el desenlace del referéndum griego nos están poniendo ahora de ejemplo a la Argentina –a comenzar por el griego Tsipras- conviene que no perdieran de vista esa polaridad asiática –y por propia definición anti-europea- gravitando de cerca en todos los países de del otro lado del Atlántico que renegaron de España y de su legado, por la llamada emancipación americana que no fue otra cosa que una rebelión de signo racial, mestiza y anti-española
Estos últimos años habremos tendido culebrón de verano de memoria histórica sin falta cada año, como lo fui dejando constar en este blog, este año en cambio me temo que estamos asistiendo claramente a un desenterrar del hacha de guerra tras los cambios producidos en la geografía política española tras las elecciones del pasado 25 de mayo.

Y es precisamente a eso –a un tam-tam de tambores guerra- a lo que suena ahora el reabrir el tema de la memoria, el de la aplicación al cien por cien (sic) de la ley funesta e inaplicable justo al día siguiente del referéndum griego y del anuncio de su resultado acogido con la mayor euforia por la izquierda posmarxista a la izquierda de la izquierda un poco por todas partes, y en particular entre españoles.

Y es por parte de la nueva alcaldesa (rojelia) de Madrid, que pone ahora en la mirilla de blanco de su ofensiva guerracivilista ciertas reliquias del callejero anterior a la transición aun sobrevivientes y claramente evocadoras de la memoria de los vencedores –léase el bando nacional- de la guerra civil el 36 (al 39)

Y entre aquellas, la calle del capitán Haya -junto al Bernabéu-, un nombre de especial resonancia para el que esto escribe, nacido y crecido en el seno del estamento castrense, el arma de aviación en concreto, y es por formar parte (aquel) del trio estelar de ases de la aviación nacional de cuando la aguerra civil española -García Morato, el capitán Haya y Ramón Franco- que brillaban y lo siguen haciendo de un brillo de estrellas rutilantes en el cielo de la memoria infantil del que esto escribe. De las declaraciones de la nueva alcaldesa se desprende no obstante que no parece tomarse las nuevas defenestraciones a la vista con muchas prisas y que tiene otros pollos más urgentes que pelar por el momento.
La calle del General Yagüe (distrito de Tetuán), una de las últimas reliquias del callejero madrileño de antes y de después de la transición política, amenazada de desaparición inminente junto con las del General Dávila (Moncloa) y del Capitán Haya (Chamartín) todas ellas nota bene sitas en el Madrid Norte (o zona nacional): más de la mitad en extensión del casco urbano madrileño -y mucho más que eso en densidad demográfica-, que no votó a la Carmena, y que a no dudar le plantea los mayores retos al celo guerra civilista de la alcaldesa (rojelia) Ni que decir tiene que es el Madrid con el que más se identifica el madrileño de Argüelles (Moncloa) que esto escribe
El gato escaldado que esto escribe no se lo cree del todo desde luego. Lo ideológico fue siempre prioritario entre la izquierda española, lo fue ya antes de la guerra civil y lo seguiría siendo al menos desde los tiempos de José Luis Zapatero que dio pruebas abundantes de ello. Y lo histórico –a lo memorístico me refiero- sigue siendo ideológico por partida doble entre los celadores y propagandistas de la memoria de los vencidos (del 39)

Guerra de memorias de telón de fondo de otra más cruenta que sin duda se avecina, la que amenaza con recrudecerse a medida que se acerque la fecha de las elecciones generales –en la encrucijada de todos nuestros peligros- el próximo mes de noviembre. Un horizonte cargado de negros nubarrones y surcado de negrísimos presagios para españoles como lo demuestra el desenlace del referéndum griego y como lo ilustra el optimismo papanatas de algunos en relación con Pablo Iglesias y con el ascenso de Podemos.

Y me viene de pronto a la mente –¿por qué será?- lo que escribía recientemente el escritor y periodista Juan Manuel de Prada sobre Podemos y su líder y militantes, que según él se dejan guiar por principios y no por intereses por muy errados que aquellos se vean, lo que parece encajar perfectamente en el clisé clerical que arrastramos los españoles de nuestro bagaje religioso de signo católico apostólico y romano.

Pablo Iglesias, así suena el mensaje subliminal subyacente en el artículo de De Prada, está profundamente equivocado, pero es rescatable por que se guía por principios en los que cree. Sobreentendido o a modo de corolario o moraleja inevitable: ya se encargará de rescatarlo o de redimirlo –o de (re) bautizarlo o de reconciliarlo con la iglesia- el papa argentino, adalid de una nueva lucha de clases de fondo religioso a escala del planeta.
Las esposas (en éxtasis) del vicario de cristo en Corea del Sur, país en donde acaba de estar de visita. Los españoles, que esperen todavía un poco. ¿Vendrá el papa argentino (o ítalo/argentino) a España algún día, la Nación a la que su país de nacimiento o adopción le debe su catolicismo? Me permito el dudarlo. Como sea, está clara la apuesta papal por los países de un Sur cultural o socio/cultural en detrimento y en menoscabo de Europa y de la civilización europea. Lo que habrá venido a dar alas al desafío antieuropeo (o anti-occidental) –por cuenta de una Europa (proletaria) “del Sur- de los griegos de Syriza y de sus aliados de Podemos en España
Grecia no es España, lo dije y lo mantengo y si es cierto que tanto ellos como nosotros nos circunscribimos dentro de lo qu se puede llamar la civilización –o sub civilización europea mediterránea (católico mediterránea la llamaba Drieu-La-Rochelle sin mencionar a Grecia pero no menos omnipresente en su análisis)- no es menos cierto que un enfoque Norte-Sur como el que están propiciando y auspiciando los griegos de Syriza y a sus ancas los de Podemos en España y como lo pregonó Pablo Iglesias en el Parlamento Europeo -de naciones dominantes contra naciones proletarias- y como lo viene haciendo en un mensaje de muchos más altos vuelos –y a escala del planeta- el papa argentino es algo en lo que no nos reconocemos ni conseguimos encuadrarnos o situarnos muchos españoles. Como no lo logramos -o no del todo- en el análisis (racial) joseantoniano de nuestra historia contemporánea a base de oponer lo germano y lo berebere (…)

Y es algo que nos separa (además) de recientes análisis de Pío Moa –del último de los suyos, me apresuro a apostillar-, del que acabo de ver unos comentarios recientes que parece desentonar (por la claridad) de otros suyos anteriores sobre el tema a los que ya me refería en recientes entradas.

Y me refiero a su alusión al caso argentino al que parecía (digo que parecía) prestar un valor de ejemplo para otro países (España incluida) Los argentinos salieron del paso (un decir) –con los resultados a la vista- de la suspensión del pago de la deuda, gracias a la ayuda de los países emergentes y en especial del gigante chino. Lo que no deja de ser significativo en extremo, y es de esa polaridad asiática (de origen) de las civilizaciones indias precolombinas que lleva a los países que se emanciparon del Imperio español en lo que cobro todos los visos de una rebelión mestiza (anti-española) –a unos sin duda más que otros- a una vuelta a los orígenes asiáticos de los amerindios.

Lo que viene a confirmar el drama o la tesitura no poco trágica de sus elites hispanas desgarradas entre esa doble polaridad asiática y europea de los pueblos y naciones en los que se ven inmersos como en estado de cautiverio (existencial) Es lo que me vino a la mente en un encuentro fugaz hace pocos días aquí en Bruselas con un viejo conocido, uruguayo con el que trabé conocimiento en mis andanzas del otro lado del Atlántico hace ya tantos años, que evocó delante de mí a modo de excusa –como por un repentino escrúpulo de conciencia- un racismo (sic) del que temía adolecer en los juicios sobre España y en particular sobre españoles–a cuento de personas y asociaciones conocidos de antiguo de él como de mí- que estaba vertiendo delante mía, él que a todas luces era descendiente de españoles (amén tal vez de otros orígenes varios, europeos) sin mezcla ni una gota de sangre india (por las apariencias) Un racismo anti-español aunque solo sea en un plano tendencial entre las élites europeas (de origen) de países –representativos de esos países del Sur que el papa argentino ve cargados de promesas- que se rebelaron y rompieron sus lazos de sangre con España. ¿Cómo se come eso, como se explica?

El que esto escribe desde luego no le ve otra explicación que ese racismo anti-español que triunfó con la independencia de aquellos países y su ruptura con la madre patria, de la que de una manera u otra renegaron. Y ese es –en parte- el bloque de países del Sur que tanto viene enalteciendo en sus discursos y alocuciones el papa argentino y que se ve galvanizado ahora con el triunfo del no en el referéndum griego patrocinado por el gobierno de Syriza? Si es así, apaga y vámonos, para expresarlo de forma lo más castiza posible. No les deseamos mal a los griegos, lo dije y lo repito. Y sin dejar de pensar –como tantos lo piensan- que son ellos mismos (co) responsables en parte de sus desgracias, no deseamos su salida del euro.

En el nombre de lo mucho que nos une, que es grosso modo lo contrario de lo que vienen ahora a encarnar o a simbolizar el líder que acaban de plebiscitar los griegos ahora. No les deseamos mal alguno pero tampoco endiosarlos o incensarlos como algunos están haciendo ahora, a costa de seguir yendo de primos por la vide y de seguir teniendo que prestarles (sin esperanza razonable de devolución alguna)

Grecia no es España, ya digo y para comenzar no lo es en el plano de las realidades económicas. Grecia es hoy por hoy un país con una economía por los suelos, ficticia, de abajo a arriba quebrantada. Y España no lo es. Digan lo que digan o griten lo que griten Pablo Iglesias y sus comparsas

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