¿Alianza nacional/bolchevique -al calor del triunfo de la izquierda radical en el referéndum griego- en el parlamento europeo y en política griega y francesa (y española)? Como sea, Marine Le Pen habrá dado la nota en el espectro político de la UE –como la dio tras la llegada al poder de Syriza- saludando ahora (alborozada) el triunfo del no en el referéndum griego con lo que viene a confirmar denuncias –del fundador del partido Jean Marie le Pen y de otros muchos- del escoramiento del Frente Nacional hacia la izquierda de la mano del actual vicepresidente de partido de una trayectoria ideológica de lo más ambigua e imprecisa (a la medida sin duda de lo ambiguo del personaje) ¿Algo más que eso? ¿Un eco de la memoria histórica de los vencidos de la guerra civil griega en alguien como Marine le Pen, descendiente de griegos inmigrantes nota bene en Francia- por la rama materna en un caso comparable -en relación con la guerra civil española- con el de Pablo Iglesias? La hipótesis se reviste de la mayor actualidad no me digan. Con el guiño –de último minuto- de Tsipras en favor de la francesa, anunciando la formación de un Frente Nacional (sic) en Grecia en otro eco de la memoria de la guerra civil griega (1946-1949)El referéndum griego se salda por un no, y a la nueva alcaldesa (ex comunista) de Madrid le falta tiempo para apretar el acelerador en el tema de la Memoria Histórica. ¡La que nos espera! Que nadie se engañe ni se confunda: no cambio un ápice mi postura en el caso griego tras el resultado del referéndum, que me diga sí que cambio o digamos que renuncio, no cuanto al fondo, pero sí a algunos de los prismas o puntos de vista que mantuve hasta ahora en el tema.
Y me refiero en particular a las posturas y análisis de los griegos de Amanecer Dorado que me sirvieron hasta ahora –humildemente lo confieso- de referencia en el tema. Me he pasado meses (más de un año y más de dos) drogándome a diario –no le encuentro otra expresión-, de día y de noche con los himnos y las marchas que circulan por internet del movimiento Amanecer Dorado. A partir de ahora desconecto. Temporalmente al menos, en espera de ver más claro al respecto.
El resultado del referéndum griego –si hay que creer a la fiabilidad completa de los resultados oficiales- se salda sobre todo por una (electrizante) victoria personal del actual jefe de gobierno de izquierda radical Tsipras que saludaba ayer (otra vez) puño en alto –tras conocerse los resultados del referéndum- a la multitud enfervorizada por si cabían dudas que pudiera fallarle en tamaña encrucijada la memoria.
Ese es un dato insoslayable en la política griega y en los análisis de geopolítica del continente europeo a partir de ahora. Los griegos tienen izquierda radical (neo estaliniana) para rato. Que a fe mía que no se me ocurre otro comparación de la victoria de guerra psicológica tan transcendente que el líder (pos) comunista griego se apuntó ayer, que la del triunfo del presidente marxista de Chile Salvador Allende y su eslogan electoral de socialismo con rostro humano, que hizo soñar (y babear) a tantos entonces a escala del planeta.
Aquello acabó como acabó, y a fe mía que no sé cómo acabará el experimento griego de izquierda radical en curso que cobra nuevos impulsos tras el referéndum de ayer domingo pero desde ya (como decían los rojelios de mi tiempo) cabe hacer balance y sacar las conclusiones que se imponen. Entre ellas, el papel de comparsas –importante sin duda pero no menos subalterno- de Amanecer Dorado en el acto de la tragedia griega que se escenificó ayer en Grecia. Se imponía la abstención en el referéndum, eso está claro. Lo que no habría obligado al movimiento nacionalista a renunciar y menos a traicionar su programa o ideario.
Ahora en cambio –tras el resultado de ayer y de que dirigentes emblemáticos de Amanecer Dorado entre ellos su portavoz (Kassidiaris) pidieran claramente el voto a favor del no- las dudas surgen irremediablemente si el no resuelto a la troika, que presidió el auge meteórico de los nacionalistas griegos de Amanecer Dorado en la palestra de la política griega, no escondía un acuerdo subyacente implícito al menos con la izquierda radical anti-sistema. Porque está claro que a los ojos de la opinión publica tanto en Grecia como fuera de ella van de compañeros de viaje unos y otros en lo sucesivo (…)
Conozco mal la historia griega contemporánea, en un reflejo sin duda –humildemente lo confieso- de lo mal que la conocen el conjunto de los españoles y sobre todo de lo poco divulgado que se encuentra en España de antiguo, en la historiografía. En mis años universitarios se me quedo grabada una alusión de Ricardo de la Cierva a la guerra civil griega y a las semblanzas y analogías (deslumbrantes) que le parecía ofrecer con la guerra civil español pero era un comentario de pasada apenas en una biografía suya sobre Franco publicada por entregas en la prensa de entonces (creo que en el diario Alcázar) Tampoco conozco muy en detalle la historia o si se prefiere la intra-historia del régimen de los coroneles capaz de dar cuenta la irrupción de aquellos y de su caída años después (tan estrepitosa)
Tampoco sé mucho del protagonismo griego y en particular de Amanecer Dorado o grupos afines en las guerras de los Balcanes de los años noventa en las que tomaron claramente partido como el conjunto de los griegos –Ortodoxia obliga- por la causa de los serbios en un caso atípico en el conjunto de los países de la UE, como lo fue sin duda el del autor de estas líneas que también sostuvo la causa de los serbios, como aquí todos ya saben. Y si alguien duda que se lo pregunten al embajador de Milosevic entonces en Bruselas que me mandó un acuse de recibo del mensaje (de apoyo) que le mandé -contra los bombardeos de Belgrado al mando del socialista español Solana-, de lo más correcto y amable y deferente.
Y es lastima porque tal vez ello nos daría la clave de esa alianza tacita que parece haberse sellado ahora entre la izquierda radical de Syriza y los nacionalistas (“neonazis”) de Amanecer Dorado –aunque estos lo nieguen- que podría hundir sus raíces en la guerra civil griega, telón de fondo omnipresente del referéndum de ayer como lo insinúan en sus ediciones de hoy ciertos medios tanto en lengua francesa como española tras el desenlace de la consulta.
Y es asi si se tiene en cuenta un dato de la historia de la guerra civil (entre griegos) a saber el éxodo masivo al final de los vencidos del conflicto aquél en países balcánicos de régimen comunista (entonces) como ya lo subrayé en entradas recientes, en particular en la Yugoeslavia de Tito, el principal aliado de las guerrillas del comunista Marcos durante la guerra civil después de que Stalin les dejara en la estacada por cuenta del tratado de Yalta que mantenía a Grecia en la esfera occidental (y británica)
Y por aquello de que por el hilo se saca el ovillo me viene a la mente un dato que leí lo primeros tiempos de la irrupción de Amanecer Dorado en primera plano de la prensa global hace unos tres años que el partido nacionalista griego le había cogido prestado su nombre a una sociedad secreta británica de tipo masónico.
No cazo brujas, me curo en salud de inmediato, no soy un conspiranoico anti-masónico ni mucho menos, estoy tratando aquí solamente de atar cabos sueltos en una indagación personal que brindo aquí a mis lectores en el interés de todos, y por el bien de España y de su futuro (a largo como a corto plazo) ¿Hasta qué punto una hiptética y verosímil (amén de episódica) colaboración entre nacionalistas de derechas y antiguos comunistas de los tiempos de la guerra civil griega –kukués les dicen los griegos, de KK (siglas del partido comunista griego) pronunciado ku-kú en su lengua- refugiados en los países balcánicos tras la derrota en la guerra civil- selló una nueva alianza de signo nacional/bolchevique que algunos en España parecen propiciar e invocar a la vez las horas que corren tratando de justificar su entusiasmo por Podemos y por su líder?
Aquí ya me hizo eco con perplejidad en una entrada reciente de la opinión descalificatoria del régimen de los coroneles –o por lo menos de su principal figura el coronel Papadopoulos, muerto en prisión tras treinta año de cautiverio sin haber alcanzado perdón alguno del régimen democrático- que emitió delante mía –y en presencia de testigos- el asistente parlamentario de un euro diputado de Amanecer Dorado hace pocos días en una reunión publica en Bruselas. ¿Acaso una alianza nacional bolchevique en los Balcanes –en la década de los noventa- acabó llevando a los griegos de Amanecer Dorado y en particular a su líder supremo Michaloliakos a revisar –y claramente a sacrificar- al figura del coronel Papadopoulos del que fue notorio partidario?
La pregunta (de lo más pertinente) se admite. Porque lo que está claro es que al día siguiente de la victoria del No en el referéndum griego de ayer, el triunfo de la memoria anti-fascista de los tiempos de la lucha contra el régimen de los coroneles resurge con más fuerza e ímpetu que nunca, por más que les pese (que no lo sé) a los de Amanecer Dorado. Y el análisis clarificador en la intención del que esto escribe pero en modo alguno concluyente deja traslucir otra gran incógnita y es la del factor ruso –la Rusia de Putin- en la escenificación de esa nueva tragedia griega.
Recientemente, un buen amigo ruso –nacido y crecido en Francia, del exilio ruso blanco de la guerra civil- al que le expresé mi convicción (ingenua, sin duda por falta de información) que la guerra civil rusa perteneciera ya a la historia e incluso a la literatura, me lo desmintió categóricamente asegurándome que la guerra civil seguía entre rusos más viva que nunca a pesar de los esfuerzos del régimen actual –y de Vladimir Putin a su cabeza (un antiguo del KGB)- por crear una memoria patriótica (fatalmente de un singo neo estaliniano) de consenso sobre aquel acontecimiento tan crucial y decisivo de la historia rusa contemporánea (en el siglo XX)
La cuadratura del círculo, o algo así me temo, el tratar de no perder el hilo conductor entre bizantinos, que no dejan de serlo sin duda tanto los griegos como los rusos –griegos y rusos de hoy me refiero-, porque ahí donde mis pista naufraga inexorablemente es en el caso de Ucrania donde los pro rusos al final –en la pura lógica del análisis que aquí esto siendo- muestran un perfil y unos rostros claramente nacional/bolcheviques, léase neo-estalinianos para dejarnos de eufemismos.
Digamos que echo mano en último recurso de un argumento de memoria historia. Ucrania fue la cuna de la nación rusa –la Pequeña Rusia (o Rus de Kiev)- como el Kósovo lo fue de la Serbia antigua (medieval y heroica) Y como Castilla lo fue de la Nación española.
De ahí no me apea nadie. De ahí no obstante, a tragarme sapos y culebras gigantes como los que se acaban de tragar (o lo parece) los de Amanecer Dorado –hasta que se me rectifique o se me desmienta llegado el caso (que a fe mía que no deseo otra cosa)- hay un largo trecho. Como decía Nuestro Señor Don Quijote, para un viaje así no necesitábamos alforjas, querido Sancho.
Y para acabar de comparsas de los neo estalinianos de Syriza, marchas e himnos a luz de las antorchas estaban de sobra por muy estéticos y subyugantes y catárticos que fueran. O de los más necesario e imprescindible según se mire. He dicho, y no me retracto ni una coma
https://yrania.wordpress.com/2015/06/19/8203/
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