¿Si lo reconozco y qué? ¡Sí
Juan, grítalo no importa!
¡Que te alimentas de mitos
Que vives en otra época!
Que tu mundo se vino abajo
Cundo a él te abrías (con sorna)
Que desde entonces cabalgas
Sin norte o meca (ni roma)
Que vives expatriado (¡oh si!),
Sin mancha (¡oh no!) ¡y a mucha honra!
¡Con mis raíces a cuestas,
las mías y además de ellas, otras!
Más antiguas, más lejanas
Más rancias y ¡sí, más próximas!
Con lo que se cumple aquello
de amar lo más lejano (¡y a ti, Tonta!)
con lo que me doblo (o así)
o valgo por dos (¡no es broma!),
por lo que por mí mismo soy
y por los que me buscan bronca
y así no te extrañe mi amor
que me fijase en ti, ¡mi Novia!,
con esa generosidad
que me ganó mil discordias,
que la magia de tus ojos
no me deje a sol ni a sombra
y aunque le resto importancia
me enardece y obsesiona
cual carga de caballería
que en el fondo mío reposa
cual poso de mi alma heroica
¡noble y pura y generosa!
que despierta de pronto en mí
la inmortal banda sonora
y al calor de la magia bruja,
la suya y tuya ¡Mi Señora!
(Y así me siento más libre
de amar aquellas que quiera,
de estirpe/azul o clase/obrera
¿Y europeas de preferencia?)
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