sábado, noviembre 21, 2020

TRUMP Y LOS SABIOS DE SIÓN (y 4)

Pittsburgh, megalópolis –junto con Filadelfia- del estado de Pensilvania, donde se deciden las elecciones USA. En la reciente visita (pre-electoral) allí de Donald Trump, una influyente asociación judía se negó a darle la bienvenida, pidiéndole mas firmeza contra “el nacionalismo blanco 

Fraude a la Constitución. Lo que están tratando sibilina y sigilosa y cuidadosamente de ocultar los medios de la prensa global, por todos los medios. No es una cuestión de cifras o de matemáticas –o de informática-, no, el reto al que hace frente Donald Trump, solo contra todos -y Santiago Abascal en eso lleva razón- el presidente USA saliente (el que quieren los Sabios sacar como sea, a toda costa), sino que es la Constitución USA –no la de las surgidas de la Republica francesa- la que está en juego, la que fija a todas luces el rumbo de su estrategia postelectoral a Donald Trump, y la que llevan por montera todos los movimientos –"supremacistas" o no- que se han echado a la calle estos últimos días en su defensa, en un clamor imprevisto y en una sacudida sísmica de protesta, y es contra un funcionamiento de la maquinaria electoral tan fraudulento y de una repercusión tan escandalosa. Y confieso que me habrán hecho falta días de esfuerzo en la lectura y en el desciframiento de lo que dejan traslucir los medios al respecto, con ayuda preciosa de mis estudios antiguos de Derecho (lo reconozco), remozados hace  unos cuantos años con un repaso –en las universidades belgas- del derecho constitucional anglosajón, y en particular de su versión USA y del eco que ví que en sus fuentes (las más autorizadas) se recogían –a mi grande sorpresa- de las teorías monárquicas del vizconde De Maistre, autor incorrecto si los haya y fuera de circulación en los medios universitarios por los que yo transité (fuera, estos, de toda sospecha) 

Un equilibrio o contrapeso –checks and balances-, típicamente anglosajón frente al absolutismo monárquico –del Rey Sol- y la democracia de sufragio directo de la Revolución, de la añoranza o nostalgia (irresistibles) de lo cual traslucían claramente los escritos y formulaciones de Maurras y de la Acción Francesa (…) Lo que intentan disimular los medios a base de un cañoneo de informaciones y de entrevistas tendenciosas como la que ofrecía –páginas y más páginas- el diario el País estos últimos días- al anterior presidente afro/americano, Barak Obama (…) Pensilvania, con sus veinte grandes electores, sus grandes ciudades/colmena (Pittsburgh y Filadelfia), y su millón  medio de votos (sic) en juego, está en la mirilla de la estrategia de Donald Trump, a la que aquellos acusan de desestabilizar el sistema y deslegitimar en suma la democracia americana. Y es la clave de toda la campaña desinformación de los medios desviando a toda costa la atención de la opinión publica (como queriendo salvar desesperadamente balones fuera) antes de la encrucijada fatal –del próximo 14 de diciembre, reunión del Colegio Electoral-  focalizando sus informaciones los demás –salvo ese precisamente- de todos los sitios de conteo. Pura ilusión (en francés, “vue de l’esprit”), de un sálvese quien pueda, a la desesperada (…), que intenta ocultar a la opinión lo sutil –y tortuoso-de la estrategia postelectoral de Donald Trump y de su equipo, de pisar el terreno puramente electoral, sólo a modo de preparación o base de lanzamiento de su ofensiva en el terreno de la justicia y del Supremo USA –o Corte Suprema- y es por sus acusaciones –¿imparables?- de haberse violado la Constitución, justamente en Pensilvania, de la que los medios no hablan, o pasan como de puntillas (como quien no quiere la cosa) 

No hay mal que por bien no venga, si la deslegimitación esta vez no viene -como nos tenían tan acostumbrados- de la izquierda (…) No queremos –que conste- el hundimiento de la democracia como sistema y con el de la mayor potencia del planeta, si ello redunda en su derrota -a escala planetaria-  en la pugna que riñe con China popular) con el telón de fondo de la dicha (y dichosa) pandemia, que me diga de la guerra bacteriológica (…) Europa de los vencidos (y perdedores) lo que dicen y piensan los más exaltados partidarios de Donald Trump y de su enérgico rechazo de la emergencia sanitaria de los demás potencias, europeas (la Alemania de Merkel, y Francia de Emmanuel Macron -y España bajo Pedro Sánchez- entre ellas) Y no les falta razón. ¡No al miedo y sí a las ganas (rabiosas) de vivir!. Lo que vemos –y respiramos- en la figura de Donald Trump, por encima de izquierdas y de derechas. Y aunque –¡qué remedio!- quede la imagen (como una diosa vestal intocable) de la democracia maltrecha (…) O Felix Culpa!


Jacques Bainville, muerto en febrero del 36 (…) Historiador malogrado –por su muerte aún joven, prematura- de la escuela de Maurras y de la Acción Francesa. Un nombre que se volvió para mí familiar y me hizo (fiel) compañía, en mis lecturas (febriles) de los años que viví en el seminario de Ecône. Y que se reviste ahora de sorprendente actualidad con el revuelo –y el estruendo- mediático armado en torno al presidente Donald Trump, y al resultado (aún incierto) de las elecciones USA. Y es por el retumbante articulo de aquel -5 de enero de 1925- en el diario de aquel movimiento monárquico, en el que a seguir al advenimiento del fascismo, comparaba a Musssolini con Sila (Lucio Cornelio), el brillante general y “tirano” romano, que de su poder autoritario –en pugna con su enconado rival Cayo Mario- sacudió los cimientos de la República, con la Marcha sobre Roma, casi a veinte siglos de la “otra” (27 de octubre 1922) (…) ¿Por los mismos pasos de Sila ahora, el “republicano” Donald Trump en su negativa –perfectamente legítima- a reconocer la derrota? No lo creemos. Digan lo que digan los Sabios y a sus ancas, los medios y los sondeos. Está revelando con su actitud más bien un respeto fiel y escrupuloso –y sorprendente- a la Constitución USA –y a sus enmiendas-, el auténtico contra-poder (checks and balances) de la democracia americana, la que en el fondo admiraba y propugnaba Maurras, frente a la religión democrática -y mesiánica, judía- de la Revolución Francesa (o  como la llaman los potocolos, "la Grande Revolución") ("los secretos de su preparacion nos son bien conocidos, siendo una obra de nuestras manos", 3er Protocolo)

 

             
 

           

           

            


            

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