Anexión (Anschluss) de los Sudetes. El Führer entra (en triunfo) -30 de agosto de 1938- en la localidad de Asch, junto a Karlsbad, la capital (hoy Karlovy-Vary, tras la expulsión en el 45, al final de la II Guerra Mundial, de la población de lengua alemana, Deutschvolk) Los Sudetes son una laguna flagrante y clamorosa en la enseñanza oficial y en el sistema educativo español, agarrotados por el cuento de buenos y malos de la memoria oficial (marca España) sobre la II Guerra Mundial, sin ser capaces siquiera de localizarlos en el mapa, ignorantes –yo y muchos como yo- que no se trataba (sólo) de una región, sino (sobre todo) de un área lingüística, de lengua alemana, extendida a lo largo de la zonas fronterizas -con Alemania y con Austria- de la antigua Checoslovaquia (en sus diferentes grandes regiones de Bohemia, Moravia, y Rutenia y Eslovaquia) Laguna inexcusable a la vez. Porque por ahí empezó todo: los orígenes (lo mas prístinos) del nacionalsocialismo –y del NSDAP-, y porque fue uno los casus belli –junto con Danzig- de la II Guerra Mundial
Teschen –en polaco Cyeszyn- “el otro Danzig”, casus belli (que al final no lo fue) en la Segunda Guerra Mundial, que invoco el Mariscal Petain en la propaganda de Colaboración (y del régimen de Vichy) y en su defensa del Armisticio (que le valio su condena al final de la guerra) Nombre de una localidad –históricamente la capital del condado del mismo nombre, enclavada en la confluencia de las fronteras checa, polaca y eslovaca. Y para complicar aun más el laberinto geográfico, antiguamente –antes del desenlace de la I Guerra Mundial-. bajo dominio húngaro, como toda la Eslovaquia, bajo la monarquía bicéfala (o Imperio austro/húngaro) Los polacos, de un plumazo, simplificaron las cosas anexionándose la plaza en vísperas de la Segunda Guerra Mundial (octubre de 1938), sin la menor reacción de “la comunidad internacional” (como se dice ahora), mientras que la salvaguarda de las fronteras polacas llevó a la declaración de guerra de Francia y de Inglaterra, justo después. Y para complicar de nuevo las cosas -¿a posta?-, el mismo nombre designa actualmente dos localidades tras la partición lingüística que tuvo lugar –uno del lado checo y del lado polaco la otra- tras la Segunda Guerra Mundial, cuando las demarcaciones fronterizas en aquel enclave volvieron a su estado original (de antes de la I Guerra Mundial) Asignatura pendiente, esa, como los Sudetes, y como tantos y tantos capítulos o episodios de la II Guerra Mundial que la enseñanza oficial-desde los tiempos del régimen anterior- se dejó a deber a los españoles, y sobre todo a las nuevas generaciones. Por miedo sin duda de salirse (ni un renglón) del cuento de buenos y malos -vencedores y vencidos-que rige desde entonces, sin la menor voz discrepante o disidente, entre españoles. Versión oficial de la Segunda Guerra Mundial y entrega –por decisión de Franco- de Pierre Laval, la misma pregunta se impone: ¿tanto nos pedía la neutralidad oficiosa (o “no beligerancia”)? ¿Una actitud propia de “vencedores” (como algunos nos ven contra la más elemental evidencia? La pregunta ahí queda, Stanley Payne y Pio Moa (….) Que mi respuesta aquí todos ya la saben. Tributos o vasallajes –en el plano internacional- de nuestra derrota –política y también militar-, en el 45.
A la derecha de la foto, Monseñor Tiso, líder del estado de Eslovaquia independiente, satélite del III Reich. “Prelado de su Santidad” –de ahí su tratamiento episcopal-y no propiamente obispo, fue director de seminario, profesor del colegio de los padres escolapios de su localidad, y gozó siempre de la confianza del papa Pío XII. De una trayectoria particularmente trágica, al final de la guerra fue apresado y murió en la horca (18 de abril 1947), condenado por “crímenes de guerra” y victima a la vez de esa criatura artificial que fue la Checoslovaquia, subproducto del desmembramiento del Imperio austrohúngaro y del tratado de Trianon (4 de junio de 1920) en el marco del tratado de Versalles. En la Eslovaquia actual tras la caída del Muro, la memoria de Monseñor Tiso es objeto de rehabilitación (dentro y fuera de la Iglesia católica)(CONTINÚA)
No hay comentarios:
Publicar un comentario