La obra por la que llega el escándalo en Bélgica, que reenciende la guerra civil europea –en su capítulo de la II Guerra Mundial- en el plano de la Memoria. Y anuncia a la vez –en los garantes del Pensamiento único (política e históricamente) correcto, y en sus paniaguados (o protegidos) de los medios (universitarios) de la Investigación (Recherche) en Bélgica- un replanteamiento en profundidad de su estrategia: la polémica de las cámaras de gas y la acusación de Crimen contra la Humanidad, (discretamente) a un lado –¿quien calla otorga?-, con lo que la guerra en el Frente del Este –y el cargo (menor) de crímenes de guerra- pasa a un primer plano, y con ella el cerco de Leningrado, del que según el historiador belga (flamenco) autor de esa obra, Flamencos y Holandeses y Españoles llevan (sic) sobre su conciencia. Una hambruna a gran escala –¿como la de Stalin en Ucrania (Holodomor)?- planificada según él, por orden del Alto Mando alemán y de Hitler en persona, que habría así preferido el asedio al asalto en toda regla. ¿Pruebas? Ninguna, ni siquiera más o menos discutibles –o de pega-como el documento (fantasma) -o "protocolo"- de la conferencia de Wannsee (*) sobre la Solución Final (20 enero 1942), con el que nos atronaron (años y años) las orejas. Una alusión insoslayable como sea, a los españoles de la División Azul y a la batalla de Krasni Boor (febrero 1943) con la que aquellos permitieron a costa de ver diezmada su unidad y en gran inferioridad numérica y de armamento –en una proporción de 5000 frente a 38000 del Ejercito Rojo- frenar la operación "Estrella Polar" con la que Stalin pretendía repetir el escenario de Stalingrado. Y con lo que el asedio se vio aún prolongado casi un año (14 enero 1944) ¿Los españoles de convidado de piedra en esta nueva batalla –y su cambio de estrategia- de la guerra de memorias sobre la II Guerra Mundial? Como desde hace siglos en Bélgica, sobre todo en zona flamenca.
Tras la huellas y los pasos de la “dédiabolisation” del Frente Nacional (de Marine Le Pen) Frank Seberechts, en segundo plano en la foto, autor de la obra -“Drang naar het Oosten” (“Pulsión al Este”)- por la que viene ahora el escándalo en Bélgica sobre la II Guerra Mundial. Antiguo nacionalista flamenco –de la Volksunie, hoy N-VA- , y de confesión católico romana (faltaría) Como una ley escrita en la política belga y también en su Literatura -de la posguerra-, el ejercicio o ceremonial-litúrgico o para litúrgico del arrepentimiento y del “mea culpa” (en francés, repentance) a lo que se sienten (periódicamente) obligados por cuenta de la II Guerra Mundial los belgas/flamencos, vencidos en el 45 aunque entre ellos, los unos no lo asuman, y los otros hagan de ese mea culpa trampolín para su ascenso. ¿Exagero?: el gran patrón o padrino (visiblemente) detrás de esta gran operación de guerra de propaganda –e intoxicación. (histórica) es el líder de la N-VA (nacionalistas flamencos tendencia “moderada”) , Bart de Wever (a la derecha en la foto) –historiador de formación (él como su hermano, Bruno de Wever) , ministro en el anterior gobierno y protagonista principalísimo de la (larga) crisis política por la que atraviesa el país. Y valedor principal aquí (nota bene) del separatista Puigdemont y de la independencia de Cataluña (…) Que por lo visto quiere hacer así pagar a los españoles –o Spanjolen (como los de la División Azul)- el cerco de Leningrado. Sin bromas. El cuento de nunca acabar: compromiso histórico “a la belga” –entre Walones y Flamencos- por cuenta de los Españoles –de su pasado o de su presente- aquí en Bélgica (CONTINÚA)
* Un documento sin fecha ni firma y sin que se indique tampoco su procedencia u origen. Falso de toda evidencia
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