viernes, diciembre 06, 2019

BELLA CIAO, CIAO, CIAO, CIAO!

Bella ciao ciao (Ciao ciao!) La cancioncita (dichosa) que viene a ser el telón de fondo de este articulo el cual pretende ser un análisis serio por somero y superficial que sea, del movimiento de “las sardinas”, al que se viene prestando la mayor atención en los medios, y son las manifestaciones –mudas, silenciosas- de jóvenes indignados contra Matteo Salvini y contra su actitud de firme rechazo contra la inmigración en masa en las playas italianas, que viene a ser el ultimo y más flagrante episodio del fenómeno al que atónitos y absortos asistimos, a saber la invasión silenciosa. Aquí en este blog ya puse de manifiesto en anterior entrada la analogía de dos escenarios de la actualidad reciente y de la historia contemporánea de Italia, y lo habrán sido  el congreso -días pasados- de la Liga en Bolonia que habrá servido de detonante o de revulsivo a la eclosión de dicho movimiento de las sardinas, y el otro congreso de hace casi sesenta años del MSI en Génova (junio 1960), del que la izquierda anti-fascista a base de manifestaciones callejeras y de algaradas violentas obtuvo la prohibición forzando así a la vez un radical y profundo cambio de estrategia –a saber el abandono de la vía legal- en el movimiento misino (neofascista) Esta vez no, aunque en un tris estuvieran de ello, de forzar la prohibición o suspensión del congreso, como los videos que de aquello circulan en la red lo habrán sabido poner de manifiesto. Y ciertas instantáneas bien visibles en esas muestras gráficas así lo dejan ver, bien a las claras, como cuando las mangueras de las fuerzas del orden consiguen frenar y disolver la vanguardia de la manifestación en el preciso momento en que conseguían acceder al palacio del congreso. En un escenario semejante –también ya lo recordé aquí- al nuestro de la operación de Toma del Congreso (de Diputados), último (gran) coletazo del movimiento indignado del 15-M, que estuvieron en un tris también de desbordar el cordón del dispositivo policial, como en Italia sí estuvieron a punto también ahora aunque fallaran (estrepitosamente) en el intento. Fracaso en un caso como en el otro, (rotundo y polvoriento)


Dando lugar el primero a una agonía o extinción apagada de la racha (indignada) de manifestaciones, concentraciones y algaradas y en el otro, a una metamorfosis bien lograda -a fuer de sutil y de insidiosa-, y a un cambio radical en suma de métodos de acción y de estrategia, pero no los otros como en Génova sino ellos. Punto final pues al griterío desgarrador antifascista, a los insultos e invectivas -siempre del mismo estilo, bajo y soez-, a las banderas, a las pancartas, a los slogans guerra civilistas tan pasados de moda, y punto final sobre todo a la cancioncita aquella., y un alto y basta pues a la gimnasia insurreccional y a la amenazas (de muerte, por hipocritas e insidiosas que se vean) (...)  Lo que los medios que tanto vienen jaleando a las sardinas –y que tanto gustan de aquella- están cubriendo con cuidado de un tupido velo (…) Adiós (Ciao) Bela Ciao! hasta la vista (o hasta siempre que me diga), y que me perdonen los aficionados entusiastas que aún la cantan en España como un fetiche beligerante y guerra civilista. Y que la habrán exhumado no hace mucho como si fuera cosa suya, como si en Italia estuvieran todavía en guerra civil como asi lo estamos en España. “Franca o Spagnja purché se magna”, reza en dialecto un dicho italiano –de la región romana-, con tal de comer que más me da Francia o España, que era lo que se decía hace varios siglos a cuenta de españoles y franceses enfrascados en un reguero de guerras y conflictos en el Norte de Italia (…) Y del guerra/civilismo de algunos –muchos, pocos- españoles parece que en tratándose de encender el fuego de la guerra civil poco o igual les da hacerlo en Italia que en España. Canción yidis y gitana -de guerra civil- como lo recordé también en mi entrada.

¿Querías arroz? –otro dicho o refrán (español esta vez)- ¡tres tazas!, y lo digo a cuento de algo que me habrá sucedido aquí en Bruselas y era de un músico ambulante, gitano a todas luces, apostado con su violín en el trayecto que yo sigo por la mañana y al que me permití un rogarle –jovialmente por cierto- que dejara de tocar esa cancioncilla y en mala hora, porque desde entonces, cada vez que pasaba yo, qué digo, cada vez que de lejos me apercibía, improvisaba de prisa y corriendo sobre la marcha lo que estaba tocando hasta acabar entonando al violín la (triste) tonadilla aquella tan dichosa. “Son así” (…), me comentaba en tono de indulgencia y disculpa el vendedor de gofres (belga), junto al cual se ponia a tocar el violinista (…) Ciao Ciao, Bella ciao!, Adiós, hasta la vista. En Italia y también, eso espero, en España. El gran signo de los tiempos que hay que saber interpretar –aunque no lo haya ni intentado nadie hasta ahora- por detrás del movimiento anti-Salvini de las sardinas. Y en un sesudo editorial del diario italiano que más entusiasta tal vez con ellos –y más anti-Salvini- se habrá mostrado hasta ahora, la Repubblica- se vierte un análisis del fenómeno que mereció mi interés por lo objetivo y profundo, a primera vista.

Y es cuando dice que el movimiento de las sardinas traduce un fenómeno profundo de sociedad, espiritual más que político, y es de síntoma o botón de muestra de la soledad y aislamiento de amplios sectores de la juventud -ya no tan jóvenes- confrontados a la globalización y a la revolución informática, que los dejan –con una frecuencia in crescendo- solos y desamparados en un abrupto –y no poco patético y dramático- faz a faz con sus móviles y la pantalla de Internet (y sus cuentas digitales). Y es más que plausible esa interpretación, y es sin duda lo que explica la actitud de bajo/perfil que Salvini –el directo destinatario del movimiento de protesta- habrá decidido adoptar frente a las “sardinas”. No es óbice que el fenómeno en cuestión destapa ese otro (escandaloso) de la manipulación de la juventud por los medios. Signo (otra vez) de los tiempos. ¿Y presagio (aciago) a la vez –el de las sardinas- de tiempos y vientos de guerra? ¿Un éxito de movilización demasiado fulgurante para ser espontáneo? Se preguntan en el seno de la Liga tal y como lo recoge Le Monde (fuera de toda sospecha) Salvini en el centro de la escena como sea, mientras que el aflujo migratorio –léase la invasión-, más que amainar, arrecia. En España y en Italia. Como en Bélgica 

No hay comentarios:

Publicar un comentario