Casas blancas, cielo negro,
en mi pesadilla (qué horror!)
de alquitrán y de azabache,
contra su orla de algodon
Blanca, más blanca aún
en su piel negra, mujer,
que realza tanto esa orla,
a Ti y a ella esa canción
Irrumpiendo como lo hizo,
sin avisar, de trompicón,
en esa sala de espera
y se hizo la luz, linda flor!
Y le vi negra como ella es
blanca y luciente como el Sol,
que me distrajo y me atrajo
y mes insufló animos: me salvó!
Que hondo misterio de luz
en el gorro, Venus de color!
Que se cruzan en mi vida
raudas, cuando mas negro amaneció
en señal no se bien de qué,
de desafío (magno) de candor?
de un reir de dientes blancos
y un mirar negro? que fulgor!
y de ademanes salvajes
en el choque de culturas
y en la guerra (ay!) de razas,
salvaje tú, mujer del "pompon"!
que lo blanco es blanco
como aquel poeta cantó
como la orla de tu gorro,
mujer negra, oh qué obesión!,
que la Memoria (Señora!)
es cuestión de Sexo y de Honor
y el Olvido (de lo demás)
no es señal de desamor
que cuando le miré a ella
me olvidé de tu blancor,
de tu nariz de Cleopatra,
de tu mirar que arde, fulgor!
y al regresar de aquel vuelo
me fijé en ti de nuevo amor
como un ave de presa (eso soy:
pajaro, amor, libre y veloz)
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