Así me vi ayer deambulando
Solo en el fondo del bosque
En lo alto de una cuesta
Ni un alma (o “buenas noches”)
Explorando la ciudad desierta
-en redor duendes, fantoches-,
En la tarde de domingo
Y en todos sus alrededores
Toda una ciudad inédita
Cementerio de burgueses
Chalets, “villas” reposando
en un silencio de Muerte
Que me decían “Ven, Ven”
Llamándome por mi nombre
Y sin decidirme del todo
En aquel cruce (y sin norte)
Si debía irme de allí
O entrar a saco, de golpe,
Y llamé así al timbre (oculto)
pagando así mi billete
Sin retorno ¡ay dolor!
Mientras oía una voz: “¡sé fuerte!”
Y lo fui (se es lo que se fue)
¡Oh la magia de los bosques!
De abedules misteriosos
De voz de la Sangre (y los héroes),
De "tribunales de honor"
¡Manes de Europa y Occidente!
¡Almas de los muertos
Y de las bellas durmientes
Que fieles me acompañaron
En mi viaje hacia el Norte!
Y de todas ellas, Tú,
Blancanieves, voz silente,
Que te aparecerás tal vez
Cuando no pensaba verte
Cuando arrostre el destino
Y le mire al fin de frente
Su rostro incrédulo y divertido
Que me dirá Sí (para siempre)
Cuando dé el paso
de “remplazarte” (¡sé valiente!)
rompiendo el nudo gordiano
¡Y le rasgue, mujer alegre!
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