Como el cruce del Mar Rojo
estos domingos desiertos
De la guerra que no acaba
Entre el hastío y el desconcierto
Jalonando, mi existencia
¡Domingos de guerra (y viento)
Vacíos e interminables
Y umbríos (hasta darte miedo)!
Adiós las ganas de vivir,
De luchar y de amar, cierto
Hasta que se me hizo la luz
Y casi al final comprendí
Lo del vivir peligrosamente
Cual antídoto (del sufrir)
De ese morir lentamente
Que es para mi el vivir sin ti
Ganarte la vida, dicen,
Acertar, triunfar (o “reussir”)
¡Patrañas solo señuelos!
¡Importa más saber morir!
Imaginar mi muerte (feliz)
(Romanticismo de acero)
a su escenario final -¡Heil!-
anticipándome (alto riesgo)
Es lo que de veras cuesta
El prepararnos a ese fin
Lo que me evite sorpresas
De la Muerte traidora y vil
La muerte que escoja yo
¿Ponerme ella en mi sitio a mi?
Como el héroe a la intemperie
Que vive aun cerca de mí
Que no esperó de la Muerte, ¡Nada!
Y salio a su encuentro (fue así)
Y no a esperarla en un rincón
¡El arte de “verlas venir”!
Arte de acertar a ver, amor
Que todo gira en torno a mí,
Que cuando todos me miren
¡Te fijarás tu (amor) en mí!
(sin saber si llorar o reír) (…)
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