Explicándome a la opinión pública española tras mi autoexilio, con mis crónicas de Bruselas
lunes, agosto 12, 2019
Medicina de Tu Amor
Y sonó la hora bruja:
se aparecen los fantasmas
en la esquina (en el recuerdo)
de la esquina de mi infancia
Con luz sepia de los sueños
Y en banda sonora –¡qué extraña!-
Cuando les veo y les oigo
Desfilando tras mí en volandas
Y mientras, en mesa camilla,
Como en rebotica mágica
del baúl de recuerdos (viejos)
Hablaban de mi (¿o soñaba?)
Y al despertar, mi soledad
se siente menos, acompañada.
Y hablo y discuto con ellos
lleno de afecto y añoranza
¡Oh, Juan¡ ¡qué dura y larga
te resulta tu jornada!
Que al cabo del sufrimiento
hablar solo en ti no extraña
Que tal vez sea preciso eso
-el borde de la vesania-
Para mantenerme cuerdo
sin perder (¡no!) la Esperanza
Por el Valle de los Muertos
de la Soledad extraña
Donde me siento solo ¡y libre!
¡Rey de valles y montañas!
Y me quedo solo (ufano)
Dueño de mis nervios (y alma)
dueño a la vez de mi cuerpo
¡Dios qué campo de batalla!
Que deserté (¡ay!) hasta hoy
como en una eterna infancia,
por mi fe ciega en los médicos
Mecido en cuentos (¡sonatas!)
Tu amor, mi medicina
mi reina, !que me faltaba!
¡La medicina de tus besos,
de tu cuerpo (y de tus br.-...)! (…)
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