¡Temple que te temple Juan!
¡En la más álgida tormenta
¡De centro de las miradas
Y dentro de mil cabezas!
Tu orgullo invicto y sin tacha
Tu altivez y tu fiereza
Lo que os hicieron temidos
Blancos de un rencor...(...) -¡no ceja!-
Que me embriaga y enaltece
E inflama y no desalienta
Qu si acerté a superarla,
¡dura prueba en la hora negra!
No vivo más que para eso
auscultando y a la espera
que suene al final la hora
de la gloria y la grandeza
y precisamente ahora
cuando las balas arrecian
me pareció oír, vislumbrar
que la hora al fin se acerca
cuando se aclaren las cosas
y aparezca el guía (¿Verdad?)
al que reconocemos sin falla
que esperamos en la niebla
Si es capaz de superar
Saliendo y bien de la prueba
De aquella que yo superé
Semper idem ¿quien lo niega?
Y si Aquel infringe la "ley"
de la cárcel –¡de la selva!,
¡Peor que la de la “banlieue”!-
Señal que la hora está cerca
¡Almas en alto pues
Que nuestra vez ya llega
De la acción, del contragolpe
Del asalto y la victoria!
Con tu nombre y más en la frente
Amor, y en mi mente obsesa,
Que la hora de la lucha y de Amor
Fueron juntas ¡Ley eterna!
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