martes, noviembre 13, 2018

Poesía a la Intemperie

Voy marchando en pos de un sitio
Al manto umbrío de la noche
Que me espera allá en silencio
Que me arropa y me protege

No hay gritos ni murmullos ya,
Ni tumulto o indignación, ni roces
Y paseo solo como un rey
Solo entre elfos y entre duendes

Y me echo a dormir a mis anchas
A pierna suelta en el bosque
mientras me recojo y entro en mí
Un soplo suave siento, voces

Y me desperezo y despierto
Que hay quienes ven y me oyen
Y agudizo el oído ¿qué dicen?
¡Tchiss, tchiss, silencio, que duerme!

(Los pájaros en lo alto
Las ramas de los árboles
Las sombras que pasan raudo
Cogen ritmo, se detienen)

Y ese es mi estilo de vida
Dormir al cielo raso ¿me oyes?
Que no es panacea ¡oh no!
De una clase sólo de gente

De los que siempre me despido
Sin dejar de desearles suerte
A la luz de las estrellas,
las de los caballeros durmientes

¡Que no les despierte nadie
Que nadie ni nada altere!
¡Viajen solos por el mundo!
En busca de un camino, de un puente!

Y así veo pasar los tiempos
¡Bendito sea el tiempo agreste
y es porque él nos hace a ti y a mí,
¡más fuertes y más valientes!

De niños tiernos que éramos
Todo nervios, desfallecientes.
Nos insufla un chorro de energías,
Y nos hace mitad héroes, dioses

Que se abrirán un camino
A caballo o a vida y muerte
Y ni yo me reconozco
Lleno de fe y optimismo ¡Y temple!

Y así durmiendo y durmiendo
quedo a esperar, mujer liebre,
cuando no me queda nada,
más que una poesía a la intemperie

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