Ofrenda Viril

¡Ángel de luz, Angelito,
Me doy sólo cuenta ahora!,
Al cabo de la (honda) noche
Por la noticia (en las ondas)

Por qué de esa (gran) tristeza
De esa melancolía (honda)
Aprendiendo ahora la nueva
Mala, ¡la peor de todas!

Cuando yo sólo quería
calma ¡de una vez por todas!
Y me hundo en cambio sin falla
en el hueco de la Historia

De aquellos años (de olvido)
que brillan de risa loca
ahora y vuelven de pronto
En un desfile de sombras

Que si nuestras vidas fueron
alejándose una de otra
tu nombre y tu rostro quedaron
-¡misterio!- hondos en mi Memoria

¿Y por qué el que no olvidé
-¡que no se me va la idea!-
ni a ti ni aquellos encuentros
banales? ¡De un verano apenas!

Y es que aquel verano (oh!)
No fue un verano cualquiera
Sino lleno de presagios
Aunque no me diera cuenta

Porque riéndose anunciaba
en carcajadas siniestras
el final de un mundo/feliz
¿O es que no lo fue aquella época?

Y es lo que simboliza o encarna
-de fragancia, de inocencia-
tu rostro alegre, optimista
Tu risa de niño, traviesa

Que aún visualizo y descubro
en la foto en la Red (sepia)
Leyendo absorto tu esquela
Con la caída de las hojas

¡El hermano o el amigo fiel
-por eso esa tristeza-
que me faltó y quise tener
en la tormenta aquella (de derrota)!

Un primer/oficial (de antes)
del buque aquel -¡fina eslora!-,
de aquella Marina Mercante
aventurera y gloriosa

(Imagen de hombre adulto ¡eso me dio!,
y te ofrezco, ¡tía caprichosa!)