Instantáneas, en Brasil, del "asalto a los centros de poder" (como nos lo están vendiendo los medios de la prensa "mainstream") Escenas festivas o a lo sumo, de violencia gestual -a fuer de escandalosa-, eso y no otra cosa. A la medida de un mundo luso (o lusitano) en perpetua guerra civil (aquí como allí), pero "de brandas (blandas) costumes", al opuesto de la otra vertiente ibérica -en version al agua fuerte-, del mundo luso/hispano
Brasil. Las escenas -festivas más que otra cosa- del asalto "a los centros de poder" -el Parlamento, el Supremo Tribunal (supremo y belgierante), y el palacio presidencial de Planalto- de los partidarios de Jair Bosonaro en Brasilia me habrán divertido de lo lindo y habrán llenado el alma si no de alegría, sí de buen humor (brasilero, carioca) y es eso lo que cuenta (...) Al cesto pues los análisis agoreros de los que hoy dicen o escriben una cosa y mañana justo otra, al vaivén o al ritmo de los acontecimientos o al gusto de la opinión. No señalo a nadie y el que se pica, ya se sabe. Falsa bandera, auto/golpe de Lula o de sus partidarios, provocación calculada de los garantes del nuevo/orden global y de sus directores de orquesta? Es posible, no digo que no, y además, todo eso y mucho más que eso.
Y lo que se vierte a continuacion en este analisis y diagnóstico a quemarropa no nace sino de mi apego sincero y profundo por ese gran país que me conozco un poco, más por lo menos que los que ahora pontifican a su costa. Brasil multirracial, o más bien, más que un crisol, una ensaladera de razas desde el Nordeste ""nordestino (autóctono, mestizo) -y el Norte africano/ecuatorial (en torno a Bahía) -y el Noroeste, la Amazonia o sea-, hasta el Sur en las antipodas de todo aquello, templado de temperatura y no sólo, tal como nos lo muestran la megápolis de Sao Paulo y el espectáculo más que elocuente de sus ríos de transeúntes desbordando por sus principales plazas y arterias, y además, ese otro fenómeno, insólito, como la excepcion que confirma la regla, de (blancos) enclaves urbanos -Blumenau (estado de Santa Catalina( ...)-, como un apartheid de rostro humano (brasileiro), fruto del aflujo en su momento de italianos y alemanes, principalmente, entre la inmigracion europea.
Lula, el autóctono (aborigen) -y discípulo bien amado de San Karol Wojtila (y no lo digo yo, sino que fue en su momento la TFP, y el profesor Plinio (un respeto), de su puño y letra (...)-, y Bolsonaro -de ascendencia italiana como su nombre indica-, una rivalidad política, personal, a imagen y semejanza del dualismo etnico, histórico, geográfico, cultural -y no menos irreductible- de todo aquel extenso pais, o sea. Lo que le da su personalidad y su propia fisonomía, y su encanto y su grandeza, al punto que se ve hoy convertido -de par con los Estados Unidos- en una de las (dos) más grandes democracias del planeta. Con lo que estoy queriendo decir que lo étnico/cultural prima y no viene más que acentuar, agravar o radicalizar la crisis política del Brasil, endémica o incurable (en apariencia) Y es en la media que ello no es mas que el enésimo episodio o avatar de un fenómeno dominante y es el de la interminable guerra civil -de raíz a la vez sociocultural y socio/económica, con el transfondo espectral y omnipresente de la lucha de clases-, intrasferible al mundo (luso) hispanico. Un problema social y racial (sic) a la vez, como lo dejó (proféticamente) señalado en su diario el escritor fascista francés Drieu la Rochelle, y de lo que el botón de muestra mas emblemático lo ofrece sin duda alguna la guerra civil española (del 36).
Dicho todo lo que precede, obvio es -para los que aquí me leen- a dónde van mis preferencias. Y es para todos aquellos garantes del cordón umbilical que sigue uniendo el inmenso país -por la vía de la colonización luisada- a la civilización europea. A años luz pues, del sueño multirracial que se nos viene vendiendo sin pausa ni descanso en los medios de la prensa "mainstream" a escala del planeta. Sin excluir lo fructífero y fecundo que pueda ser una bipolaridad política, tal como la rivalidad mencionada lo indica. Y es sobre todo en la medida que no nos parece -y todos los indicios van en ese sentido- que aquello pueda degenerar hasta el punto que llegue la sangre al río. No creo, no, tal como los acontecimentos de los últimos dias -de violencia gestual (a fuer de escandalosa)- nos indican (por si no quedaban dudas) País blando -"de brandas costumes"- así es como se definen los portugueses a ellos mismos, y así es como se puede describir por oposicion o antimonia -con la versión al agua/fuerte de su vertiente hispana- al mundo lusqo/ibérico (o luso/hispano)
Y ahora, qué va a suceder? Nada o poco menos que nada, como la célebre fábula de Esopo -y de su escolio, del poeta Horacio-, del "parto de los montes". Pero no habrá hecho soplar menos entre muchos -como el que esto escribe- un viento de optimismo y de esperanza. Y eso es lo que quería hacer constar aquí, por escrito. Una esperanza pareja al desmoronamiento del mito, léase de una democracia en entredicho a seguir a los fraudes elctorales a repetición, o a los procesos electorales en entredicho de las dos mayores democracias del planeta. Crisis en Basil? Crisis de la democracia, de todo un sistema (y así van las cosas)
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