Sumar y no restar. Auguré aquí cuatro gatos. A mi gran alborozo, me equivoqué. No pude imaginar tampoco el fuerte impacto de la concentración de ayer -en defensa de los restos de Franco en el Valle-, en la prensa extranjera (sobre todo en lengua francesa) La vuelta de los viejos símbolos, y de entre ellos el saludo romano, mas fuerte –por los visos- que todos los complejos. ¡Arriba España hasta la Victoria!
No eran cuatro gatos ( o gatas) como yo me temí sino que el acto del Valle de los Caidos habrá tenido un impacto político innegable, y marca un antes y un después en nuestra vida política hipotecándole seriamente el futuro al jefe de gobierno socialista (guerra civilista y cuatrocaminero) como lo dejan claramente a entender los comentarios más que elocuentes de la prensa extranjera que en sus vaticinios referentes a España y los españoles no suelen equivocarse nunca o casi nunca. ¡Buena nueva! (casi) la mejor de todas, en estos tiempos tan surcados de sombras, de tanta bruma. Y porque me ha puesto alegre la noticia, porque me ha levantado el animo (hasta las nubes), he decidido dedicarle estas líneas. Los Vivas a Franco siguen llamando la atención de la prensa nacional y extranjera. Y siguen también –forzoso el reconocerlo- levantando ampollas, como señal de contradicción o piedra de escándalo, qué le vamos hacer. Mas vale a asumirlo que meter la cabeza del ala. Con todas las consecuencias. Es lo que concluyo de las reacciones negativas –y del boicot (¡otra vez!) que anuncian o preanuncian- a mi posicionamiento sin tapujos ni complejos en el tema, en un grupo Whatsapp de compañeros de colegio (Bachillerato y Preuniversitario)
Y es que mira por donde, sin sospéchamelo siquiera todo esto me habrá aclarado las ideas. Que estamos en la última o penúltima de las batallas de la Segunda Guerra Mundial que como la guerra civil española no se ha terminado todavía. Que estamos en guerra. De extrañar pues que a media que de ello voy cayendo en la cuenta, me declaren la guerra por todas partes, en España como en Belgica (…) Cayó en mis manos hace unos días un libro de Stanley Payne sobre la guerra civil española en el que enfoca –caso único en la historiografía en vigor en la materia-, en capitulo aparte lo que la guerra civil española tiene de guerra de propaganda. ¿Tuvo o tiene más en llamas que nunca? Y era eso a lo que estamos asistiendo a la gran batalla de la guerra de propaganda por la que la guerra civil española viene a prologar la (segunda)guerra mundial. Y de ahí –de por la magnitud del reto- la extraordinaria atención que esta concitando este tema de los restos de Franco de puertas afuera.
Presente en el acto, Don Luis Alfonso de Borbon (d’Anjou) –en el centro de la foto- biznieto de Franco y jefe de la casa real francesa (Maison de France) por la rama legitimista Conocí personalmente a su padre (primavera del 86), Alfonso de Borbon Dampierre. En Francia, poco antes de su muerte. Victima (colateral) de nuestra Transición política
Y en la guerra como en la guerra. Y lo primordial sea tal vez el desplegar bien las banderas. Y antes, el desempolvarlas, que se vean y distingan lo mas lejos posible cuanto mas altas y mas enhiestas. Y es la virtud que tienen el nombre y la efigie de Franco. Los rojos –los de hoy- ¿quieren ganar la guerra que perdieron? Pues en vez de negarse o resistirse a rendirse a la evidencia, hay que seguir riñendo el combate, “por otros medios”, como lo que es, una guerra asimétrica, y no menos guerra que todas las otras. Para que quede bien zanjado al final quiénes son los ganadores y quiénes los vencidos y quiénes los perdedores, y se deshaga de una vez al trágico malentendido del que habrán sido victima generaciones de “vencedores” (del 36) y sus descendientes, una detrás de otra. De los que ganaron el 36 y perdieron en cambio en el 45, que es lo que nos quieren hacer firmar o reconocer, lo que ellos no consintieron en conceder en la guerra del 36, ni un acta de capitulación (como en todas las guerras civiles) tan siquiera (…) Está claro lo que aquí decir estoy queriendo? ¿O tengo que ponerlo en varios idiomas? Defiendo a Franco post mortem y rindo homenaje (sincero) a su memoria, no es óbice que pienso que fue él presa de fatalidad como lo fuimos con él todos los españoles, por el error de consecuencias tan trágicas y que nos sigue pesando como losas, de su neutralidad cobarde en apariencia y desleal a fuer de oficiosa en la Segunda Guerra Mundial. Por su culpa –muy fácil de demostrar- perdió el Eje la guerra y se hundió el Nuevo Orden y dio paso al otro –el de Yalta- y a todas sus secuelas, entre ellas la invasión silenciosa –de emigración no europea a la que asistimos ahora, que esta fatalmente reencendiendo la guerra (aquella). Ese es el dato o parámetro inamovible, la constante omnipresente e ineluctable en todo análisis o comentario de actualidad que se precie sobre la política española, y sobre el desenlace de las crisis mas graves que habremos conocido en la posguerra y de la evolución del régimen anterior, que no son mas que meras secuencias o corolarios del desenlace de la guerra (aquella). Como el trasbordo ideologico de (jóvenes) generaciones y gneneraciones de descendientes de los venccedores (del 36) Si Hitler hubiera ganado la guerra el trasbordo hubiera sido igual, igual de masivo, pero justo a la inversa. ¿Hay alguien que me lo demienta? Franco pensó acaso que metiéndose debajo de las faldas de la iglesia o atrincherándose -y recluyéndose como en un torre de marfil en la península- iba a garantizar el futuro de su régimen, y de los españoles libres de hipotecas. Al contrario, el tiempo le quitó la razón –y no fue el caudillo invicto ni visionario ni profeta-, nos hipoteco el futuro sobre todo a las generaciones mas jóvenes y eso es algo que se ve quizás mejor desde fuera (….) Y este folletín o culebrón que esconde una trágica y decisiva tesitura en la que nos coloca, por el reto que tenemos que lidiar, por fuerza- no es mas que un coletazo -¡ojala que sea el ultimo!- de nuestra fatalidad histórica. Franco fue el amigo (y aliado) de Hitler. Punto. Y eso le persigue a su imagen y nos persigue a sus partidarios y devotos a sol y a sombra. Revisión –y re-ha-bi-li-ta-ción- de la figura del Innombrable , consigna urgente pues y moraleja sin moralina de esta tan grave y crucial controversia. Y es en nombre sobre todo de la voz de la sangre (sic) “que nos liga a los destinos de Europa”, y que liga para la posteridad –post mortem- a los que estuvieron juntos en la guerra En la Memoria. A buen entendedor pocas palabras sobran. Dedicado a Stanley Payne y a Pío Moa.
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