La situación es grave. Más aún que lo era –al menos como yo la ví, español residente en Bélgica- cuando aquellas campañas de prensa que pusieron de golpe –en el contexto del rechazo de la extradición de una pareja de presuntos etarras(febrero del 96) , reclamados por la justicia española- a buena parte de la opinión pública en Bélgica, psicológicamente a favor de la ETA. Se trata sólo, -se me dirá- ahora como entonces- de guerra de propaganda, entonces en Bélgica con la ETA como ahora en España con la nueva ley de la Memoria histórica, pero la Historia nos enseña que estas son sólo el preludio o la preparación o el precalentamiento –o combustión- de aquellas, y que la guerra de propaganda acompaña fatalmente –o la sigue o la precede- a la guerra a secas. Como aprendió Tomás y Valiente en la crisis aquella a sus expensas, que se vio acompañada de una grande ofensiva (terrorista) de la ETA.-, lo que pagaría con la vida. Y lo más grave de la hora es que en aquel entonces como digo el frente internacional de la guerra aquella parecía trágicamente desguarnecido. Como ocurre ahora con ese giro espectacular, imprevisto e imprevisible y preñado de peligros -que silencian escrupulosamente los medios y que ven no obstante hasta los niños- que la izquierda española liderada por el PSOE y por su actual líder Pedro Sánchez, el resucitado (como el Lázaro del Evangelio), habrá a todas luces querido imprimir al conflicto de memorias a todo arder entre españoles, como marcando el paso de simples imitadores, tras sus compañeros de viaje –los separatistas catalanes- en la crisis de Estado –y en el seno de la sociedad española (incluidos los catalanes) - que habrá desatado la crisis de Cataluña de lo cual somos testigos de primera mano en ese puesto de observación privilegiado que nos da nuestra estancia –treinta años ya- en Bélgica. Y esa internacionalización a la que mucho nos tememos que quepa augurar –tanto en el tema Cataluña como en el de la Memoria- toda clase de éxitos y de promesas (de lo que estamos viendo) es lo que cabe presagiar de esa comparación que empiezan ahora esgrimiendo –tan descaradamente- los ponentes de la nueva ley –revisionismo por revisionismo (o negacionismo)-, entre la guerra civil española y el holocausto/judío (…) Ciminalizando en definitiva toda tentativa de reivindicar una memoria nacional propia. Sin complejos de culpa. Como pretenden en Polonia. Y que me perdone Pío Moa.
Y le cito a mi pesar como escribiendo en contra mía (como preconizaba Francisco Umbral) porque todos aquí saben de la admiración que me merecen sus escritos, y todos deben saber también en qué medida suscribo las tesis que viene difundiendo y proclamando en respuesta a la nueva ley (en su Manifiesto) Con salvedades, por cierto. Y es por vislumbrar al mismo tiempo en ellos la laguna o el flanco débil y desguarnecido por donde nos pueden venir lo golpes, el fracaso y la derrota. Y lo es el de la ecuación como un postulado indemostrable y no menos irrefutable e inamovible - léase, como un mito "difícil" o "imposible de reemplazar" (así lo ve Stanley Payne fuera de toda sospecha)- entre fascismos –o nazi/fascismos- y régimen de Franco. O en otro términos, entre Segunda Guerra Mundial y guerra civil española , porque lo uno -Payne seguro que lo reconocerá- trae (fatalmente) lo otro consigo, como un colofón o una ilustración fehaciente, apodíctica, lo que no parecen querer, o -peor aún- no parecen ser capaces de admitir, la (llamada) escuela revisionista de historiadores (de nuestra guerra civil) , desde Stanley Payne –su referente extranjero mas emblemático y autorizado (por anglosajón quizás, más que otra cosa)- hasta su propagandista o difusor principal en lengua española, a saber Pío Moa: según el historiador norteamericano –y a tenor sobre todo de sus silencios tan clamorosos como flagrantes sobre el tema-, la Segunda Guerra Mundial y la guerra civil española son o se sitúan más bien a modo de compartimentos estancos, sin ninguna relación de causa a efecto –ni de modelo matricial siquiera- entre una y otra.Y punto.
Integrantes del Ejercito Armado (polaco) del Interior -Arma Kraju (A.K)-, durante la insurrección -tan heroica como irresponsable- de Varsovia (agosto, octubre 1944) (a no confundir con la del gueto, anterior), aplastada –sin piedad- por las tropas alemanas a pocos meses del final de la Segunda Guerra Mundial -con la complacencia y el visto bueno nota bene del padrecito/Stalin y ante la impotencia de Churchill que fue quien la instigó-, y sus sobrevivientes encerrados en Birkenau (¿sólo?) junto a Auschwitz. Ley de guerra. El museo que les está dedicado en el centro de Varsovia tuve ocasión de visitarlo durante mi viaje allí en "la primavera de Solidarnosc" (mayo del 81) Antinazis -o antialemanes- y anticomunistas. ¿También antisemitas? (…) Los polacos, como los franceses, alemanes y otros pueblos europeos arrastraban una tradición antisemita –de fondo cristiano (o judeocristiano)- innegable. Eso no les quita no obstante el derecho a una Memoria y al buen nombre colectivo. Sin complejos de culpa (cristianos o judeo/cristianos) Los polacos como los españoles
En los análisis que vierte en cambio en sus escritos Pío Moa, parece cono si nuestra guerra del 36 y su resultado hubiesen venido a prefigurar (proféticamente) la derrota de los nazi fascismos y la victoria de las democracias en el 45, con lo que –en una especie de juego de manos de prestidigitador –“tour de passe/passe” le dicen los franceses a eso- consigue colocar a los españoles (conceptual o teóricamente al menos) en el bando de los vencedores en el 45, escamoteándose (clamorosamente) así –en el plano intelectual al menos de la retórica periodística y de la investigación histórica- el peso (enorme, ¡abrumador!) de nuestra derrota en aquellas fechas, tal vez –dicho con ánimo de exonerarle o de disculparle en atención a la valía de sus escritos y a lo meritorio (y valiente) de su trayectoria-, por no poder en razón de su circunstancia defender la opción contraria, o por no haberla sentido nunca en sus propias carnes la pesada losa -de oprobio, de descrédito y de deshonor- como sucede (¡ay dolor!) con los españoles que residimos (largo tiempo) fuera. Viviendo o pretendiendo –sin conseguirlo nunca del todo- el vivir normalmente –léase como ciudadanos (de primera o incluso de segunda) (…) normales y corrientes- léase con propósito de integración (y no en plan turista o aventurero) por cima de los Pirineos y no en el seno de un grupo de agitación clandestino (español) como así fue con el historiador gallego, cuando vivió en Francia (en "otro país", y en “otra época”)
¿Imitación o falsificación? La ley polaca de la Memoria de reciente promulgación, se ve denunciada por el primer ministro israelí Netanhayu y a sus ancas por la prensa “mainstream” en los países occidentales, por represiva, y por falsificar (sic) la historia. ¿Cualquier parecido con la realidad (española) pura coincidencia? Nos atrevemos desde luego a conjeturar que la nueva ley española de la Memoria –con los del PSOE y su jefe/resucitado Pedro Sánchez (en la foto), bien aleccionados, asesorados y patrocinados en el plano internacional, de mentores e instigadores- habrá visto la luz al socaire y al calor de esta polémica, y con la aprobación y el visto bueno (y promesas de asistencia financiera) del gobierno israelí, estaría bueno. Moral o moraleja de la historia: cualquier respuesta a la nueva (y represiva) ley (española) de la Memoria pasa fatalmente por las horcas caudinas del contexto internacional -desfavorable- creado por esa polémíca, derivada (ipso facto) en crisis diplomática de Polonia con el gobierno israelí. En otros términos: imposible el soslayar o el ponerse/de/perfil ante el (sucio) chantaje internacional del PSOE y su actual lider esgrimiendo (insidiosamente) la amenaza de una (seria) criais diplomática con Israel (un respeto) en el tema de la Memoria histórica, como está sucediendo en Polonia. ¿De acuerdo, Pío Moa? ¿El toro por los cuernos, señor Rajoy, o a seguir haciendo de tancredos, en España y en el extranjero? Con los debidos respetos
O tal vez, en el caso del ilustre historiado norteamericano, porque sea demasiado pedir –peras al olmo- el reconocer que en una u otra cuestión se estaría equivocando de bando –él un descendiente, por razón de su nacionalidad (norteamericana), de los grandes vencedores de entonces. Equivocarse de bando, o de país (…), como le dicen a tamaña tesitura (trágica por veces) los belgas (…) Y es que si el fascismo y Franco (y su régimen) forman un binomio indisociable, no menor lo es el que forman la Segunda Guerra Mundial y la guerra civil española, ya sea vista esta última como un preludio o un mero episodio o (primer) capítulo de aquella (...) Y que me perdonen otra vez, pero yo es que no consigo verlo de otra forma ni concebir esa imposibilidad/moral de la que parecen adolecer algunos negándose a aceptar esa hipótesis a toda costa, como si haciéndola nuestra aquella supusiera ello aceptar o asumir la buena dosis de culpa histórica –o “culpa alemana” (Jasper díxit), “carga moral” la llama Pío Moa-, que aquella trae fatalmente consigo. Y es que mucho me temo que el debate se plantea a la vez en los dos terrenos, el de la memoria histórica y el de la moral -o de la ética- en política –o en filosofía de la historia, o por emplear la fórmula de Sánchez Mazas (tomada a Maurras), de “política religiosa” Con el riesgo (serio) de que embistiendo lanza en ristre en defensa de la memoria de los vencidos del 45 -en aquello en lo que podamos sentirla legítimamente nuestra y de un patrimonio común (por ser mucho más lo que nos une que nos separa en resumidas cuentas)- “no nos estemos topando –como el célebre escudero- con la iglesia”.
“La expulsión de los judíos (de 1492) abrió paso al Holocausto del III Reich” (Simon Wiesentahl, cazador de nazis, nacionales o extranjeros)
“Los edictos de limpieza de sangre –(n.d.l.r. de Isabel la Católica)- son el primer caso de racismo de Estado en la Historia Universal”, de Benzion Netanyahu (en la foto), progenitor del primer ministro israelí en la actualidad.
Con tamaño peso de la Historia -o de la Leyenda- a cuestas, ¿pueden -honestamente nos preguntamos- vivir dignamente (y libremente) españoles, en plan de igualdad, no de ciudadanos de segunda o de tercera, por cima de los Pirineos, en la Europa y en el mundo de hoy? ¿Hasta cuándo jugará la izquierda española con ventaja en el plano internacional (sobre todo en Bélgica), Señor Rajoy? Con los debidos respetos
Aunque mucho nos tememos que sea eso también mucho pedir, el que lo vean o reconozcan los que a todas luces –el que esté libre de pecado que tire la primera piedra- escogieron el paraguas protector de la santa/madre en momentos cruciales de sus vidas(…). Lo mismo que Franco buscó su salvación en los púlpito y confesionarios, en marzo del 45, logrando así salvarse él y su régimen es cierto, al precio (¡ay dolor!) de hipotecar (seriamente) el futuro a la generaciones venideras, en España o en el extranjero. En esa estamos, en la primera línea de un frente internacional en el terreno de la memoria de la guerra civil española que se está jugando efectivamente en los medios del extranjero, y tal vez más que en ellos, en los pretorios (por lo menos aquí en Bélgica) Y mucho me temo que si no nos ponemos a tiempo las pilas (como le dicen en España ahora) nos las acaben dando todas del mismo lado y acabemos perdiendo la partida –en el nombre del padre y del hijo (y de la diosa democracia)- y acabemos saliendo del trance todos mal parados: ellos (todos saben quién me refiero) perdiendo, léase envainándosela una vez mas (con perdón), como buenos capitanes de derrota-, y nosotros, con la cabeza bien alta (¡eso siempre!), y con las esposas bien puestas. Y a buen entendedor pocas palabras sobran
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