Explicándome a la opinión pública española tras mi autoexilio, con mis crónicas de Bruselas
martes, febrero 27, 2018
LO GRAVE DE LA HORA (A PÍO MOA)
lunes, febrero 26, 2018
La Hora del Destino
y oyéndolo mi alma se ensancha, ¡linda!
en pos de esos espacios sin fin
que se abren en mi vida
que me permitieron vivir,
respirar y sacudirme angustias
temores y aprensiones
que no fuera el perderte (¡nunca!)
Y cuando estás lejos
todo se vuelve bruma
y al revés cuando estás cerca
(¡más de lo que yo me creía!)
Y mientras escancio versos
pasa sigilosa y timida,
como en un reloj de arena,
la hora de nuestra cita
Y es que me equivocaba (¿o no?),
-¡y es que sí, que no caía!-
de país, de hora, de época
pero no de eacogerte a ti (¡mi vida!)
Y ahora cuando rugen tanto fuera
(¡dios peor que una marabunta!)
rumores, bulos, chismes (...)
pensando en ti todo se esfuma
me siento de pronto solo
en medio del circo (o del ruedo)
de centro de las miradas
y de entre todas, la tuya,
y me abstraigo de todo y todos,
de sus uñas (de sus críticas)
de intrigas y maniobras
y es que se acerca el día
cuando por fin volveré a verte
y todo volverá (a hurtadillas)
como un "decíamos ayer" ,
como si nada (¡dios qué pesadilla¡)
o ni eso sólo siquiera
que mi alma recuerda...y se olvida
de todo menos de ti
¡que olvidarte amor no podría!
y es que es la Hora del Destino
(que te ha fijado una cita)
domingo, febrero 25, 2018
MEMORIAS DE UN FORD T (1)
“Memorias de un Ford T, o los nietos de Dios” era el titulo de una de las novelas de Antonio Fraguas Saavedra, escritor y periodista, director general de Cinematografía y Teatro en la inmediata posguerra (a la sombra de Dionisio Ridruejo), y no otro que el padre de Antonio Fraguas De Pablo, “Forges”, que habrá sido plebiscitado ahora con ocasión de su muerte (prematura) por haber hecho reír a tantos y tantos españoles a izquierdas y a derechas colaborando en gran medida así –en apariencia al menos- al derrumbe y desmantelamiento de las trincheras heredadas de la guerra civil. Y el autor de estas líneas que le apreció (sinceramente) en vida y venera post mortem (no menos sinceramente) su memoria, la suya y de su familia, y al que nunca hizo (propiamente) reír, ni él –por tratarse (todos estarán aquí de acuerdo, los que le conocieron) de una persona a la que no se pueda calificar de cómica, sino al contrario de alguien perfectamente digno (y de semblante mayormente serio, de lo que recuerdo)-, ni sus chistes ni el conjunto de su obra-, cree honestamente –y a riesgo de desentonar (o dar la nota) del coro ditirámbico en su honor de las últimas horas- el tener algo que decir. Y es que viendo la coronación del hijo no puedo por menos de recordar y de compararla con el ostracismo y olvido (injustos), en vida o post mortem de la figura de su padre. Por culpa mayormente -se me antoja- no de un supuesta escasez o baja/calidad de su obra escrita –prolífica y brillante, bien al contrario- sino de una memoria la suya propia, de ese viejo “Ford T” que viene a querer rememorar y a simbolizar una memoria histórica bien incomoda –e inoportuna en estas horas-, la de la Falange heroica de las luchas callejeras en los años y meses que precedieron a la guerra civil. Y conjuro a cualquiera de los suyos (seguro que no habrá tal) a que me desmienta. Y es que ante el anuncio –como un desenterrar (entre tambores sioux) del hacha de guerra (civil) –o “incivil" como Forges tan demagógicamente decía- que viene ser la nueva ley (en gestación) de Memoria histórica, la mejor respuesta, por el momento al menos, nos parece situarse en el plano (estricto) de la memoria. Ponernos pues a recordar y a evocar sin tapujos ni complejos heredados de un poso de “moralina” –léase de moral judeo/cristiana- que todos los españoles (¡ay dolor!) llevamos a rastras, individualmente o en familia. Por eso, inicio aquí esta nueva serie que quiere desenterrar o aliviar lo más pesado o difícil de portar –y de recordar- de esa memoria/azul o falangista, léase de sus episodios –de violencia- más discutidos y polémicos, incluso de aquellos como el que sigue a continuación (a modo de inauguración de la serie) no solamente violentos, o si se prefiere, violentos en grado arquetípico, por ser precisamente los que dieron arranque o inicio a la espiral –mortífera- que desembocó en la guerra civil. Como sucedió con la muerte –en represalia (por el asesinato y ultraje de sus restos) del falangista Juan Cuellar- de la verdulera (en el antiguo mercado de Olavide, en Chamberí) Juanita Rico -meona además de verdulera, -y a todas luces (o el vulgo la tuvo como tal en el momento de su muerte) pariente cercana, y protegida, del entonces omnipresente y todopoderoso alcalde socialista de Madrid, el orondo Pedro (o Pedrito) Rico-, por culpa de la cual, la paciencia se acabó, y se acabó encendiendo la guerra civil. Un aviso a tiempo –reza el refrán castellano (que recordaba Umbral)- evita un ciento” Y esto es un aviso más que otra cosa. A los aprendices de brujo (de la izquierda española)
MEMORIAS DE UN FORD T (I)
(La meona que encendió la guerra civil)
Lo que sigue a continuación más que anales de historia son el testimonio (verídico) de una memoria heredada (mayormente) por la vía familiar, no se busque pues en ello enfoque crítico/histórico alguno sino el rigor (absoluto en cambio) de una memoria fiel tanto personal y visual como oral o transmitida, que habrá sobrevivido hasta hoy, al precio de mil maniobras de intimidación y de censuras. La Casa de Campo cercana al Pardo –por donde está situada la “Playa de Madrid”- donde sucedieron los “autos” objeto de este relato, era un sitio de moda, de recreo y esparcimiento de la juventud madrileña (o de una parte representativa de ella), en aquellos meses (abrasadores) que presidieron el estallido de la guerra civil- “Pasados sesenta años, la Historia se convierte en literatura", declaró Umbral al publicar su “Leyenda del César Visionario”, y no nos podría él impedir o censurar el que nuestras memorias como las suyas resulten algo noveladas a estas alturas, sin el menor menoscabo no obstante a la verdad histórica.
Hacia calor en aquella primavera del 36, señal fehaciente de lo cual lo es el que uno de los pocos testimonios orales de aquella época que a mí me llegaron por la vía de mi progenitor se vea asociado a aquella “playa” madrileña. Los "chíbirís" -con b o con uve- eran excursionistas de una especie un poco aparte, excursionistas/de/combate (que se preparaban abiertamente para “la lucha final”) Todos hemos leído -y mil veces- el relato de los hechos, de forma pormenorizada en cambio y en detalle como aquí lo acabo de reproducir, mucho menos. Porque fue eso a todas luces –lo macabro de la muerte, el ultraje del cadáver del joven falangista- lo que llevó a la decisión fatídica –por sus consecuencias- de la represalia, a una reacción –de legítima defensa- de la Falange cuyos mandos de golpe se cayeron del burro como quien dice. “Los nuestro no cayeron por odio sino por Amor”, repetía (sin parar) la Oración por los muertos de la Falange (con la que nos adoctrinaban de muy jóvenes) –de Sánchez Mazas, brazo derecho de José Antonio-, y el asesinato brutal y macabro -y de odio de clase- aquel les ponía de golpe ante la tesitura o el dilema tremendo de tener que responder a la violencia con la violencia -sin "delitos" ni "asesinatos por la espalda"- infringiendo no obstante asÍ el mandato evangélico y desoyendo sus amenazas (“quien a hierro mata a hierro muere”-que el evangelio (para esta ocasión) toma prestado a un aforismo del paganismo antiguo- “O Félix culpa!”
Y lo es porque fue una reacción o respuesta providencial que dejó abiertas las puertas a la esperanza (sic) –como lo leí alguna vez de las declaraciones de uno de los miembros de la escuadra que llevó a cabo la represalia contra Juanita Rico ( a bordo nota bene de un Ford T como el del padre de Forges, como los que pusieron de moda los señoritos/falangistas de entonces)- y sin la cual sería impensable la guerra civil, que me diga la Victoria: a partir de aquello, “el miedo (Pablo Iglesias Turrión díxit) cambió de bando”, en las calles de Madrid y alrededores (y en la Casa de Campo) Como cambió de bando en los cielos de la Península –teatro hasta entonces (como un deporte o como un juego) del terrorismo aéreo (e impune) de los rojos-, tras el bombardeo de Guernica. (Y no creo que Pío Moa me desmienta). Los pueblos que no aprenden de la historia están condenados a repetirla. Sin trampa ni cartón. Ni tapujos ni complejos tampoco
ADDENDA (12/07/2020) No me retracto ni una jota de lo que aquí precede. Una glosa -se me ocurre de pronto- se echa en falta aquí, urgente. Y es de lo que acabé leyendo después de escribir este articulo, que el infortunado Cuéllar se encontraba allí en situación y en “zona pues, de alto riesgo”, no de casualidad o por celos (de su pareja), sino siguiendo instrucciones del mando (supremo) Y era con el cometido de espionaje y seguimiento de los chíbiris de enfrente, observando así una táctica militar o paramilitar (sic) que era –por decisión del Jefe- en la que se veía embarcada (sin retorno) la Falange. Y lo que no mereció comprensión o eco ninguno entre sus visibles destinatarios -altos mandos militares- ni entre sus potenciales aliados tampoco (de la derecha de entonces). Y ante el resultado –y el espectáculo aquél-, se presentaba la disyuntiva o dilema trágico o insoslayable: el persistir en la vía o espiral de las represalias, o el replanteamiento drástico de estrategias. “Si quieren jugar a soldados, que se metan (como yo) a militares”, hace decir Umbral a Franco en su “Leyenda del Cesar Visionario”. Los pueblos que no aprenden de la Historia están condenados a repetirla. Sin comentarios
miércoles, febrero 21, 2018
¡ACTUALIZANDO YA !
Tal y omo ocurre con este articulo de hace más de tres años sobre el líder de Ciudadanos que se viene a destapar (ahora de nuevo) con su apoyo descarado a una nueva ley (en gestación) –claramente represiva, o mucho más en todo caso que la anterior- de Memoria histórica
domingo, febrero 18, 2018
Premio del Ganador
¿O será de puro blancor?
Se me ocurre el pensar
pensando en ti, dulce amor,
Y en la sombra que me rodea,
que no me vea como soy yo
Y que te acerca o te aleja (no sé)
Entre tanta zozobra y dolor
Y es que soy tan opuesto a ti o qué?
(¿Por ma-chó, o por "espagnol"?)
¿O por lo que a mi te asemejas?
¡oh rara mujer, de sombra y esplendor!
Mujer, reina de las sombras
O fantasma de la noche (¡oh!)
Pienso en ti o te busco en las nubes
Y se me van dudas (y el temblor)
Lo blanco es blanco (como tú)
Lo negro es negro (¿o no?)
Cantó un poeta hace tiempo
Pero no se refería al color
Sino a esa diferencia
La que hay entre el sí y el no
La que hace que no me des el sí
Y me digas (¡hace tanto!) que no
A lo que hace que vivas feliz
Y yo en cambio (¿qué sé yo?)
aunque vea todo de luces
y en fosforescencia (luz y calor)
Y me pongo a esperar
En tu regreso (a la de dos)
Y se me va el pesimismo,
la tristeza y el resquemor
Y sueño un alba radiante
de victoria, bajo el sol,
mientras camino a tu encuentro
¡el premio del ganador¡
(y se me va el insomnio,
la angustia y el dolor
Y todas mis ideas negras
Mientras renace con fuerza el Yo)
(El Yo mío y el de los dos, mi amor)
sábado, febrero 17, 2018
VISTAZO EN FRANCÉS
* (N. de la R.) En traducción del francés: "denuncia (o delata) a tu puerco (sic) (de hombre)"
domingo, febrero 11, 2018
Luces de la Patria
en la noche fría (¡helada!)
pasan y pasan coches, luces
como de la Patria lejana
que me hacen guiños
y se acuerdan de mí y me llaman
por mi propio nombre esta vez
¡Qué raro! suspira el alma olvidada
transida en el invierno tan largo
y enferma de (honda) añoranza
de la Patria (¡el propietario!)
en la Europa de los pueblos, de las patrias
Donde deambulo hace ya tanto
como en un buque fantasma
de cara a un mundo sombrío
al que di (y con razón!) la espalda
Hace ya tanto, sí y desde entonces
deambulo ciego, sin lámparas
en esta Odisea sin fin
en esta soledad extraña
Por un camino errado equivocado
decía Umbral (por las mañanas)
-el de la Vía Appia (Antica)-
sin perder (¡no!) la esperanza
Y de ese ciego deambular
me salvaste cierto tú, monada
Tú y tu estrella rutilante
al principio de mi jornada
El espejo en el recuerdo
de tus ojos (¡tus ojazas!)
Irrumpiendo (¡ah!) en la noche,
que de lejos me miraban
Y tu te reías muy cuca
(Con el mastín que te guardaba)
Y huías sigilosa
bajo la noche cerrada
Por el premio (o el "lotto")
sabiéndote la agraciada
Ese que yo te prometo
a cambio, mi amor, de nada
Aunque se hunda el cielo
en mi cabeza (y en mi canas)
Y las luces se me apaguen
Como me ocurrió hace nada
Que si aquellas líneas/rojas
-aquellas que a ti te cuidaban-
no se cruzan impunes (¡oh no!)
¡Brillad luces de la Patria!
Por la Via Appia Antigua (y olvidada)
viernes, febrero 09, 2018
MACERATA, O ITALIA EN LA ENCRUCIJADA
Italia en la encrucijada de caminos las horas que corren: entre la lealtad a la Identidad y a la Memoria, y las palabras y los gestos (insensatos) de un papa que se viene (obstinadamente) perfilando desde los inicios de su pontificado como un enemigo (encarnizado) de Europa (de la Europa de los pueblos y de las patrias)
Macerata , en losAbruzzos (centro de Italia, comarca de las Marcas) A pocas semanas de las elecciones italianas, una noticia de páginas de sucesos llena por sí sola el panorama de la más candente actualidad política italiana. Un joven significado por sus posturas antiinmigración -candidato en las últimas elecciones por la Liga Norte-, habrá protagonizado un episodio de violencia sangrienta –muertos y heridos- en represalias por el (salvaje asesinato) de una joven italiana. Los medios y la clase política condenan unánimes, pero encuentra en cambio mucho apoyo y ecos favorables en el seno de la sociedad italiana, y una salva de aplausos del mundo carcelario en la prisión en la que se encuentra, mientras entraba (…)
Giulio (Maria) Tam. Italiano del Alto Adigio (o más exactamente -lo recuerdo ahora- de justo al lado, de Sondrio, en la Valtelina, en los Alpes, Norte de Lombardia) Fuimos buenos amigos en el seminario de Ecône y doy fe (absolutamente) de su fidelidad a la Memoria, a la suya propia (y de su familia): a la de Italia, a la de la República Social (de Saló) y a la de la participación italiana en la guerra civil española. No reniego de mis años suizos, digan o piensen algunos lo que quieran. Eran (todos) jóvenes generosos, idealistas, buenos chicos. Como Giulio, como yo mismo (o como Richard Williamson) Franceses en su mayoría y en general de todos los países europeos. Ecône –fenómeno ideológico antes que religioso, espiritual (sic) en sentido fuerte y amplio (como lo utiliza en alguno de sus escritos Dominique Venner), inclusive lo ideológico, y pues, no exclusivamente religioso-, se me antoja hoy un barco/fantasma en el mundo aquel –de finales de los sesenta- que tal como lo presentaban los medios a un adolescente de entonces (como el que hoy esto escribe) parecía haber perdido la cabeza. “A cada cual –decía Martin Heidegger- sus héroes y sus muertos”. Y también (gloso yo), sus actos y gestos (y desplantes) (…) No es óbice que un gesto (idealista e ideológico) como el de la foto (y su estampa magnífica y señera)–que vuelve a traer al primer plano de la actualidad (italiana) el suceso de Macerata- consigue plasmar bien visible lo que anidaba en muchos subconscientes de Ecône, en el mío y en el de muchos de mis compañeros: por debajo y por detrás del corsé de clericalismo –y de moral (judeo/cristiana). o "moralina"- que lo retenía, y como que lo sofocaba
lunes, febrero 05, 2018
STALINGRADO (TRISTE) ANIVERSARIO
Stalingrado, 2 de febrero, setenta y cuatro aniversario. Setenta y cuatro años que les parecen (nos parecen) a algunos setenta y siete minutos o segundos tan siquiera, para qué seguir ignorándolo o metiendo la cabeza debajo del ala, o pretendiendo negárnoslo a nosotros mismos, o hacer como si no, como hacen algunos, como si no fuera con ellos la cosa, me refiero a la derrota y el giro catastrófico –fatal e irreversible- que aquella imprimiría al destino del mundo y al sentido de la Historia. Como si hubieran ganando entonces, los suyos me refiero, en resumidas cuentas, que de verdad que despiden un tufo irresistible e inconfundible (a vergüenza ajena) los reportajes de algunos medios españoles ditirámbicos, qué digo, totalmente apologéticos –por ejemplo los del País- ad majorem gloriam de los vencedores de entonces. ¿Hasta cuando? Siempre fue así además, siempre me pareció así, una batalla, la mas larga de la Segunda Guerra Mundial y una efemérides -la mas pesada, tan surcada de hondos enigmas, tan hondos como indescifrables- del pasado mas reciente europeo y universal- a la medida de estos inviernos largos y oscuros que me deparó la suerte aquí en Bélgica.
Como si un hecho histórico tan fatidico viniera a poner (sin falta) un colofón gris a los inviernos de aqui, por lo largos como por lo grises, bordeando la fatalidad más funesta, la más aciaga. ¿Problema el mío o problema histórico irresoluble más bien, el que aquella efemérides plantea, a todos y en particular a los españoles? El de una guerra civil –o de los Ochenta (y tantos) Años como la llamé yo- que todavía dura, y en esa misma medida, la de una Segunda Guerra Mundial que dura igual en la medida también que aquella no fue más que el prologo o el preludio o el comienzo de ésta, o ésta, si se prefiere, la continuación de aquella
domingo, febrero 04, 2018
Sol de la Esperanza
al cabo del dolor (¡quelle souffrance!)
En la noche (fría) de estrellas
Y en su más largas veladas.
Y al cabo del más largo invierno
Y de la interminable jornada
Lo que anhelo en lo más hondo,
¡El (gran) sol, de la Esperanza!
La que embarga en mí de pronto
Como una luz o llamarada
La foto de los Malditos (¡jinetes¡)
,cuatro ¡En primera (en la portada)!
Como un buen signo o presagio
Que las cosas vienen (bien) dadas
Que los tiempos –¡los vientos!- cambian
¡La buena nueva, más nada!
Anuncio del retorno/eterno
de las cosas que faltaban,
no muertas sino de cansancio
Y yo no paro de cantarlas
Son los signos de los tiempos
Luces de una nueva alborada,
Los gallos marceños (de antes)
que me hacen ponerme en danza
Que me inspiran estos versos
e insuflan fuerza en mi alma
a la hora de cantarte,
y de implorarte, mi hada
De imprimirle fuerza a mi pluma
(o a la tecla) ¡tan decaída
La pobre! entre tanto infortunio
o signo maléfico ¡Salve bruja!
Tú que sabes mejor que otras
Lo que anima el mundo (y sus intrigas),
los versos de los poetas
(Sólo esclavos de las musas)
Por eso me confío en ti,
En tu protección tan segura,
Cual un manto abrigador
Que me arropa y me cobija
Y así me duermo tranquilo
Entre tanta nube y tanta bruma
Que se van todas sigilosas
En cuanto amanece el día
Gracias a ti, todopoderosa,
A tu Amor que todo mira
O a la Fe (la misma cosa)
Que me orienta amor, me guía
Y es que pienso en ti ¡y me sonríe la vida!
(Y sale el Sol -mi amor, ¡qué obsesión!- entre idas y venidas)