La política americana es un arcano insondable para el resto del mundo, incluso para occidentales. Sólo ciertas vías de penetración insólitas, atípicas, provisionales y precarias (y efímeras) al mismo tiempo, vienen a ofrecerse a veces a espíritus inquietos y avizor, como sucede con la literatura y en particular con el genero de la novela/negra, tal y como lo ilustran las novelas de James Ellroy que aquí ya cité y comenté repetidas veces, y en unas de las cuales -de su penúltima trilogía- “Sangre vagabunda” se evocaba en clave de novela negra, subterránea (underground) el escándalo del Watergate. Un fantasma que anda ahora de lo más soliviantado desde que empezó a agudizarse el conflicto del presidente de los Estados Unidos con el recientemente destituido director del FBI que acusa directamente aquél de colusión con el enemigo, léase de inteligencia con la Rusia d Putin, durante la fase que precedió a su nombramiento de presidente de los Estados Unidos. ¿Será posible la destitución del presiente más polémico y controvertido de la historia de los Estados Unidos (en el siglo XX)?
El caso (de "impeachement") más reciente que todos invocan -el de Bill Clinton y Mónica Lewinsky- difícilmente es comparable con el genero de dificultades que esta teniendo que afrontar el inquilino de la Casa Blanca, enredado en la (pretendida) trama/rusa y que acaba se verse acusado por el New York Times (un respeto) de obstrucción a la justicia, tratando de cubrir a su protegido el general Flynn, para lo que habría pedido poner fin a la investigación que apuntaba a su estrecho colaborador al ahora destituido director del FBI. Nixon evitó el “impeachemnt” por la vía de la dimisión. ¿Donald Trump acabará acaso de igual forma? No parece probable. Nixon era un político tenaz, Trump, sin duda tan obstinado como el tiene algo “extra” además Y enemigos suyos en extremo emblemáticos -como el cofundador de Wikipedia, figura clave en el universo de Internet y de las redes sociales-, parecen tener una idea precisa del actual presidente de los Estados Unidos. “Trump es un trol -habrá declarado aquel- pero no podemos ignorarlo” Y a fe mía que no es posible, tiene razón. No parece que Donald Trump vaya a dejarse derrotar tampoco o a rendirse como hicieron Bill Clinton y Richard Nixon. Un trol -sin duda en lo que tiene de imponderable, de misterioso, de “mágico”, de atávico, telúrico e imprevisible-, no arroja la toalla nunca, y sé de lo que hablo en verdad (por experiencia propia) Y que Trump parece dispuesto a morir matando (un decir) lo ilustran las declaraciones en extremo combativas que acaba de hacer evocando la caza de brujas -léase la campaña del senador anti-comunista Joseph McCarthy en la guerra frí-a, lo que es ya (entre paréntesis) trolear un poco si se tiene en cuenta la trayectoria (de muy joven) -de notoriedad pública- de la actual mandatario USA. Y lo ilustran también recientes declaraciones del consejero de seguridad/nacional del presidente, Steve Bannon (ver foto) hoy un tanto arrinconado en la Casa Blanca, pero sin rendirse él tampoco, que acaba de arremeter contra los medios y contra el partido demócrata: “si piensan que van volver a hacerse los amos del país sin lucha alguna, están muy equivocados” ¿Destitución de Donal Trump? No para mañana desde luego, ni para pasado tampoco. Que va para largo a fe mía la lucha titanesca, cósmica, apasionante, de un trol -Donald Trump- contra los medios del mundo entero
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