Contaba Umbral en uno de sus artículos que le había dicho una vez César González Ruano, “Umbral, léase el artículo que Juan Aparicio escribe en el periódico hoy sobre mí y dígame si tengo que llamar para felicitarle o para denunciarle al juzgado de guardia” Y yo me habré sentido en una tesitura análoga ante el articulo que me dedica en su edición de hoy el diario el Pais ,(ver foto), bajo el titulo “el Español que quiso matar al papa comunista” Y digamos que bien medido y sopesado me inclino por la absolución y es por una razón muy sencilla, y es porque el titular del articulo -y también grosso modo su contenido- es algo que soy capaz de asumir, digamos que me gusta, y digamos que si se dejaran de lado el entrecomillado (de "comunista”) por la carga de ironía que presupone, me gustaría mas todavía.
No soy periodista profesional e ignoro los duendes y troles (nórdicos) que se esconden o se cuelan en sus máquinas y en sus salas de redacción, y entre los administradores de sus foros de opinión como entre los moderadores de los comentarios que suscitan sus artículos. Y prefiero echar por cuenta de aquellos y no de la dirección del diario ni de su consejo de redacción la tonalidad dominante de los comentarios que habrán merecido mi articulo y mi persona que parecen despedir a la vez un cierto tufo a censura previa (en su conjunto) No importa. Prefiero atribuirlo a una de esas tragedias intimas que arrastramos lo españoles de nuestra herencia guerra civilista.
Y en esa óptica, poner entre comillas el apelativo (o dicterio) de comunista, es lgo que cabe intepretar como venir a querer decir que el autor del entrecomillado -o sus mentores- se niega a reconocer lo verídico o creíble de esa etiqueta en los planos histórico y biográfico, y tal vez que haya que comprenderles (un poco) ¿Pedir peras al olmo el que los antiguos indignados de mayo del 68 y sus descendientes acaben reconociendo que el comunismo no era un simple fantasma en aquellos años -que fueron los de mi adolescencia- a tantos años aún de la caída del Muro?
No creo que un Jorge Verstrynge que vivió bien de cerca todo aquello -como el que esto escribe- se atrevería a desmentirme. Y de mi opinión, que me diga del juicio que me formé en su momento del papa Wojtyla -y del que no me descabalgué nunca después (hasta hoy)- lo dejo al veredicto de la historia que tal vez se pronuncie mucho antes de lo que nos imaginamos. El comunismo es ya hoy, estamos de acuerdo, un fantasma del pasado, ni mas ni menos que el peligro fascista.
Y que no fue siempre así viene a ilustrarlo el que en treinta cinco años, órganos de la prensa española de la importancia e influencia del ABC y del Pais observasen invariablemente de la forma más escrupulosa la ley del silencio impuesta -de lo alto- en torno a mi y a mi trayectoria -anterior o posterior a mi gesto de Fátima- y que no me dedicasen nunca antes artículos mínimamente objetivos sin la mas mínima intención denigratoria, como acaban de hacerlo ahora
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