PORNO ANTI-ESPAÑOL Y LEYENDA NEGRA (EN MI DEFENSA)

Porno anti-español. Escena de “La Kermesse heroica” (1935) En España -en plena República (nota bene)- se rieron también muchos con un film que nos dejaba tan deshonrados y tan por los suelos por estas tierras de los países bajos como lo habíamos estado durante siglos. Nadie o casi nadie supo ver la carga de infamia -y de insidia- que ese film de tanto éxito arrastraba. Un problema de auto estima (sic) el de los españoles, dice ahora la historiadora de la Leyenda Negra. ¡Y que lo diga! Un pueblo de violadores y de depravados sexuales tanto los monjes de hábito como los soldados de los Tercios: lo que se retrataba (de forma infmae y calumniosa) en ese film de tanto éxito y de tanta risa. Y es ese el clisé más acrisolado que arrastra la leyenda negra. Una acusación de orden sexual más que otra cosa. Y sus motivos tenía el profesor de la ULB -Universidad Libre de Bruselas- que (en el curso 1987-1988) nos daba clases de historia del Cristianismo y que denigraba (con grande inquina) el pasado español en Bélgica, haciéndonos el elogio de aquella. Chivo expiatorio el pasado español en Bélgica de los conflictos entre belgas. Las izquierdas y los liberales (de la ULB) de aquella época aplaudieron ese film porque hacía de los antepasados de los belgas gente (casi) tan ruin como lo era la imagen que en el film se daba de los españoles. Los rexistas de Degrelle y los nacionalistas flamencos en cambio lo boicotearon sañudamente, porque venía a romper la imagen iconográfica que todos ellos arrastraban de una memoria reconstruida -de origen protestante, inspirada en la leyenda negra y con todos los avales y níhil óbstat eclesiásticos habidos y por haber (nota bene)-, que hacia de los belgas, resistentes heroicos al poder español por estas tierras. ¡Tristeza!

Con pies de plomo, queridas lectoras y lectores de mi blog cuando me dispongo a dar inicio a estas líneas. Aquí ya sabéis por la entrada mas reciente de este blog en español que os remite a su vez al último de los artículos de mi blog en francés de los problemas que me veo obligado de pronto a arrostrar de resultas de acusaciones (anónimas) de orden sexual que me habrán llovido de pronto y llevado a verme infligida -ayer lunes- una sanción de prohibición de entrada por un año en la Bibliothèque “Royale” de Bruselas, de la que habré asiduo lector asiduo prácticamente desde los primeros tiempos de mi llegada a Bélgica (hace ahora treinta años)

Asumo -me curo en salud de inmediato- y estoy dispuesto como ya lo he declarado en mi blog en francés a llevar este asunto hasta las ultimas consecuencias, quiero decir hasta los tribunales belgas, caiga quien caiga, por muy encumbradas que se vean ciertas personas envueltas en este asunto (tan turbio) o por muy intocable que se sienta alguno -o alguna- de sus protagonistas Por mi cuenta y riesgo por cierto, siempre a cuerpo limpio como lo fui hasta ahora (estaréis todos de acuerdo)

Niego en bloque -¡por dios!- todas las acusaciones sibilinas, sin pruebas, en base a denuncias o testimonios anónimos y de acusaciones gratuitas o infamantes y calumniosas, de acoso sexual (sic) a saber: de flirteos (“avances”), “alusiones sexuales indeseables” (sic), (y)  “d'attouchements” -caricias, toqueteos, o manoseos, o sobeteos en traducción a gusto de la lectora o del lector- que se ven vertidas en la carta en la que se comunica la sanción firmada por el director de la Biblioteca “Royale” de Bruselas, Patrick Lefèvre.

Porno violento y Leyenda Negra. Todo un programa,qué digo, toda un pagina sin explorar de investigación histórica, arcano de nuestra memoria colectiva y fuente de creacion y pozo sin fondo de inspiración literaria al mismo tiempo. El tema de la Leyenda Negra esta de moda en España desde hace algunas semanas, a raíz de la publicación de una obra de la que ya me ocupé repetidamente en este blog -Imperiofobia y leyenda Negra- de una historiadora española antiguo becaria de la universidad de Harvard en los Estados Unidos.

Ya me extendí aquí largamente sobre esa obra importante, sobre sus aciertos e intuiciones geniales y y clarividentes, y también sobre sus lagunas, y sus lapsos más flagrantes y reveladores. Como por ejemplo, la responsabilidad suprema (abrumadora) que le cabria a la Santa Sede -léase a la Roma pontificia siglos atrás- en la eclosión de esa la leyenda infame y difamatoria. anti-española. Y tal vez por ahí quepa sin duda buscar la raíz o el origen de otra laguna no menos clamorosa de esa obra de denuncia sobre esa leyenda que siglos después nos sigue persiguiendo a los españoles (a sol y a sombra), particularmente fuera de España y por cima de los Pirineos, se quiera reconocer o no se quiera. Se den cuenta de ella o no emigrantes y sus descendientes en los medios particularmente cerrados en los se vieron particularmente inmersos-, o euro-funcionarios “en transito” como quien dice por estas tierras.

 Y es la del carácter de acusación sexual -mas que otra cosa- de la Leyenda Negra. Como se lo solté -un tanto cruda e intempestivamente, lo confieso- al escritor español Fernando Savater en na conferencia que dio en un auditorio de la ULB (Universidad Libre de Bruselas) en el año ya tan lejano de 1996 delante de un auditorio compuesto esencialmente de euro-funcionarios españoles (acompañados de algunos de sus colegas italianos) Cuando le dije que los españoles arrastramos -cuatro siglos después- una imagen de violadores en potencia por estos tierras de los Países Bajos, lo que le produjo a todas luces una reacción de vergüenza ajena (sin más)

Y en mi mente al decir aquello seguía presente algo que me ocurrió en los primeros tiempos de mi estancia en Bélgica y fue que al separarme de mi ex, la madre de mi hijo y con la que aguardé hasta hoy relación amistosa, -que fue quien me contó la anécdota-, cuando “me fui a comprar tabaco” como quien dice, sin dar cuenta por unos días de mi paradero, entre otras razones porque no tuve en ese periodo paradero fijo alguno, una de sus amigas, belga flamenca, le sugirió piadosamente que puesto que yo era español (sic) lo mejor era ir al puesto de policía mas próximo a preguntar si no había habido casos de violación (sic) en el parque cercano a nuestro domicilio (en Amberes), en las últimas horas. Como lo oís, amigos lectores y lectoras.

Y esa impresión de estar en entredicho o bajo sospecha -por español- en ciertos temas o materias, por estas tierras de los países bajos (antiguos)- me volvió a asaltar viviendo ya en Bruselas, ya separado y en tramite de divorcio, cuando dos mujeres jóvenes -belgas- que yo conocía se enzarzaron en una pelea de la que una de ellas fue a dar parte a la policía, y fue cuando salio a relucir mi nombre, lo que me valió una convocatoria fulminante en toda regla y un interrogatorio de toda un mañana extenuante y duro de soportar a cargo de tres inspectores belgas de paisano, uno de ellos, el que llevaba la voz cantante, interrumpiéndome un minuto sí y otro también con reflexiones del tipo “eso tendrá usted que explicarlo al tribunal” o “¿por que no se vuelve usted a su país” o “¿por qué no se busca usted amigas de su país, españolas?” y todo así. De lo que salí del paso derrengado, la cabeza alta y libre de cargos (estaría bueno, ¿de qué me iban a acusar si no?) Y me quedó hasta hoy por cierto la impresión, sin remedio, que si mi nacionalidad y mis orígenes hubieran sido otros, su actitud hacia mí habría sido también muy otra (...)

Novela (negra) de porno violento, la leyenda negra anti-española, aunque tal vez sea el pedir peras al olmo que una historiadora española por muy critica y de mentalidad abierta y sin prejuicios y política e históricamente incorrecta que se pretenda, sepa denunciar esa cara semioculta -de acusación de orden sexual- de aquella. Y mucho mas que en su caso, tratándose de feministas militantes -sin los níhil óbstat de los que la historiadora anteriormente mencionada a todas luces goza- como por ejemplo la escritora periodista española Rosa Montero, feminista de pro, a la que en una conferencia que dio hace ya bastantes años en Bruselas, le recordé que la palabra -con tanta carga de peyoración y de execración incluso- de macho (o de machismo) se declinaba en español en todas las lenguas del planeta, a lo que reaccionó como si fuera la primera vez que oío algo así, en toda su vida. Leyendo negra -de infamia sexual- en verdad gravitando en el contencioso en el que me habré visto envuelto en la Royale de Bruselas.

¡No toqué ni un pelo -d'un doigt- a mujer ninguna en esta Biblioteca!, dije en voz alta bien audible en la sala de lectura al abandonar el reciento tras verme comunicada la sanción que se me infligía. Verba volant, las palabras vuelan reza el adagio latino. Y no hay quien las pare. Y por la red tampoco. Que siervan pues -O felix culpa!- para que mis lectores -mayormente españoles- abran los ojos, se dejen de prejuicios y de complejos de falta de auto estima (sic), y aprendan como se las gastan -en materia de moral y buenas costumbres- con españoles en Bélgica

ADDENDA Última hora del contencioso que aquí evoco y en el que me vi envuelto -hace dos años- en la Bibliothèque Royale de Bruselas