miércoles, noviembre 09, 2016

CORRUPCIÓN MARCA USA, E HILLARY CLINTON

Visita relámpago y por sorpresa de Hillary Clinton -entonces secretaria de Estado- en Libia, el 18 de octubre del 2011 (dos días antes de la muerte del coronel Gadafi) “We came, we saw, he died” Sus palabras al saber de la muerte (atroz) de coronel libio, así como la risa -inmortalizada en innombrables documentos gráficos- con que las acompañaba la retratarían (para la posteridad) de fautora de guerra de la primerísima categoría a escala del planeta. Su (hipotética) victoria en las elecciones de hoy (ayer ya mientras escribo estas líneas) hubieran sonado a un anuncio de la tercera guerra mundial (en Siria) Pero va a ser que no, Doña Hilaria
Noche de infarto. Nunca me acostumbré a estas veladas de alta tensión. Me ocurrió siempre, con las (principales) citas electorales españolas, y en alguna ocasión también en elecciones de otros países, como me ocurre ahora, cuando faltan pocas horas -dos o tres a lo sumo- que sepamos el ganador de las lecciones presidenciales norteamericanas. “De perdidos al río”, reza el refrán, quiero decir que incapaz de sustraerme (del todo) a la tensión ambiental -la mantenida en los medios me refiero- opto al final por asumirlo y prepararme para un noche en vela -sin duda hasta altas horas de a madrugada- y de guerra de nervios., sin pegarme demasiado a Internet y dispuesto a darme un garbeo fu era por las calles vacías (y desapaciblemente frías) que me sirva de mecanismo descompresor como lo fue la música de jazz para los braceros -afroamericanos- de las plantaciones del Sur de los Estados Unidos, donde donde nació o se incubó ese género de música- espera del resultado de unas elecciones que pueden decidir el destino del mundo en los tiempos por venir, y no exagero.

Otro augurio -¿feliz?-, el segundo tras el fallecimiento de la señora Reno (antigua fiscal supremo de la era Clinton) que ya comenté en mi entrada anterior, lo viene a ser el resultado simbólico de las tres primeras localidades a votar y dar a conocer los resultados en en la tarde electoral norteamericana, las tres en New Hampshsire uno de los estados indecisos -swing states- que podrían con mayor probabilidad decidir el desenlace de la jornada electoral en curso.Y lo que nos habrán venido vendiendo o cuenta de la candidata demócrata, a saber, el cierre de la investigación en contra suya por parte del FBI en relación con sus correos electrónicos -de sus tiempos de la Secretaría de Estado- amenaza mas bien con volverse en contra de la interesada, como lo ilustra la reacción en bloque del partido republicano -por boca de su máximo dirigente en la actualidad, Paul Ryan- marcando el paso detrás de su candidato, a quien le habrá faltado tiempo para reaccionar tras el anuncio de la medida del FBI

“Es imposible” habrá- declarado Trump con su lengua tan larga y tan proverbial (que ha llevado a verse de Twitter por los miembros de su equipo de campaña)- “examinar seiscientos mil correos en ocho días” Y así a a primera vista a fe mía que lo parece . “Hillary Clinton es culpable, y ella lo sabe, y el FBI lo sabe y lo sabe todo el mundo”, añadió Trump. Para concluir con un llamamiento a acabar con la corrupción (sic) en el vértice del poder dentro del sistema político norteamericano, a saber la Casa Blanca. Las palabras de Donald Trump confieso que me sorprendieron un poco, sin duda por la culpa de la alergia (casi invencible) que el día a día de la política español me habrá acabado produciendo en relación con esa palabra (fetiche), como ya lo tengo abundantemente explicado -y justificado- en estas entrada. Cualquier parecido con la realidad no obstante es pura coincidencia.

Porque corrupción en boca de Donald Trump viene a situarse grosso modo en las antípodas semánticas de lo que esa misma palabra significa para alguno en España, por ejemplo para Pedro Sánchez que habrá anunciado a bombo y platillo su nuevo viaje a los Estados Unidos, a Washington para seguir desde allí de cerca, minuto a minuto, las elecciones norteamericanas haciendo votos antes de su marcha por el triunfo de la Clinton, que así a primer vista -desde fuera- parece bastante más corrupta de lo que le parece al ex secretario general del partido socialista, el nuevo jefe del gobierno español mariano Rajoy. “Anchas son mis espaldas, que me diga mis tragaderas”, debe haberse dicho para sus adentros Pedro Sánchez. Los correos de la señora Clinton -del servidor digital de su propiedad- no se han dado a conocer todavía y es posible que no sean dados a conocer nunca, todos los indicios llevan a pensar no obstante que en el centro de la correspondencia digital de la candidata demócrata por donde vino el escándalo se hallaban sus estrechas relaciones con la Arabia Saudita, un país bajo sospecha o en la mirilla -por tantos y tantos conceptos-, a través de la que habrá sido hasta ahora durante años sus mano derecha (y su amiga íntima) a saber la jefa de su gabinete, una mujer mucho mas joven que ella, del entorno (a todas luces) de la temible (por lo secreta) cofradía de los Hermanos Musulmanes. De ahí a poder acusarla de vender al mejor postor la seguridad nacional de su propio país, va un trecho muy pequeño que muchos en Estados Unidos se habrán saltado a la torera estas últimas semanas, sin el menor cargo de conciencia.

Lo que explica la zona de turbulencias que habrá dominado la fase final de la campaña de la candidata demócrata. Corrupción marca USA ,la madre de todas las corrupciones del planeta, lo quiera reconocer Zetapedro o no lo reconozca. Que se vería plasmada en el asalto a la embajada norteamericana en Bengasi en el 2012, y año antes bajo la presidencia de Bill Clinton en el asalto a la finca de Waco (en Tejas) Corrupción negra, -de la sangre (negar)-, la corrupción a los mas altos niveles de la mayor democracia -y la más antigua también- de nuestro planeta. Al lado de la cual se puede hablar de una corrupción de manos blancas -a lo Arsenio Lupin- que es todo lo que parece desprenderse del (mega) proceso Gurtel tan cacareado en los medios españoles hasta en vísperas de dar comienzo y con el que tanto nos martillearon los oídos la izquierda española y también el centro izquierda (de Ciudadanos)

La tercera guerra mundial con lo que nos amenaza Doña Hilaria (en Siria) -con sus trapicheos y sus correos electrónicos ilegales- caso de slir triunfante de la noche electoral a la que asistimos, parece un asunto de una gravedad infinitamente mayor que las cuentas (privadas) en Suiza de alguno de los encartados en este celebre proceso, como en tiro por elevación contra la derecha (o derechona) española, e incluso que la contabilidad “B” de alguno -si no de de todos- los partidos parlamentarios que configiran nuestro sistema político. Y pedro Sanchez seguro que lo sabe (también), y que no le importa. Porque lo único que le importa a todas luces es el proseguir la guerra civil del 36 interminable. Y con Doña Hilaria en la Casa Blanca -de presidenta de la nación- tal vez que podria esperarse -él y sus compinches o comparsas- a una nueva “spanish revolution” Pero va a ser que no. Y no me las doy de profeta

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