Mariano Rajoy y todo su equipo en la velada electoral de ayer domingo tras conocerse el resultado de las elecciones, que vienen a darle la razón. Su táctica pos electoral mantenida contra viento y marea, y pese a la campaña de acoso y derribo de la que se habrá insistentemente visto objeto en los medios desde las lecciones del 20-D (e incluso antes) a final le hbrá granjeado dividendos. Y los principales impulsores de aquella -que se la tienen jurada por lo que sea- deberían reconocerlo. "Yo o el caos", el veredicto de las urnas. De una mayoría de españolesAlea jacta est. La suerte está echada. ¿Qué va a pasar ahora? No lo sé, se lo dejo a los politólogos, a los donantes de lecciones (que en los medios tanto abundan)- a los echadores, de cartas, a los apostantes de quinielas. Aquí voy a hablar pues no de lo que va a pasar sino de lo que ya pasó, léase del pequeño terremoto que se acaba de producir en la política española tras las elecciones de ayer domingo y su desenlace. Durante meses, dese antes incluso de las anteriores elecciones del 20 de diciembre me lancé -todos aquí son testigos- en un campaña en solitario en defensa del todavía hoy jefe de gobierno en funciones, sintiéndome escandalizado -no se me ocurre otra palabra- por la campaña incesante de acoso y de derribo del que le veía objeto en los medios.
Una defensa en solitario y gratis, vaya dicho de entrada. No me caso con nadie, defendí de antiguo abiertamente y con absoluta sinceridad en mi blog de Perioidsta Digital -de lo que no me arrepiento- una via alternativa a la política seguida hasta entonces por el PP que creí posible y que me parecía factible ver surgir en la políticia española, y así lo esperé hasta no hace mucho. En vano. En el campo de la llamada (en los medios) extrema derecha el naufragio habrá sido total, tan flagrante y tan evidente además que no se merece mayores abundamientos ni siquiera, y si se habrá merecido en cambio iniciativas judiciales que me habrán tenido ocupado hasta no hace mucho y que no desisto de reanudar llegado el caso (aunque me muera)
Y si necesidad hubiera ahí está la imagen patética de uno de sus dirigentes blanco de brutal agresión en vísperas de la cita electoral y que circula libremente por la red en medios afines a su partido como un botón de muestra inmarcesible de la vocación de chivos expiatorios -¿por cuenta de la izquierda española?- que parecen asumir de antiguo esos medios o un sector (azul) integrante (e influyente) de los mismos. Y en el campo de la llamada derecha civilizada (y correcta) -a la derecha del PP- surgió un movimiento que no llega no obstante a hacer oir por más denodadamente que lo intentan u na voz clara y distinta sin duda por culpa de viejas ataduras y de los viejos tabúes e interdictos que se ven impuestos sus fundadores y dirigentes por obra y gracia de lo política, e histórica y re-li-gio-sa-mente correcto.
Y la prueba de su atonía -a efectos de impacto en la opinión pública- la ofrecen, flagrante, los resultados de las elecciones de ayer, en los que ellos simplemente no figuran. Entretanto en los medios belgas, radiofónicos y no sólo -doy fe de ello y estamos a las cinco en punto de la tarde de hoy lunes- no se han enterado todavía del resultado de las elecciones españoles. Ni una alusión en los partes del diario hablado. Como lo oyen. A mí no me extraña desde luego, hablo de mi por lo menos. Hasta avanzado el recuento el domingo ya anochecido todos o casi todos los medios en lengua francesa -igual que los españoles- daban por hecho el sorpaso y el auge de la niña de sus ojos que es lo que parece Podemos para todos o casi todos ellos.
Una criatura de Rajoy les llamaba -en la víspera electoral- Pedro Jota en su diario digital. La soga en casa del ahorcado. Criatura de los medios cabria apostillar mas bien, como no lo fue menos el diario el Mundo, y él aludido también si se me apura. Los medios se han vuelto no obstante no obstante a equivocar -clamorosa, estrepitosamente- en el plazo de setenta y dos horas, en España como en Inglaterra. Signo (magno) de los tiempos. Un tigre de papel, lo ye a la postre el partido fundador por Pablo Iglesias, habrá demostrado ser. Les dediqué un libro -de denuncia- redactado a toda prisa y publicado hace ahora exactamente un año, (seriamente) inquieto y alarmado como en los paginas de esa obra sin duda lo dejaba traslucir- por la amenaza que parecían representar para España y lo españoles de cara al futuro inmediato. ¿Valió la pena mi esfuerzo? Pienso que sí. No hasta extremos de arrogarme un protagonismo directo en su derrota y en su fracaso, pero sí de haber servido de singo pre anunciador o de pájaro buen agüero contra los casandras del cambio (por así llamarlos) Al final no era tan fiero el león -o el gato/montés- como nos lo pintaban los medios. Y confieso que gran parte de la animosidad y alergia y puesta en guardia que yo arrastraba contra esos indignados bajo tratamiento terapéutico (por así describirlos) se desinfló o se vino abajo en la sesión de investidura de hace unas semanas en la que el socialista cuatro caminero, con la ayuda de aquellos, esperaba verse coronado rey del mambo. Con el resultado -el fiasco que me diga- que todos sabemos. Vaart wel, buen viaje, reza el dicho belga flamenco. Ya fe mía que les deseo buena suerte en su singladura a los podemistas (que no podemitas) tras el batacazo que acaban de llevarse en las elecciones del domingo. Ojalá que a modo de lección o de conclusión del fracaso clamoroso que acaban de cosechar terminen por decidirse de una vez por todas a enterrar el hacha de guerra de la guerra civil española (del 36) interminable. Forma parte -por su juventud generacional (la mayoría de ellos me refiero)- del futuro de España eso nadie lo pone en duda, y no creo que ellos puedan negar las atenciones contemplaciones y los paños calientes que su juventud (generacional) les habrán merecido hasta ahora a algunos, La otra gran elección -correlativa de la anterior- del resultado de las elecciones de ayer domingo lo son los resultados del PSOE al que todos daban por clínicamente muerto y que sale maltrecho del trance pero vivo (y resoplando) No hubo sorpaso ni siquiera. España no es Grecia, no lo era y hoy menos que nunca. El PSOE pues al contrario del PASOK escapa a los factores de muerte exógenos, al menos por ahora. ¿Escapará también a la amenaza de Implosión, que gravita sobre ellos a partir de ahora, por la disyuntiva fatal -gran coalición o vuelta a la oposición- ante la que se encuentran? Los días y semanas venideros nos lo dirán. También ellos tendrían que dirimir de urgencia no obstante, si se deciden o no de una vez por todas a enterrar el hacha de guerra en la guerra de los ochenta (y tantos) años, y no al desentarrarla periódicamente al vaivén de los acontecimientos léase de los fenómenos de guerra simétrica que se habrán sucedido desde el final (aparente) de la guerra civil el Primero de Abril del 39, como hizo su correligionario y anterior jefe de gobierno José Luis Zapatero, y como habrá seguido enarbolándola su sucesor, el socialista cuatro caminero. El sorpaso al final habrá venido no obstante, sí, pero no por donde algunos se esperaban, no por Madrid, sino por Andalucía. Por primera vez en cuarenta años de régimen democrático desde la transición -y si me equivoco que se me corrija- el PP supera al PSOE en unas elecciones generales en su feudo histórico (que lo fue de antiguo, de preferencia a las demás regiones españolas) Sólo resisten -en número de votos (empatados en cambio a escaños), en Huelva, en Sevilla y ¡ay dolor! en Jaén (de mis culpas y pecados), la provincia de la que procedo por la vía paterna. Hasta Córdoba “la roja” parece mantenerse al pairo en lo sucesivo de los vientos guerra civilistas. Un signo magno sin lugar a dudas de las elecciones del domingo. Rajoy gran vencedor -individual y colectivamente- de las elecciones del domingo. Todos lo reconocen. Su táctica -tan denostado, fiel a esa imagen (de Don Tancredo) que tanto habrá ayudado él mismo a forjar- al final le habrá granjeado dividendos. Le seguí ayer -por vídeo en la red- en u intervención en publico tras conocerse el resultado de las elecciones. Sus invocaciones patrióticas -entono sincero y enardecido- me calaron hondo ¿para qué debería negarlo? Y tal vez que para reaccionar emocionalmente así, como lo hice, haya que llevar ya tantos años fuera como a mí ocurre. La fiesta estuvieron no obstante a punto de aguársela unos cuantos indignados -u okupas- de “derechas”, que muestran así a todas luces por donde van sus querencias mas hondas. ¿Por culpa de la ley de seguridad ciudadana? Y qué tiene que ver ellos con eso. Por las trazas, mas de lo que yo me pensé (se diría). Buen viaje, a ellos también, como dicen (tan lapidariamente) los flamencos. Y lo digo tan lapidariamente -léase irreversiblemente- como aquellos. A buen entendedor pocas palabras bastan
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