miércoles, mayo 11, 2016

¿CANTO DEL CISNE DE LA IZQUIERDA EL 15-M FRANCÈS?

Sartre y su concubina Simone de Beauvoir repartiendo propaganda maoísta en mayo del 68. El mundo del arte y del espectáculo y de las letras estuvieran politizados de antiguo y constituyeron pilares sólidos del poder cultural y social de la izquierda y de la extrema izquierda en Francia y en los demás países occidentales -España incluida- hoy puestos bajo amenaza. Y al rescate del cual viene ahora el 15-M francés (Nuit Débout) Como lo ilustra su principal gurú, un cineasta con estatuto de intermitentes -1500 euros al mes-, especie de sindicato de la ceja a la francesa
La ley de trabajo “casus belli” número uno del 15-M francés (Nuit Débout) acaba de ser aprobada hoy por la vía de urgencia frente a la oposición de una mayoría de la Asamblea Nacional en Francia. ¿Una provocación de más de los provocadores profesionales de la izquierda -en Francia, en España y en otros países- echando así más leña al fuego de la protesta callejera? Todo es posible, aunque tampoco cabe excluir una reacción autoritaria del poder confrontado al desafío de la calle, un fenómeno que conocen bien politólogos e historiadores en los pases occidentales.

El suplemento dominical del diario Le Figaro de este fin de semana -a los que el 15-M francés tiene declarada la guerra como “a todos los medios de accionariado privado”- dedica al fenómeno de Nuit Débout un reportaje de varias páginas profusamente documentado en el que se denuncia el laxismo de los poderes públicos que incitan así al recurso a la violencia callejera.

¿Simplismo el mío de querer reducir el fenómeno que encarna el 15-ML a un problema de orden publico? Por supuesto que si la violencia subversiva no es algo a subestimar o a poner entre paréntesis en modo alguno, es un hecho no obstante que la problemática social juega un factor determinante en la eclosión de un movimiento de ese tipo y en las atenciones de las que se ve objeto por parte de los medios, pero no de la forma o conforme a los análisis que se nos viene vendiendo.

Un ejemplo o botón de muestra lo ofrece la problemática de los llamados intermitentes, una expresión que en España y entre españoles no dice absolutamente nada, y que pasaron sinembargo a ocupar el primer plano de la actualidad hace dos días con la tentativa abortada) de inmolación de uno de aquellos delante de la sede regional a Marsella del oficio francés de pensiones.

Anteriormente, los intermitentes franceses habían hecho ya hablar de ellos cuando una delegación de los mismos participaron junto al 15-M francés en la ocupación (“pacifica”) durante dos días del teatro Odeón en Paris (escenario emblemático del mayo del 68) hasta que se vieron desalojados por las fuerzas del orden, poco antes de que el gobierno socialista satisfaciera en pleno todas sus demandas. En realidad los intermitentes son artistas a tiempo parcial que gozan de antiguo en la legislación social en Francia -por razón del enorme y omnímodo poder cultural que tienen conquistado de antiguo la izquierda y la extrema izquierda en Francia y en otros países occidentales- de un estatuto especial que con la nueva ley de trabajo aquellos sienten amenazado.

Ganarse la vida como artistas de vez en cuando, de pascuas a ramos -o de un festival de verano al del verano siguiente- y el resto del tiempo, a la sopa boba del estado providencia y con las credenciales además que nos da un carnet sindical de “los buenos” Como es sin duda el caso del gurú -cineasta en los tiempos libres- que les viene tocando ahora la flauta mágica a los indignados de París, Plaza de la República. El paraíso en la tierra para algunos, ya digo, y el infierno para muchos otros que hubieran soñado con algo parecido (...)

“Un sindicato de la ceja” a la francesa, para entendernos. Con mas poder político y más privilegios que sus homólogos españoles, y dotados de un estatuto tan críptico y tan especial y tan privilegiado -1500 euros al mes- que hace que hoy ya muchos -desde fuera de ese grupo (o de esa casta)- no comprendan nada al respecto por muchas vueltas que les den a sus cabezas, como les ocurría sin duda a los funcionarios que estuvieron dando largas al expediente del candidato a bonzo de Marsella.

Algo que evoca (tristemente) las tentativas de desahucio en España años atrás y las campaña de terrorismo psicológico -a nivel de calle y de los medios- de la que se verían acompañadas, y que venían no menos a camuflar una enfermedad difusa (como un mal de ardientes) del cuerpo social y de muchas de las víctims aquellas. ¿Canto del cisne el 15-M francés, del poder social y cultural de la izquierda en Francia y otros países occidentales? ¡Vivir para ver fantasmas míos!

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