martes, septiembre 29, 2015

GRACIAS JEAN MARIE LE PEN

El “conseller” en visita el pasdo mes de julio en Bruselas, estrechando la mano de Geert Bourgeois, viejo conocido del que esto escribe. Hombre fuerte del partido nacionalista flamenco N-VA y actual ministro-presidente –un cargo comparable (mutatis mutandis) al del “conceller”- de la región flamenca, al que tuve ocasión de abordar hace años en la vía pública por las posturas cómplices de su partido –la Volksunie, matriz de la N-VA actual, de la que era secretario general- en relación con el terrorismo etarra. Llegué a pensar que fuera de ascendencia vasca, como otros casos conocidos en Flandes (…) Más simple y complicado a la vez: de una familia de francófonos como su nombre indica emigrados en la zona flameca hacia el final de la Primera Guerra Mundial y de un padre condenado por delito de colaboración al final de la Segunda, en el 45 ¿Se van a echar ahora en brazos de Mas y de sus compañeros de viaje? Señales potentes sugieren que se lo pensarán dos veces. Secretos de “los compromisos belgas”
La última edición (en video) del Diario de a bordo de Jean Marie Le Pen –“Journal de bord” (su programa semanal de televisión por internet que va ya por el número 411)- dedica un breve espacio del programa a las elecciones en Cataluña, lo que permite al fundador del Frente Nacional y presidente honorario del mismo ratificarse en una posición en el tema que es la que le conocemos de antiguo, pero sin duda mucho mas oportuna y pertinente ahora en razón de las circunstancias actuales. De todos es conocida la postura de Jean Marie Le Pen a favor de una Europa de las Naciones, tan anclada en la tradición francesa.

Y confieso que estuve a punto de escribir Europa de las patrias –el eslogan que hizo célebre el general De Gaulle-, pero el matiz es importante. Y es en la medida que esa noción se ve contrapuesta siempre entre algunos a la de pueblos, con lo que esta noción comporta de ambiguo ye indefinido y la polvareda o el fango de conflictos y malentendidos que arrastra de antiguo consigo, tanto en la acepción (en plural) en la que vendría a rivalizar con la de nación precisamente, como en esa otra (en singular) –de pueblo español por ejemplo- que la tradición liberal y de izquierdas contrapondría en la historia española contemporánea al ejercito, a la iglesia y a la aristocracia y demás clases rectoras, como bandos antagónicos y perpetuamente enfrentados, conforme a la antinomia que formuló José Antonio en su escrito tardío “Germanos contra bereberes”

Y agradecemos públicamente desde aquí a Jean Marie Le Pen su postura rotunda a favor de la unidad de España a la vez que no podemos menos de expresar cuánto echamos de menos una postura tan rotunda y tajante en las instancias dirigentes del Frente Nacional en la actualidad. Y tal vez no responda o no del todo a la realidad pero de un tiempo a esta parte dieron la impresión de dejarse seducir –o abordar al menos- más de la cuenta por ciertos grupos o partidos de implantación exclusiva en la región catalana y que dejan destapar de antiguo una seria indefinición en relación con la unidad de España y con las campañas rampantes desde ya hace años a favor de la independencia (catalana)

¿Dónde estaba, si no, Plataforma por Cataluña en las pasadas elecciones? Ni estuvieron ni se les esperaba. La postura de Jean Marie Le Pen pone también en la mirilla o en la picota el silencio –incómodo, embarazoso- de unos aliados de antiguo del Frente Nacional, viejos conocidos del que esto escribe, y me refiero al Vlaams Belang (nacionalistas flamencos) que –dicho a efectos de facilitar la comprensión de algunos de mis lectores- se llamó anteriormente Vlaams Blok.

El Vlaams Blok tuvo (hasta el final) sus veleidades para con el terrorismo etarra separatista que no me cansé de denunciar casi desde los inicios de mi estancia en Bélgica, incluso en la vía pública, lo que me valió el verme puesto en esos medios –y asimilados- en cuarentena (hasta hoy) Tampoco se puede decir –hasta prueba de lo contrario- que lo suyo sobrepasara el nivel de las indefiniciones y de los silencios (más o menos cómplices)

Lo mismo no se puede decir en cambio del partido nacionalista flamenco actualmente en el gobierno belga rival directo del Vlaams Belang, y me refiero a la N-VA, ganadora de las últimas elecciones generales en Bélgica, y de su líder más emblemático, Bart De Wever, actual alcalde de Amberes que se habrá apresurado a saludar el triunfo (por número de escaños) de las listas independentistas catalanas, él lo mismo que el secretario del partido y su hombre fuerte, tan conocido de antiguo –del que esto escribe desde luego que tuve ocasión de abordarle al respecto en la vía pública hace ya algunos años y a lo que respondió con una evasiva (educadamente, eso sí)- por sus indefiniciones en relación con el terrorismo de la ETA, que ocultaban innegable compromisos de antiguo con el entorno etarra en la formación originaria de la que procede la N-VA, a saber la Volksunie.

Y sintomático en extremo de lo que parece un cambio actico en la postura de ese partido belga flamenco que acabo de mencionar en relación con España y sus demonios separatistas, lo son análisis aparecidos hoy en la prensa belga tanto del lado flamenco como del francófono en los que se subraya lo que les parece una “puesta de perfil” de la N-VA en relación con el tema en ascuas subyacente en las elecciones catalanas, a saber el separatismo catalán, lo que le parece al diario mencionado destapar un tabú intocable del partido nacionalista flamenco en política belga n lo sucesivo, tras su llegada al gobierno.

Este no parece ser el caso del Vlaams Belang. A qué se debe pues el mutismo de éstos últimos, ellos que son también partidarios de una Europa de los pueblos (volkeren)? La conexión francesa con el Frente Nacional de Marine Le Pen no parece desde luego ajena a la más apropiada de las respuestas

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