Dresde, tras el bombardeo anglo aliado (13 de febrero del 45) Los bombardeos salvajes de pueblos y ciudades en suelo europeo por la aviación aliada y por cuenta de la democracia se vieron un acompañados de un substrato retórico propagandístico, en guisa de justificación, de un innegable signo religioso evangélico (protestante) Lo que Maurras llamó “democracia religiosa” puesta en práctica y en acción. Y entre los argumentos esgrimidos figuraba por cierto el del derecho a la Vida contra la cultura de la Muerte (de los nazi fascismos) Cualquier parecido con la realidad pura coincidencia (…) Significativo en extremo además que los blancos de los bombardeos lo fueran a menudo iglesias y conventos católicos, como sucedió en Bélgica flamenca¿Obama teólogo de la liberación? Una de las paradojas de la mayor democracia del planeta es el fondo de religiosidad –congénita, intestina por decirlo así- que arrastra desde sus mismos inicios, desde los tiempos de sus Padres Fundadores, lo que se vería reiterado en jalones cruciales e su historia posterior como lo fue la guerra civil americana –de sudistas contra nordistas- y su desenlace, en la que la biblia se convirtió en campo de batalla entre los partidarios de la segregación y los abolicionistas más intransigentes y radicales, como lo ilustra la personalidad de Abraham Lincoln, el presidente nordista, puritano devoto hasta el fanatismo.
Durante las dos guerras mundiales, el grueso de la propaganda de guerra a favor de los Estados Unidos y de sus aliados reposó sobre la biblia y y los principios y valores del cristianismo evangélico, sobre todo en la Segunda guerra Mundial cuando la religión (mayormente en versión protestante) se convirtió en la gran coartada de los anglo aliados y de sus campaña de bombardeos (salvajes) sobre y pueblos ciudades a lo largo y a lo ancho del continente europeo, por cuenta de la democracia. El cristo de la biblia demostraba así tener para todos esos fanáticos de la democracia/religiosa (Maurras dixit) anchas espaldas.
El actual presidente USA como todos los que le precedieron habrá dado muestras desde los inicios de su mandato de una acusada religiosidad tal y como lo pondría de manifiesto en algunos momentos particularmente destacables durante sus años de mandato especialmente con ocasión de una solemnidad de la mayor importancia en la Casa Blanca, a saber la jornada nacional del desayuno de oración, como fue el caso en tiempos de los gobiernos de Zapatero, en el 2010, un año antes –día por día casi- de la eclosión del 15-M, en lo que ofreció todos los visos –en visión retrospectiva- de haber sentado las bases (un año antes apenas) de "la spanish revolution" en las calles y plazas españolas, en nombre de una visión un tanto peculiar del cristianismo y de la religión –como una modalidad (marca PSOE o con un toque José Luis Zapatero indiscutible)- y en una variante un tanto original de la teología de la liberación, tal y como la expuso el entonces primer ministro español en su intervención al lado del mandatario americano que a todas luces asentía a las palabras tan rotundas y lapidarias de su homólogo hispano (confesadamente ateo, entre paréntesis)
Escena, de un célébre film, del desfile de paracaidistas franceses durante la batalla de Argel donde el ejército francés se vio obligado a utilizar la tortura para vencer el terrorismo urbano practicado –bajo el manto protector de la complicidad de la población civil musulmana- por los terroristas del FLN. Ganaron la batalla aquella pero acabaron perdiendo la guerra de propaganda que les hicieron los medios de la prensa global por cuenta de unos interdictos y unos prejuicios de moral (con moralina) propios de la democracia/religiosa como llamaría Maurras a la democracia moderna impregnada –a sus ojos- de judeo cristianismo hasta la médula. La Inquisición salvó a Europa en el choque de culturas –contra un Islam de conquista y de yihad- y pagó el precio, cargando hasta hoy con el sambenito de madre de todos los males de la historia contemporáneaEn los inicios de su mandato por otra parte, el mandatario afroamericano se destapó –o digamos que se le vio un tanto el plumero (islamizante)- con una intervención de lo más sonada en la universidad islámica Al Azhar del Cairo, en el 2009 –rodeado de Hermanos Musulmanes (al pan y al vino vino)- donde evocó las glorias del Andalus, lo que suscito la reacción entusiasta de su auditorio por cierto, y al mismo tiempo hizo revolverse dentro de sus tumbas a todas los protagonistas y figuras históricas –grandes o menores-de la Reconquista española. Y ahora habrá vuelto a reincidir en una nueva “Jornada nacional de oración” con una mención infeliz de la Inquisición comparándola (odiosamente) con las barbaridades y salvajadas de los que el mundo entero est testigo desde hace algunas semanas, casi un di sí y otro no, de parte del Estado Islámico.
La pena del fuego –como la que acaban de aplicar los islamistas a un piloto jordano capturado y ejecutado (y que-ma-do-vi-vo) dentro de su celda (…)- puede que no sea propiamente coránica, como lo pretenden autoridades y dignatarios del mundo islámico que habrán reaccionado escandalizados –sinceramente sin duda alguna- ante el espectáculo (escalofriante) –a la faz del mundo- del suplicio infligido al piloto jordano (…) No es menos innegable no obstante el hecho histórico que los musulmanes del Andalus la aplicaron y practicaron continuamente en la península ibérica. Y es verosímil y legitimo por lo tanto el conjeturar que por un efecto de mimetismo de los contrarios –como el que se produjo entre comunismo y el nazi/fascismo en el siglo XX-, acabaran adoptando aquella entre sus métodos e instrumentos de castigo los cristianos de la Península.
Y en ese contexto de choque de culturas –más que de meras guerras de religión como lo ocurriría mas tarde en Europa entre católicos y protestantes- está claro que es donde hay que situar a la hora de permitirse un juicio histórico por cuenta de la institución de la Inquisición y de su variante española tal y como fue instituida por los Reyes Católicos. Un hispanista francés, oriundo, Michel del Castillo al que conocí personalmente en la feria del Libro de Bruselas hace unos años, en un libro de intencionalidad altamente elogiosa –algo de lo que no me cabe la menor duda- hacia España y su historia y su cultura y al que puso el titulo elocuente en extremo de “Dictionaire amoureux de l’Espagne” venía a dejar sentado no obstante, como una sentencia de tipo histórico inapelable que la España del Siglo de Oro con sus decretos de limpieza de sangre y con los autos de fe y el tribunal de la inquisición había venido a sentar las bases del racismo y del totalitarismo (nazi) contemporáneo.
Con esos amigos, como dice (socarrón) el refrán argentino, para qué queremos enemigos. En otros términos, para este destacado hispanista oriundo –que posee la nacionalidad francesa, miembro además (un respeto) de la Academia de la Lengua en Bélgica)-, la España de los Reyes Católicos y de los Austrias fue la madre o la matriz o la fuente de la iniquidad suprema y del mal/indecible en los tiempos modernos –a saber el III Reich y el régimen nazi- conforme al catecismo en vigor política e históricamente correcto. Perdonadlos porque de verdad que no saben lo que dice (ni de lo que hablan)
La Inquisición jugó un papel de salvaguardia y defensa del orden frente a unas formas de religiosidad que demostraron las más altas potencialidades subversivas como fue el caso del calvinismo. Es curioso –lo leí en un historia de la OAS- que en plena batalla de Argel durante la guerra de Argelia (1957) , el general Salan pidió a su estado mayor (de urgencia) un informe sobre los métodos de la Inquisición española que se veía rehabilitada sin duda a sus ojos en la tesitura tan dramática por la que atravesaban el ejército francés y la nación entera en su colonia del norte de África. Idealizar el pasado –en lo que tiene de redimible- abre las vías del futuro, criminalizarlo en cambio nos cierra todas las puertas del día de mañana.
La Inquisición tanto la de institución eclesiástica –a partir del IV Concilio de Letrán (1215), por los papas Inocencio III y Gregorio IX- al igual que la Inquisición española fueron fenómenos de su época, que no se pude pretender llevar hoy al banquillo de los acusados sin tener en cuenta la circunstancias del tiempo y lugar y el contexto generalizado en el que nacieron y en el que se desarrollaron y fueron puestas en práctica.
Dentro de unas semanas –el próximo 8 de mayo- los rusos, con Vladimir Putin a la cabeza, celebraran su victoria sobre el nazismo lo que no deja de traer consigo una exaltación de la figura de Stalin y del estalinismo y de sus métodos (…) Y lo que puede ser no obstante defendido y justificado como una forma de asumir el pasado colectivo sin criminalizarlo de manera a poder superarlo o a distanciarse de él definitivamente de unan manera y otra, y de hecho en la Rusia actual en su educación y en su iconografía y en su arquitectura monumental la figura de Stalin se ve cubierta de un púdico velo de olvido y ostracismo.
¿Tendremos acaso que ser los españoles más papistas que el papa con nuestro pasado histórico? La Inquisición fue una respuesta colectiva de todo un continente al desafío que planteaba un Islam de conquista –y de yihad- a la civilización europea en una época marcada por formas de pensamiento del tipo dogmático. Ni los autos de fe de la Inquisición ni siquiera las violencias del estalinismo superarían no obstante en crueldad y en salvajismo y de demencia asesina -en el nombre del Islam- el espectáculo que retransmitieron en directo los medios de la prensa global, aprobado y caucionado, y tal vez –a tenor de la explosión de júbilo (ante las cámaras) al saber de la noticia del secretario de estado en funciones entonces, Hillary Clinton (…)- previsto y programado por la Casa Blanca, de la muerte del coronel Gadafi al final de la intervención aliada en Libia (en el 2011)
¿Teólogo (islamizante) de la liberación el presidente (afroamericano) USA? Como sea, está claro que arrastra un complejo anti-español que no se lo salta cualquiera. Lo que le llevó sin duda a apoyar (¿y patronizar?) “la spanish revolution” Y lo que les lleva hoy a todas luces a volver a las andadas, me explico a patrocinar –desde lo alto- la aventura de Podemos, y sus planes de ruptura y de salvo en el vacío. ¿Se puede resistir a la primera potencia del planeta? Claro que se puede -¡sí se puede, sí se puede!- (...), piensen lo que piensen sus lacayos de Podemos (como los de Syriza en Grecia)
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