Cuando yo aquí ya no esté
ese rincón seguira ahí
y el mundo continuará a girar
y otros vivirán por mí
los míos -como los tuyos-
con más ganas de vivir,
y vivirán sus vidas
mejor que yo la viví
porque serán mejores
de lo que yo lo fui,
porque serán más sabios
de lo que aprendieron de mí
de mis aciertos y yerros,
de lo mucho que sufrí
que me perdonarán todo,
porque la vida fue así
(¡Eugenesia de la Vida,
misterios del alma infantil!)
Hasta que venga otro igual
en un futuro feliz
¡Mi clón de cuerpo y de alma
como un espejo de mí!
Que vivirá la vida
que yo no supe vivir
y que será un yo/mismo
¡Más de lo que yo lo fui! (...)
¿Da eso un sentido a la vida?
No sé, pero ayuda a vivir,
a no caer, no cejar
con ganas -¡siempre!- de reír,
de luchar, de marchar, cantar
desfilando entre otros mil
entre antorchas, por la noche,
prestos a todo, hasta a morir,
entre un flotar de banderas
y un viento color negro/añil,
y esperando así la orden
de echar mano del fusil,
siempre atento a la consigna
que nos ponga en pie ¡Por fin!
¿Quién dará esa voz de mando?
¿Va por él o va por mí?
Lo que el destino disponga
¡Hurra, hurra! ¡"Krisí" "agví"!
Si no hay pasado, se busca
buceando bajo el agua
en busca de la Atlantida
o escarbando entre ruinas
de Pompeya o de Palmira
y en busca del Santo Graal
de la Tradición perdida,
de la Memoria Ancestral,
de los héroes hechos dioses,
entre Romanos y Griegos,
y tras los dogmas, los mitos,
y Egipto, y una India bendita
La memoria más antigua,
¡más de lo que me creí!
Si no hay banderas se inventan
y si no hay tropas, como sí (...)
y si nos falta memoria
heroica, de guerra civil
también se inventa (¡sí o sí!)
y si nos urge el tiempo
que nos la presten (¡así!),
esa memoria prófuga
-la Memoria del Año Mil!-
del Occidente al Oriente
¡Que nos hará vencer de un tris!
(Cuando yo aquí ya no esté
pregúntale a las estrellas
-¡dios!- lo mucho que te amé
aunque te olvides de mí!)
Lo mucho que te amé, sí,
¿Te amo tanto aún? No lo sé,
pregúntaselo a tu estrella,
pregúntale lo que sentí por tí
¿Lo que me hiciste sufrir? No,
esa alegría de vivir, por tí,
sí, porque me la diste tú,
que nunca lo había sentido así
¿Madurez? No digo que no,
pero ese entrar en sazón
es algo que te debo a tí,
o que me llegó contigo
como con las lluvias de abril
Pregúntaselo a los árboles
que tienen un alma infantil,
que juegan, ríen y lloran,
pregúntaselo al abedul,
y a su rosa de los vientos
con esa figura de alfil,
con su sombra y su misterio
-del pasado que no pasa (...)-
y su tez de plata y marfil
Viento recio, viento Norte
para un poeta del Sur,
que sopla en las alturas
y te dice "¡sígueme!" (hasta el fin)
"¡Sígueme" te digo yo a tí
¡Cruzemos la mar a nado
o remando yo por los dos
en busca de la Arcadia feliz!
Ya te lo dije y digo aún,
te esperé y te esperaré,
mucho más de lo que te crees,
que la vida me dio cuerda, sí
Te esperaré al amanecer
cual caída del cielo azul,
te besaré al amanecer,
cuando en tu filme ponga "Fin"
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