viernes, diciembre 13, 2013

VISITA DE RAJOY A WASHINGTON ¡LAGARTO LAGARTO!

El final atroz del coronel Gadafi marcó un punto de zénit a la hegemonía USA en el mundo de la posguerra, a la que Vladimir Putin -en su mensaje anual sobre el estado de la Nación- acaba de acusar veladamente apenas de haber conducido en el Norte de Africa y en Oriente Medio a "regresión", "barbarie" y "derramamiento de sangre" Este año de 2013 habrá marcado en cambio la transición hacia un mundo mutipolar, tras el desenlace sobre todo de la crisis de las armas químicas ¿Lo tendrá en cuenta Mariano Rajoy en su visita a Washington? ¿Para cuando el principio del fin del subalternaje y del vasallaje español en el concierto de las naciones, y las bajadas de pantalones delante de la US-Navy como habrá ocurrido hace dos meses en la crisis siria?
La noticia de la invitacion del presidente USA Obama a Mariano Rajoy para que acuda (cedo) a verle a la Casa Blanca cae en la mente de algunos entre los que me encuentro como un rayo en el cielo azul que los franceses dicen, cargado de presagios y no de los mejores desde luego. Y como reforzando mis aprensiones a punto de ponerme a escribir esta cronica, me llega de mano amiga un estudio documentado y de gran interés sobre "la técnica del golpe de estado" operante en las llamadas revoluciones de colores (o colorines) de la que he venido disertando en este blog últimamente, y en particular en la óptica de la situación en Ucrania y de la tentativa malograda a todas luces de repetir nueve años después el mismo escenario de entonces de la llamada revolución/naranja.

"La tecnica del golpe de estado" de Curzio Malaparte es una obra (clásica) que formó parte del mobiliario -como también los franceses dicen- del mundo de nuestra infancia y adolescencia en la medida que era una obra muy difundida en la España de entonces, como lo fue a no dudar su autor, una figura del mayor calado de la Italia fascista que acabaría entrando en disidencia -hacia el final de la segunda guerra mundial (...)- lo que le mereció sin duda de las potencias vencedoras el salvoconducto indispensable de poder seguir escribiendo y publicando en el mundo de la posguerra tras el 45.

Y esa obra era una de esas que nunca leímos -o no del todo- pero que dábamos un poco por leída o por sobreentendida por lo divulgado de sus ideas que acabarían convertidas en tópicos omnipresentes de la historia de las ideas alguna de ellas, y de las que a no dudar se alimenta el análisis que me llega ahora y que evocaba más arriba. Está claro que España habrá sido en los últimos dos años blanco y escenario de una tentativa de golpe/blando -del género "revolución de colores" (o colorines)- por fases o como llamarsele o describírsela quiera, y que la inciativa -por ONG,s interpuesta, y medios españoles o extranjeros y agentes secretos a los niveles o escalones en los que se movieran- venía a todas luces del otro lado del charco. Y la ocasion que ni pintada nos parece ahora pues venida a algunos de aprovechar esta visita del más alto nivel en lo que tiene de inusual e inesperada, para poder replantear las opciones fundamentales de política extranjera que vienen presidiendo la accion politica y diplomática española desde los primeros tiempos de la posguerra (tras el 45) Fui pro/atlantista, que conste, de nacimiento como si fuera.


Vladimir Putin, rompiendo con la tradicion leninista de la Revolucion Bochevique, se muestra defensor de "los valores tradicionales" como lo acaba de proclamar y como no habrá dejado de demostrarlo por sus buenas relaciones con la iglesia ortodoxa rusa. ¿Neo/estaliniano como algunos le acusan, a imagen del "padrecito de los pueblos" que acabó rehabilitando popes y reabriendo iglesias durante la guerra patriótica"? Nadie se lo puede probar desde luego
Mi difunto padre formó parte de una de las primeras misiones militares españolas en los Estados Unidos tras la firma del acuerdo bilateral entre los dos paises del 53 que pondría fin al bloqueo y al aislamiento del régimen anterior de resultas del desenlace de la segunda guerra mundial y de la derrota de nuestros aliados de entonces, a saber los nazi/fascismos.

Y está claro que lo mismo que el apoyo de la monarquía borbónica a la independencia de los Estados Unidos por razón de nuestra rivalidad con la monarquía inglesa que remontaba lejos atrás, no les ató en su actitud posterior para con nosotros -como se pondria de manifiesto en la guerra de Cuba que se saldó con la intervencion (flagrante) americana y el desastre del Noventayocho-, "mutatis mutandis" el apoyo de los sucesivos gobiernos de los Estados Unidos al régimen de Franco -evitándose así el escenario de apocalipsis que hubiera supuesto una intervencion aliada en la Peninsula con vistas a reestablecer la democracia conforme al coro unánime que se hizo oír "urbi et orbe" entonces- no nos liga de por vida, ni siquiera tras el referéndum (manipulado) que decidio -en el 86- de nuestra entrada en la OTAN.

Entre tanto, mucho ha llovido además en Flandes, y tras la caída del Muro y el final de la guerra fría las urgencias y prioridades de nuestra política extranjera han dejado de ser las mismas. España enfrenta en lo sucesivo un reto de la primera magitud en el frente exterior con el auge del islamismo fundamentalista que sueña en resucitar el Andalus -ese mismo que Barack Obama confundió con la España histórica al comienzo de su presidencia- y otro aún más amenazador en el frente interior, por el desafío separatista en Cataluña.
María José Carrascosa, asignatura pendiente en las relaciones España-Estados Unidos. Y un test de la primera magnitud para Mariano Rajoy en su próxima visita a la Casa Blanca. ¡Años (ya largos) de carcel como lleva esa española en el país de los derechos del hombre y de la democracia por un asunto de custodia apenas! ¡Que venga el dios de la Biblia (la de Zapatero y de Obama) y lo vea!
Y ni en un frente ni el el otro tampoco parece sernos de una importancia o interés o utilidad vital la alianza atlántica: ni del lado de Marruecos, que la diplomacia USA no habra dejado de mimar de antiguo -desde la Conferencia de Casablanca (en el 43)- ni del de Siria (por no hablar de Libia y de la intervención aliada allí hace dos años) -de la que rumores tenaces dan cuenta que el que debía ser (doble) disparo inicial de la (fallida) intervención aliada en lo mas álgido de la crisis sobre las armas químicas (a principios del mes de septiembre pasado, exactamente el dia 2 de septiembre a las dos y media de la madrugada) partió desde bases USA en la península-, donde la OTAN habrá jugado descaradamente la carta del islamismo fundamentalista.

Ni tampoco, en el frente interior del lado de Cataluña, como lo ilustra el que agitadores catalanistas (con carnet de periodistas acreditados) plantearan hace unos meses en el marco de un certamen de la UE la cuestión de saber cuál seria la actitud de la Alianza Atlántica en el caso de que el estado español "amenazase las libertades democráticas en Cataluña" (...)

Nuestro camino de futuro es Europa, una Europa de pueblos y de naciones en vías de resurgimiento los tiempos que corren. Con prioridad a una estrategia atlantista o americana (como lo fue la nuestra anteriormente) Y por esa vía, el paso obligado lo es hoy por hoy para nosotros Francia y su tradicion europeísta -o pan/europea- que se remonta a los tiempos del general De Gaulle que retiró a su país de la Alianza y estuvo a punto de pagarlo caro en mayo del 68 (como aquí ya lo dejé reptidas veces sentado)

Los tiempos y los vientos cambiaron, y es lo mínimo que Mariano Rajoy debe dejar bien claro a entender al Big Brother de la Casa Blanca, y lo mínimo que se puede pedir de él como jefe de gobierno de un estado soberano o que se precia de seguir siéndolo (pese a las apariencias en contra) Visita a Washington de Rajoy ¡Lagarto, lagarto! (como decía García Lorca)

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