sábado, noviembre 23, 2013

CINCUENTA ANIVERSARIO DE LA MUERTE DE KENNEDY ¡DESCANSE EN PAZ Y DESCANSEMOS TODOS!

Kennedy era católico y Nixon un cuáquero (protestante) Y el paso -visitar la España de Franco- que no se atrevió a dar el irlandés (hasta no hacía mucho ciudadanos de segunda, como los germano/americanos) se atrevió a darlo sin el menor complejo (no hay más que ver la foto) un "Whasp", del grupo étnico y religioso (aglosajón y protestante) que forjó mayormente los Estados Unidos
Tenía yo once años apenas y recuerdo que un día volviendo de la piscina durante las vacaciones veraniegas con amigos (mayores) de mi hermano, mayor que yo, salió a relucir un tema de política internacional de actualidad candente entonces que interesó una enormidad al niño precoz -en agunos aspectos al menos- que siempre me sentí (y mentiría si digo lo siento)

Y era sobre la campaña presidencial norteamericana entonces a todo arder y la conversacion hizo que cada uno de mis compañeros de andadura -de la piscina a casa-, mayores que yo todos ya digo, acabaran dando su opinión y mostrando sus preferencias sobre cada uno de los dos candidatos en liza y recuerdo también que me pronuncié apasionadamente entonces por JFK de lo que habia oído sin duda en el colegio (de curas) donde cursé toda la primaria y el bachillerato, sin caer siquiera en la cuenta entonces que las siglas aquellas (JFK), iguales que las mías, me harían especialmente compañía a partir de un momento dado de mi vida por la circunstancia de que acabé entrando -sin duda a otros niveles y cooordenadas de tiempo y de lugar muy distintas a las del futuro presidente USA- en un mismo universo mediatico (o de los medios) y de una manera u otra por culpa o en virtud de unas mismas iniciales acabaría gravitando un tanto en torno suyo (de su memoria en el recuerdo me refiero)

Kennedy, en la España católica de a principios de la década de los sesenta y en visperas de la convocatoria del concilio vaticano segundo -que tantas cosas iba a cambiar en España y en el mundo (o digamos que acompañó o se mezcló o sumó a unos cambios fatales e inelutables que hubieran acabado fatalmente produciéndose con concilio o sin concilio), y que alcanzaba en aquellos momentos unos niveles o grados de clericalismo (eclesiástico) como sin duda tal vez no los habíamos nunca alcanzado y no los volveríamos alcanzar ya nunca más (de eso no me cabe duda)-, gozó indiscutiblemente entre los españoles como digo, de la imagen de marca privilegiada e inmejorable de primer presidente católico de la Historia de los Estados Unidos.


El cardenal Spellman, arzobispo de Nueva York en la época que precedió inmediatamente al Concilio, fue la gran figura de la iglesia católica en los Estados Unidos durante la guerra fría. Un hombre de otra época como lo prueba su oposición a la candidatura presidencial de Kennedy en 1960, y su apoyo declarado al protestante Nixon. Un aspecto rigurosamente silenciado y rodeado de espeso tabú de su biografía lo es el apoyo que brindó siempre al senador católico (del partido demócrata) Joseph Mc Carthy y a su "caza de brujas" (anti-comunista) Fue el princial valedor de la España de Franco en los Estados Unidos de la posguerra. In Memoriam (nobleza obliga)
En un libro de memorias que sale a relucir ahora con motivo del cuarenta aniversario del magnicidio de Dallas, el que fue embajador de España (y de Franco) en los Estados Unidos, José María de Areilza, conde de Motrico, afirmaba que en en plena campaña presidencial, Kennedy le pidió una entrevista y que en ella le sugirió que Franco hiciera un gesto en favor de los protestantes españoles para evitar de tener que prestar ese flanco (de la religión) un tanto desguarnecido  -por la ausencia de libertad religiosa en la España franquista, único estado confesional del mundo ya por aquel entonces (si se exceptúa la Polonia comunista, confesional al mismo tiempo que comunista)- a su rivales (protestantes todos ellos) durante la campaña, y que Franco dio la negativa (o la callada) por respuesta.

No hubo así viaje a España tras la elección del primer presidente católico de los Estados Unidos, como si lo había habido justo antes del que fue general de los ejércitos victoriosos de los Estados Unidos en continente europeo, el presidente (republicano) Eisenhower, y como si lo habría del gran rival de JFK, Richard Nixon -protestante como aquél- que sin duda no tenía los mismos complejos en relacion con España y los españoles que aquel presidente catolico/irlandés, exponente de un catolicismo un tanto sui generis -léase del único catolicismo (democrático) políticamente correcto, con el de los polacos y el de los vascos separatistas y por ende presentable del mundo de la posguerra-, que en cuanto tal no era precisamente un católico cualquiera (para una mentalidad española)

Como no tenía complejos Nixon tampoco de su imagen que cuidaba mucho menos (aparentemente) que su rival y que en el umbral de la era de los medios audiovisuales en la que se estaba entrando en el mundo de entonces, le acabaría jugando una mala pasada. Pero bueno, lo que se es, se es. Y aquella imagen (semper idem) que ofreció Nixon -para los restos- de un norte/americano de la América del Norte (más) profunda, de traje y corbata oscura (y sombrero de ala ancha a lo Humphrey Bogart) y barba viril (de un día) y de anticomunista -y por ende amigo de la España de Franco- sin complejos (que Kennedy en cambio sí tenía) le enajenó sin duda la simpatia de muchos, pero le ganó la de muchos otros en cambio, y entre ellas  la mía, antes como después del escándalo del Watergate (hasta hoy)
Portada de un diario de la región de los Ángeles con la noticia de la descubierta, en plena vía pública del cadaver destrozado y profanado de la madre de James Ellroy (madre e hijo en la foto de la portada), el 4 de marzo de 1958. Según Ellroy, los hermanos Kenneddy -que desfilan por su trilogía "American Tabloid"- fueron víctimas los dos de un ajuste de cuentas de la Mafia ítalo/americana, en particular de uno de sus lideres, Sam Giancana, artifice de la victoria decisiva de aquél en Chicago que le daría la presidencia. Y si se tiene en cuenta que el sospechoso (robot) número uno de la muerte de la madre de Ellroy -tal y como él lo deja a entender en algunas de sus novelas- ofrecia todos los perfiles de un meridional/mediterráneo (de origen griego o italiano) se puede legítimamente acoger su tesis con reservas
Mesías blanco con su programa de Nueva Frontera (democratica) JFK, como lo seria -pero en vez de en blanco en negro-, su sucesor cuarenta anos más tarde, Barack Obama. No crei yo tras su elección y sigo sin creer en el mesías en negro como hace cuarenta años o un poco más tarde -en cuanto que entré en la pubertad y adolescencia (creo que asi fue)- me iría a dejar frío (para siempre) la fgura del presidente asesinado al que nunca rendí culto de martirologio como otros muchos. El niño/terrible de la literatura "en negro" norteamericana, James Ellroy, se ocupa del clan Kennedy y del magnicido de Dallas no poco en la parte principal de su obra escrita, "American Tabloid", su célebre trilogia.

¿Quién mato al comendador, a JFK que me diga? Se admiten apuestas hoy como hace cuarenta años. A un amigo belga ya mayor que estuvo en Dallas al día siguiente del magnicidio en cobertura periodística del acontecimiento para una agencia internacional de prensa, le oí comentar hace nada que detrás del atentado se encontraban los intereses petrolíferos del estado de Tejas. Como sea, la pista de Fidel Castro nunca me entró del todo.
Al mesías/blanco de la Democracia Universal le tembló el pulso en el momento decisivo -del desembarco de Playa Girón y Bahía de los Cochinos (17 abril 1961)-, como al mesías negro de aquella le volvería a ocurrir cincuenta años más tarde (el pasado verano en Siria) Y parece aventurado el conjeturar que Fidel Castro temiera a aquél hasta el punto de instigar su asesinato
¿Qué interés tenia Fidel si sabía o podía presentir que lo mismo que le tembló el pulso a su gran rival norteamericano -igual que le temblaría a su sucesor (por la linea mesiánica) el verano pasado en Siria (...)- en el momento critico del desembarco de Bahía de los Cochinos, le volvería a temblar en la hora decisiva? Ellroy defiende e ilustra con el genio y maestría que le caracteriza, que el clan Keney se vio envuelto y enredado en un juego de rivalidades mafiosas, un lío o embrollo (o "imbroglio") total en el que no se sabía dirimir (y sigue sin duda sin saberse tampoco) quienes eran más mafiosos de los unos o los otros, lo que si se demostró es que la mafia italiana se mostró más poderosa al final que sus rivales -en el submundo del crmen organizado-, de la mafia irlandesa (de Massachusset, y de Boston)

La América y el mundo que no pudo ser, esa es no obstante la estela nostalgica que acompaña para la posteridad la imagen del clan Kennedy, en particular del patriarca de la dinastia, ese Joseph Kennedy que fue embajador en Londres en el momento de la conferencia de Munich cuando las espadas aún estaban en alto y que siguió siendo pacificista declarado ("munichois") hasta en visperas de Perl Harbour y de la entrada en guerra. La imagen, en paralelo, de un hijo que no hizo el resto de su vida y de su trayectoria que intentar redimir en vano a su propio padre de la imagen de apestado (pro/nazi) -del lado de los vencidos en un momento dado- que le perseguiría hasta el final de su vida.

Y para el que los españoles sin duda ofrecimos (entonces) la imagen insoportable de apestados entre los apestados. Imagen en suma de un clan familiar que de una guerra para la otra dejaron de ser amigos de la España de Franco. Descanse en paz JFK, que el mundo descansó tras suya también un poco

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