¡Gloria a los húngaros aquellos
de un pueblo de descendientes
de aquellos hunos de Atila
que supieron luchar y morir
-cerco soviético de Budapest
("el segundo Stalingrado")
codo a codo con los arios
por la salvacion de Europa
siempre leales hasta el fin
mientras fundía a pleno sol
o al fuego de la metralla
la división entre dos pueblos
y entre dos razas (blancas)!
¿Guiarnos por postulados
viejos, nuevos, buenos, malos?
En este mundo tan traidor
mezcla de verdad y apariencias
a la hora de la verdad
(de atarnos fuerte al futuro
y de forzar el destino
y redimir el pasado)
la intuición es la que cuenta
Y es lo que rije al profeta
buscando a tientas, a ciegas
en la noche de los tiempos
el hilo de Ariana de la Historia
en el campo de batalla
-y en el choque de memorias-
de nuestra historia española.
¿Pifia aquella Blau Division?
¡El capítulo europeo
al revés, más glorioso
y reciente y siempre vivo
de nuestra historia azarosa!:
ni una palabra ni un gesto
entre aquellos que volvieron
-ya fueran fachas o rojos
cuando la guerra civil (la nuestra)-
se notaría en sus rostros
o saldría de sus bocas
(aparte el traidor Ridruejo)
contra sus compañeros de armas
en aquella grande epopeya:
el homenaje a un pueblo
amigo y enemigo (a rachas),
nobleza obliga y clase
(¡el sello de nuestra raza!)
Que nos honraron entonces
cuando Europa rompía albores
con un puesto en la batalla
¡La santa/alianza aún viva
de dos pueblos...de dos razas!
Refrán
Y eso fue lo que me atrajo
en un principio de tí,
monstruo, mujer terrible,
inconstante y caprichosa:
¡Ese lazo incierto e "impuro
-en tí como también en mí-
de una ascendencia alemana!
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