« Las mascaras del heroe » de Juan Manuel de Prada (1) es una obra « mas que notable » y (sobre todo) « ambiciosa » y me sirvo a proposito de las palabras mismas que le dedica el inevitable Jose Carlos Mainer en su prologo a « la Corte literaria de Jose Antonio ». Mas que una novela es un desafio, es cierto, en forma de novela…Desafio digo bien y con ello le concedo por asi decir beligerancia de entrada y toda la importancia y el valor que se merece : que otros textos, novelas o relatos de otro tipo sobre la guerra civil espanola que tanto cundieron –como hongos- en las decadas (largas) que se siguieron a la muerte de Franco y a los inicios de la Transicion politica se merecen mas el calificativo de puñaladas traperas, o de salivazos rufianescos, mas que otra cosa. No extrañe pues que haya decidio dedicarle aqui un mensaje en una de mis series (veraniegas) -sobre literatura y guerra civil- en lo que quiere ser un analisis de critica literaria y mas que eso respuesta a un envite –u ordago a la grande mas bien yo diria- que excede, de lejos, el dominio estricto de la literatura.
Juan Manuel de Prada, gran novelista, articulista de ABC y hombre muy joven y de carrera meteorica, arrastra entre el gran publico la reputacion de haber sido (de mucho mas joven) discipulo predilecto de Francisco Umbral al que seguia por todas parte, en tertulias y mentideros de la Villa y Corte vestido y recubierto de atuendos –bufandas y demas- que le conferian un gran parecido, incluso fisico, con el maestro. Cuando murio Umbral el pasado año no obstante, la prensa española, toda ella volcada en la noticia luctuosa, publico todo tipo de ecos y reacciones del suceso y entre ellos pude leer una retahila de comentarios o semblanzas y opiniones a modo de florilegio en frases cortas o en una palabra a penas, de un amplio elenco de nombres ilustres de la literatura y del periodismo que se pronunciaban sobre el autor fallecido, y entre el aluvion de juicios y comentarios ditirambicos se escapaba alguno que otro mas reticente o negativo incluso, y entre estos ultimos me llamo la atencion el de Juan Manuel de Prada, por supuesto, que le dedicaba a su antiguo maesto y mentor –del que habia llegado a escribir que le debia todo lo que era…- un solo epiteto de lo mas escueto –el de « solo », …- que sonaba entre tanto elogio mas bien como un dicterio, mas lancinante aun a fuer de sobrio, y como la rubrica de una ruptura y distanciamiento definitivos…
La novela que aqui comentamos de Juan Manuel de Prada sobre la guerra civil española es por muchos conceptos comparable a la serie guerra/civilista de Francisco Umbral que me lleva ocupando ya un rato como todos aqui saben, pero difiere substancialmente de ellas, para ser justos y honestos. En Umbral se da a todas luces (por mucho que disimule) una voluntad, un afan (obsesivo) de ocultar y encubrir y sobre todo un designio de fingimiento premeditado (en frances, "feintise") -de lo que él no era o de lo que nunca habia sido- por la via de la ficcion o de la burda propalacion a penas, a base de cronicas, entre literarias y perdiisticas, de un valor o caracter mas bien infra/literario tantas de ellas. En Juan Manuel de Prada no se trata en absoluto de eso aunque solo sea por una razon simplemente de distancia cronologica y « pari passu » psicologica en relacion con acontecimientos con situaciones, y momentos historicos ligadas a un pasado relativamente reciente o no tan remoto –de la guerra civil- pero que por razon de su edad, él no habia vividdo de testigo presencial, ni directo, como si fue el caso de su mentor (o de su padrino, literario)…
Sí se le puede incluir en cambio –en un trazo comun con su maestro- dentro de un mismo espiritu o corrriente historico/literaria en el tema de la guerra civil que se ve caracterizado por un designio dessmitificador y unos trazos esperpenticos acorde con el espiritu de lo que se dio en llamar el pacto del olvido (y de la amnesia) que simboliza en grado sumo a mi juicio la escena final de la novela guera/civilista de Umbral, « Capital del dolor » (en alusion a su ciudad, Valladolid); de lo que fue sin duda un compromiso fatal e ineluctable –de hombres de pluma entre otros-, pero que no estoy seguro que se pueda considerar un pacto de caballeros sin/tacha, bien enhiestos y el honor a salvo (que es lo que siempre o casi siempre entra en juego…)
Hay sin embargo ademas del de Umbral otro nombre que revolotea entre las paginas del libro que comentamos sin parar, y en general en gran parte de la literatura sobre la guerra civil, o si se prefiere de la historiografia sobre la literatura de la guerra cvil, que habra cundido como hongos en estos ultimos diez o quince años y del que ciertos nombres se erigen de referencias a la vez indispennsables e insoslayables, como los de Jose Carlos Mainer –de lo mas tieso- y Andres Trapiello. Uno como otro, « nota bene », admiradores que lo fueron -y proximos de él en vida- de Dionisio Ridruejo…
El nombre del antiguo secretario de Prensa y Propaganda del regimen de Franco, desde los años de la guerra civil, hasta los primeros años de la posguerra nos viene a la mente, es cierto, a cada pagina, a cada parrafo a cada linea casi de la lectura de esta novela guerracivlista que no es –cierto- una novela mas sobre la guerra civil o no como las otras…Y es el sueño o ensoñacion - de una reconciliacion entre los fachas y los rojos, de los enemigos encarnizados de la guerra civil-, que el poeta falangista –coautor del Cara al sol para muchos encarnaria desde que decidio distanciarse del regimen tras su dimision tan ruidosa en abril del 42, unos meses antes « nota bene » -como lo recordaba malliciosamente en unas paginas necrologicas el que fue su gran amigo y protector Ramon Serrano Suñer- de la debacle de Stalingrado y del principo del fin del regimen nacional/socialista en el que llego a poner –un detalle rigurosamente historico, irrebatible- todas (o casi todas) sus complacencias, y en el que vertio algunos de sus mas caros sueños y esperanzas (de reconciliacion entre españoles…entre izquierds y derechas…)
El sueño/aleman de Ridruejo –que el autor de estas llineas no deja de percibir tras cada linea casi, ya digo, de la excelente novela de Juan Manuel de Prada; justo por detras o por delante (cruel ironia...) de la sombra en claro/oscuro de Umbral, que detestaba al (ex) falangista...- se plasmaria como digo en su trayectoria de disidencia posterior y cristalizaria en sus posiciones social/democratas (!?) en los cincuenta, y mas cerca aun del socialismo (a secas) en la decada siguiente de los sesenta hasta su muerte (en el 74, justo unos meses antes que el Caudillo) y era, con toda toda la nobleza y generosidad (reales o aparentes) que se le pueda conceder en vision retrospectiva, un sueño o proyecto ambicioso sin duda …pero a la vez un poco de/prestado…en la medida que venia a dar forma y voz en español –en un papel no poco similar al que le cabria a Leon Degrelle en relacion con Belgica y con el Benelux- a los proyectos del Innombrable, en claro y en crudo, del fuhrer él mismo, en persona...
Este ultimo, durante los años de guerra en sus conversaciones de sobremesa en el fondo del Bunker, recogidas con gran profusion editorial en unas transcripciones mas o menos apocrifas en la posguerra (2), no se canso en dar rienda suelta a sus apuestas y a divulgar “sotto voce” sus proyectos en relacion con España y su futuro–a medida sobre todo que la neutralidad española se iba confirmando- y auspiciar un cambio de regimen en la Peninsula con ayuda de los falangistas descontentos representados en la figura disidentes de Dionisio Ridruejo…y tambien de los vencidos de la guerra civil, los comunistas sobre todo, a los que por muchos conceptos, su pretendido valor fisico, su radicalismo y su sentido de la obedienncia (ciega) y de la disciplina y demas, admiraba (o envidiaba); de los que guardaba ademas –llegado el caso…- una buena reserva en los carceles y campos de su Imperio en expansion –entre ellos el que seria despues ministro de Felipe Gonzalez, Jorge Semprun- y de los que dicho sea entre parentesis no escamitaria nunca los elogios, de lo bien que se le portaban... (Lo que traslucia entre tanto una profunda ingorancia o desconocimiento del verdadero rostro de cada una de las fuerzas contendientes, de la naturalez y el fondo, como de las causas profundas de nuestra Guerra civil, proximas y remotas …)
Ocurre no entanto que aquel sueño hitleriano –o si se prefiere el sueño/español del “fuhrer”- por muy generoso ya digo y teñido de idealismo sincero que lo fuera en apariencia, no era menos algo venido de fuera para españoles, que sonaba ya de entrada a intromision en los asuntos internos de un pais que seguia siendo soberano, recien salido –aun malherido y convaleciente- de una cruel y espantosa guerra civil que los alemanes no habian conocido…por culpa de unas causas y raices complejas, proximas o remotas, que se remontaban en el tiempo, en definitiva, a unos conflictos historicos -siempre irresueltos- que habian marcado la historia europea hacia siglos y en los que los alemanes de entonces –de la epoca de las guerras/de/religion- o si se prefiere el moderno nacionalismo/aleman que perpetuaba tan celosamente la memoria de aquellos habian sido beligerantes y no meros testigos. Y lo simboliza a mi juicio mejor que nada la pregunta, lleno de interes y de curiosidad,–y que mereceria una respuesta untanto evasiva y embarazada de su huesped- que le hizo el fuhrer en el bunker durante la guerra, al General español Juan Vigon, ministro del regimen y enviado especial de Franco pidiendole que le explicase que querian decir los espaoles con aquello del « Imperio español » ; que se lo explicase que él no lo entendia (por lo visto)….
La derrota de Alemania fue una gran tragedia cierto, pero fue la suya propia, como lo fue « mutatis mutandis » (para nosotros) la guerra civil española, un conflicto ideologico y a la vez –como se cansaron de repetir machaconamente en la era Aznar los gobiernos PP, sin pasar de ahi…- una gran tragedia entre españoles, una guerra civil, o si se prefiere el capitulo español de « una guerra civil europea » (Nolte) de signo predominantemente ideologico –al menos en apariencia- entre fascismos o filo/fascismos (mas o menos fascitizados) y el comunismo sovietico, pero que en ningun otro pais de Europa se dio en cualquier caso de una forma tan cruel y tan cruenta como entre nosotros (si acaso solo –mutatis mutandis- en los prolegomenos de la guerra mundial, y en los meses que duro la experiencia de la Republica Social de Saló, entre fascistas y anti/fascistas –compriotas todo ellos-, en el Norte de Italia…)
Por las razones que fuesen no obstante –un asunto que seguira siendo « sine die » objeto de debate historico- España se mantuvo neutral, rechazando a un tiempo la oferta de mediacion o de gestion reconciliadora entre españoles –desde fuera, y por ende mas o menos « entrometida »- que les ofrecia y queria a un tiempo imponer a los españoles el regimen nacional/socialista desde Alemania. Y de lo que se harian eco los articulos de Robert Brassillach en la prensa francesa de la Colaboracion en la fase final de la guerra (quiero decir con la guerra ya practicamene perdida) Pero aquel sueño/aleman sobreviviria como digo en la mente de Dionisio Ridruejo y en ese contexto reviste un valor de lo mas simbolico el que fuera precisamente en Munich – sede, en el 63, del IV Congreso Europeo- donde el antiguo falangista (y divisionario) se decidiese a plasmar o a poner en la practica (politica), en la palestra europea, sus designios reconciliadores –y revisionistas- que muchos de sus antiguos amigos (y camaradas) no podian dejar de ver como una muestra de entreguismo o como minimo de imprudencia en el contexto historico de la epoca –de guerra fria y enfrentamiento entre los bloques- que entonces se vivia, y particularmente en la coyuntura española particularmente delicada de entonces, marcada por un peligroso movimiento de huelgas en Asturias… …Y no es de extrañar pues la reaccion a/la/defensiva del regimen entonces ni el epiteto –de « contubernio » (de piel tan dura, hasta hoy…)- que le dedico la prensa del regimen y en particular el diario « Arriba ».
Y me habre lanzado en esta disgresion un tanto larga, cierto, sobre Dionisio Ridruejo y su sueño/aleman (de raiz pues extranjera, y si se quiere « protestante ») de reconciliacion entre españoles –entre los fachas y los rojos de la guerra civil- cuando me disponia a aobrdar de la forma mas directa posible la novela de Juan Manuel de Prada sobre la guerra civil (y la bohemia), buscando con ello sobre todo una clave suficiente de explicacion del por qué Juan Manuel de Prada ha escrito precisamente esa novela y no « otra » sobre la guera civil, y mas concretamente del por qué habra escogido « ese » y no otro heroe protagonista –ese personaje, me refiero, de trazos tan estrafalarios, por no decir cochambrosos e impresentables, de un tal Galvez (Pedro luis,como dicen que se llamaba)- a la hora de dar rienda a sus ansias de « justicia poetica » (como el mismso la llama) sobre la guerra cil española .
Por qué habra escogido o hecho suyo el punto de vista de una bohemia –y de una sarta de eprzsnajes veeridicos o de pega a penas, inseprarables dd la misma (que retrata prmenorizadamente en otro de sus titulos (3) que el no conocio ni remotamente habra vividdo-, a la hora de enfocar todo lo literariamente que se quiera el tema –siempre en ascuas o en carne viva- de la guerra civil española. ¿Y por que esa, sí precisamente y no otra figura de la bohemia, digamos mas imparcial o menos comprmetida ? (Y es que me da que el reproche le acompanara siempre insistente del por que haber rehabilitado al verdugo - o amigo de los verdugos, tanto monta montaa tanto para el caso...- y no a la vcitma: entre los descendientes proximos o remotos -por pner solo un ejemplo- de Don Pedro Muñoz Seca...)
Por que elevar a la categoria de « heroe » (sic) o a los altares incluso del martirologio (literario) un ajusticiado (en el 40) del bando de los que perdieron, al que abrumarian y confundirian tantos y tan dispares testigos de cargo y de acusaciones (tan gravisimas), ex-recluso, figura del hampa indiscutible ya de antiguo, y al que solo el regimen mas abjecto que la humanidad jamas haya conocido (Jon Miranda) « verbi gratia » la II Republica espanola, y mas tarde la guerra civil, permitiria alcanzar un protagonismo (relativo), fuera de los circulos y circuitos de la bohemia mas pringosa y andrajosa, y de la criminalidad y de la delincuencia en la que desde muy joven habia vivido…
(Aunque pregunta analoga habria habido que hacersela tambien –antes que a él- a Andres Trapiello por su libro « Las armas y las Letras »…)
El personaje de Pedro/Luis/Galvez para Juan Manuel de Prada es –como el titulo de sus novela indica- una « mascara », o una leyenda, mas que otra cosa. No deja de ser no obstante en mi modesta opinion leyenda/negra, de lo mas negras, si y escarnizante…que nos afecta de una manera u otra a todos los espaoles en la mediida que su mera evocacion compromete se quiera o no se quiera el buen nombre y reputacion de la nacion entera, « verbi gratia » de su pasado historico intocable e irreversible –hasta cierto punto al menos- por muy reciente y fresco que aun permanezca en las memorias.
Acusado por testimonios innumeros –con nombres y apellidos conocidos e ilustres algunos de ellos- del asesinato (crapuloso) de Don Pedro Munoz Seca, de la muerte del general Navarro (el de Monte Arruit) y de su hijo caidos en Paracuellos, y de un sin fin de otros crimenes de cuño o marca crapulosa (y alevosa) todos o casi todos ellos, como el asesinato un grupo de monjas madrilenas (del que el autor le lexculpa con gran premura), su (mala) reputacion y su (triste) leyenda les son intimamente asociadas « in aeternum » por mas que sus hagiografos –Juan Manuel de Prada y Andres Trapiello, y digo, entre los mas ilustres de todos ellos- le hayan fabricado de una pieza una leyenda de repuesto. De él y de su maquina de (hacer) sonetos….
¿Pura ficcion, mentira bien contada, literatura hecha vida ? De todo un pco es cierto en « las Mascaras del heroe »,la primera novela –y la mas lograda- de Juan manuel de prada. ¿Memoria ultlrajada ? Ese es una cuestion pendiente aun por ventilar que no me atrevo a dirmir en estas lineas. Digamos en su descargo tambien que no carece –como creo que lo acabo de mostrar enlas paginas que preceden- de atenuantes, o de antecedentes del mayor relieve, si se prefiere….Y sobre todo no asoma en él ese designio manifiesto –e indisfrazable- de fingimiento (a drede) y de manipulacion que hace la lectura de las novelas guerra/civilista de su antiguo mentor (Francisco Umbral) tan insufrible e insoportable a veces….
Y lo que le salve tal vez –no, seguro- en mi fuero interno (salvo meliore judicio desde luego) lo habra sido su tratamiento de la figura de Jose Antonio y de otras figuras historicas con él relacionadas que aparecen en el relato –la de Ramiro Ledesma por ejemplo-, por lo mismo precisamente que le merece critica y reprobacion relativa en cambio de Jose Carlos Mainer : la dimension heroica (sic) que le atribuye al fundador de la Falange, de forma « imprudente » Segun este ultimo –en el prologo aludido mas arriba- los papeles postumos lo reratan mucho mejor a Jose Azntonio de lo que lo hace Juan Mannuel de Prada en su novela, y aun sin mencionarlo esta claro que se refiere sobre todo –como un pliego de acusacion imparable- al escrito joseantoniano de Agosto del 36 « Espana, germanos contra bereberes », en la carcel de Alciannte, implicitamente tildado de racista, me figuro (Sus escritos por lo visto le condenan, que me digan se bastan y sobran a condenar a Jose Antonio , en el regimen de democracia que vivimos y del que Jose Carlos Mainer habra oficiado hasta hoy de pontifice historico/literario –en el tema de la guerra civil y asimilados- de una forma indiscutible, dicho sea entre parentesis …)
Y es que si hay algo que queda claro en la novela de Juan Manuel de Prada es que un heroe –sin mascara esta vez, Jose Antonio de su nombre - persigue o acompaña sin pausa ni respiro las cuitas, y las fatigas –y aventuras mas o menos sordidas- del « heroe » enmascarado (tan impresentable)de la novela ….
Lo que sin duda no carece de rigor historico ni de un fondo de verdad indiscutible, y es el dato historicamente irrebatible que dos fenomenso paralelos y reciprocament homologables por tantos conceptos como lo serian la bohemia por un lado, y por el otro ese otro de unas vanguardias (lterarias) mas o menos pre/fascistas y pasadas por la decadencia servirian a la vez de fuente de inspiracion (y de reclutamiento) y de punto de partida o de reflexion en el nacimien to de una inquietud, una nuveva actitud cara a la « cosa publica », entre un sector de la juventud española de los años de la Republica, lo que plasmaria mejor que nadie la Falange de Jose Antonio, como lo muestra de forma fechaiente el libro « Vanguardistas de camisa azul » -de autora elamana- que habre abordado en este « blog » recientemente.
El retrato que Juan Manuel de Prada traza de Jose Antonio es amen de credible elogioso por mutliples conceptos desd luego ; « mutatis mutandis » cabe decir igual de los trazos y pinceladas fuertes y vigorosas con los que presenta la personallidad –mas brusca y mas ruda, cierto- de Ramiro Ledesma al que concede un final igualmente herocio y mas grandioso si cabe en un plano liteeario….(con el cerebro y los sesos hecho migajas por una descarga de los milicianos a los que habia resistido mientras que se lo llevaban para matarlo; que tuvieron que recoger con pinzas…)
Unas lineas en fin –para concluir- sobre el personaje/ficcion que sirve de narrador a Juan Manuel de Prada : una figura poco credible o verosimil cabe decir, a la medida de la leyenda que el autor forjar pretende en su novela. A costa o al precio de echarle unas costaladas suplementarias de escobmros y de basura a la memoria de la Falange de la sangre (de la primera linea…) Peras al olmo, mucho pedir tal vez, en la España de hoy pura (y autentica) literatura, sin el precio o contrapratida correspondiente en tributo a lo politicamente correcto,y sin lo cual el mercado lliteario –de la edicion, de los premios literarios- es impensable desde luego….
Un autor fracasado que plagia sin escrupulos al heroe enmascarado, que frecuenta el circulo de los proximos y amigos de Jose Antonio –Cesar Ruano, Gimenez Caballero…- y de Jose Antonio mismo, y del que se vale el autor como una especie de « deus ex machina » del relato, al servicio de lo creible o verosimil literario (como dicen los franceses), y tambien del andamiaje indispensable en la forja del personaje central de la novela.
El rojo bueno y el facha malo. Los « chibiris » de la Casa de Campo y los fusilados al final de la guerra de un lado, y del otro, las victimas de las sacas y de las matanzas de Paracuellos….Unos parrafos no obstante, hacia al final –de realismo y crudeza insoslita-, salvan quizas, por encima de todo, la credibilidad historica y literaria de la novela como digo,
Y lo son la evocacion del martirio de los falangistas adolescentes caidos en las luchas callejeras en visperas de la guerra civil (y en tantos casos salvajemente supliciados…) Victimas –se diria- de una indefensison historica…
Juan Manuel de Prada habra pretndido expresar sin duda una vision de/al/reves, « subterranea » –o de bajos fondos- de muchas cosas, situaciones y personajes de la España de entonces en su novela. Con estilo literario desde luego
Lo que no estoy del todo seguro –salvo meliore judicio- es que la suya sea una vision subterranea de verdad: no mas « subterranea » que la mia –tan distinta de la suya-, como quiera que sea…
Y me avala la experiencia...
(1): "Las mascaras del heroe" de Juan Manuel de Prada. Madrid, 1996
(2): "Conversaciones privadas de Hitler", de Hugh Trevor-Roper. Critica, Barcelona, 2004
(3): "Desgarrados y excentricos" de Juan Manuel de Prada. Barcelona, Seix Barral, 2001
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