(Dedicado a los descendientes de los veraneantes españoles de Figueira da Foz, cuando estalló la guerra)
"Señales de fuego”, del portugues Jorge de Sena (1), es quizas un libro olvidado pero indispensable a la vez a la hora de inventariar los principales testimonios literarios -puertas a fuera- sobre la guerra civil española. Jorge de Sena no es ademas un don/nadie en las letras portuguesas -y que se me perdone lo del don, que encuentra entre portugueses a lo que parece fuerte alergia, desde los tiempos ya lejanos del derrocamiento del regimen monarquico…(“Dom” era el titulo de nobleza que se reservaba en el pais vecino a sus monarcas, desde los tiempos de la batalla de Aljubarrota…) Poeta, novelista, critico literario profesor universitario, Jorge de Sena fue ademas un hombre publico crecido y educado en el seno del Estado Novo con el que acabo rompiendo -segun rezan sus biografias- cuando se exilio (voluntariamente) a Brasil (en 1959), antes incluso de la intentona del capitan Galvao y de la desaparicion de Humberto Delgado.
Detrás suya quedaba ya una larga y fecunda carrera literaria con publicaciones numerosas, comenzada muy temprano a finales de la década de los treinta, ya en la era del Estado Novo como digo. Su novela « Signos de fuego" ("Sinais do fogo") es de caracter autobiografico, con la guerra civil española en pleno estallido aquellos dias tan tórridos de julio del 36 en los que situa el cuadro cronologico del relato, y tiene como teatro Figueira da Foz, ciudad balneario, playa concurrida del Atlantico portugues a medio camino o equidistante como quien dice entre las tres grandes urbes de Portugal, Lisboa, Oporto y Coimbra; lugar favorito de veraneo de muchos españoles ya entonces, con los que la ciudad entera se veria de pronto, sin comerlo ni beberlo como quien dice, immersa en el ojo del ciclon o de una onda expansiva a base de sacudidas sismicas, como las que provocaba en torno suyo la guerra civil española…
Es lo que le confiere valor historico al relato -de testimonio sin par-, lo que acentua a su vez la circunstancia de haber sido escrita en 1959 año de sus alejamiento y expatriacion definitiva, como un simbolo de la distancia piscologica con la que sin duda quiso verter por escrito sus recuerdos: visiones, enfoques, interpretaciones o « lecturas » (como dicen los franceses) mas o menos opuestas o contrapuestas que se cruzan y entremezclan desde luego a la hora de analizar un texto tan compromotedor y tan candente (y peligroso) como sin duda lo hubiera sido si su autor lo hubiera escrito al calor de los acontecimientos y no veinte años mas tarde.. Y acentua aun mas si cabe esta impresion el hecho (revelador) que la novela solo fuese publicada tras la muerte de su autor (en 1979)….
La de Jorge de Sena, joven adolescente entonces, de los acontecimientos –algunos de ellos acaecidos en Portugal incluso, como la muerte en accidente aereo del general Sanjurjo- que marcaron a sangre y fuego el inicio de la guerra civil española es sin lugar a dudas una vision propia personal, excepcional desde muchos puntos de vista, individualizada en grado extremo y tambien extraordinaria por muchos conceptos, que no dejaba a su vez de ser representativa de una corriente de opinion perfectamente identificable aun a fuer de minoritaria en la sociedad portuguesa de entonces, con raices reconocibles en efemerides clave de su propio pasado (reciente aun) –la proclamacion de la Republica en 1910, la participacion portuguesa en la I Guerra Munidal, el golpe de estado de Sidonio Paes, y « la arrancada de los generales » (el 28 de mayo de 1926) que daria inicio al Estado Novo, aun muy reciente y vivio y fresco todo ello en las memorias.
Y era una vision de los acontecimientos que empezaban a desencadenarse en la España vecina, tal y como podia serlo la de un republicano portugues/del/monton, afecto al ideal del liberalismo democratico, y semiahogado en su posibilidades de expresion como se encontraba ya en aquellos años (primeros) de regimen corporativo, contemplando con sentimientos de profunda frustracion la ascension imparable de sectores mas o menos hostiles al regimen republicano, de cuya fachada y formas institucionales sabria servirse habilmente el Estado Novo por supuesto: un proceso que no haria mas que acelerarse e intensificarse con el estallido de la guerra civil española y el cariz progresivamennte favorable al bando nacional que fueron tomando rapidamente los acontecimientos del lado de la frontera hispano/portuguesa. De todo lo cual Jorge de Sena da en su novela fiel testimonio, tanto mas valioso si se tienen en cuenta los a/prioris y premisas ideológicos –vagamente favorables al bando republicano- que eran los suyos propios como aqui habre mencionado, perfectamente reconocibles por lo demas -y hasta transparentes- al filo del relato.
Jorge, el protagonista de la novela, era un joven adolescente de buena familia que se va a pasar las vacaciones en casa de unos tios a Figueira da Foz, como lo habia hecho ya el verano anterior, pero que nada más llegar –y las escenas por lo que da a entender se desarrollan precisamente en aquellos dias cruciales del 17, 18 y 19 de Julio del 36 (y los que se siguieron)- es testigo presencial del vendaval que se pone a azotar de reprente la colonia espanola de veraneantes, de los que la ciudad »grosso modo » vivia (todo el año) como el propio autor reconoce, y que al calor de los acontecimientos en España se ponen a emprender nada mas llegar el viaje de vuelta en un movimiento de exodo colectivo irreversible….
El joven adolescente protagonista de la novela se hubiera limitado como tantisimos otros jovenes portugueses de su edad a contemplar de espectador con más o menos prejuicios o simpatias (o antipatias) un fenomeno que discurria de puertas a fuera, como se ven los toros desde la barrrera, si no fuera por un hecho un tanto anomalo casi trivial o anodino, que viene a turbar la paz de aquel universo familiar tan sosegado y que va a cambiar o a distorsionarlo todo de cabo a rabo. Y lo es la llegada impronta al domicilio de sus tios donde se hospedaba –una mansion señorial de varios pisos con escalinata, verja de entrada, jardin, mirador y demás…-de dos españoles rojo/republicanos, asturiano socalista el uno y vasco/separatista su acompañante bastante más joven, que huyendo de la encerrona en la que de repente se encuentran atrapados vienen a pedir refugio al tio de la protagonista –un oficial jubilado, ex-combatiente de la Gran Guerra de convicciones anti-clericales y republicanas…-quien se lo concede gustoso, por unos dias, hasta que la situacion se aclare…
A partir de ahi los dos rojo/espanoles van a presidir de su presencia fatal e insoslayable como dos convidados de piedra o espectros mas bien o espantajos « nevermorianos » (que hubiera dicho Francisco Umbral en alusion al cuervo fatidico del celebre poema de Alain Poe) unos acontecimientos o mas bien un torbellino de hechos y sucesos en cascada en medio de los cuales el joven protagonista se verá reducido a comparsa o marioneta o mas bien victima o sujeto paciente, él y todos (o casi todos) los que le rodean….Asi es al menos como yo acabo viendo la cosa tras la lectura integra de la novela.
En el centro de la trama o de la intriga desde luego, del principio (casi) del relato hasta su desenlace que tiene ya lugar –a todos los efectos- hacia la mitad de la novela, lo están desde luego el plan y los preparativos de evasion de aquellos dos españoles rojos/republicanos en una operacion por mar, rocambolesca, con ayuda de contrabandistas –sin ningun o muy poco color politico o ideologico ninguno de ellos- en direccion del golfo de Vizcaya y atravesando pues aguas bajo control de la marina portuguesa y del sector de la Flota espanola adicta a los nacionales…y de cuya suerte el autor se desentiende como quien dice en la segunda mitad del relato, sin más, presa de una crisis o vitima de un drama interior que acaba cobrando los perfiles pateticos de un descenso/a/los/infiernos y que no es « pari passu » mas que el itinerario prototipo –o arquetipico- de una adolescencia más o menos turbada y/o traumatizada (e igual en definitiva a tantas otras…)
La guerra civil española sigue no obstante se diria su curso y la novela tambien el suyo más o menos paralelo…Omnipresente nuestra guerra del 36, ya digo, a lo largo de la novela, en la commocion visible en la playa y en los bares y cafes, desiertos de pronto, como si el verano y la temporada veraniega (aun en los comienzos) hubieran llegado ya a su fin: en los incidentes que protagonizan los españoles/veraneantes de uno y otro bando, al calor de las noticias que van cayendo minuto a minuto como bombas –en las pocas radios que aun se veian, un invento demasiado reciente aun para la epoca-, en la intriga de la evasion de los dos huespedes rojo/españoles, y en los surcos o lineas divisorias o zonas al menos de sombra, de sobreentendidos y reticencias que el conflicto en el pais vecino iba a crear alli inexorablemennte al interior de las mismas familias, de un mismo ambiennte o medio social tan cerrado y poco permeable como lo era el del protagonista y sus amigos veraneantes. Como una sacudida cosmica o cataclismica que repercute a todos los niveles de la realidad y en todos los ordenes de la existencia cotidiana de aquella socidedad provinciana, de aquella playa/balneario para veranenantes venidos de fuera. Hasta en el psiquismo del protagonista...
¿Cómo no ver, es cierto –que habria que estar ciegos- un eco de lo mas potente de la guerra civil española en aquellas frases que le vienen de pronto a la mente como por efecto de catalepsia –y que le impulsan sin querer, de forma ciega, a verterlas por escrito a todo meter, en forma de poema? ¿Como no ver chispas y centellas de la guerra civil española a todo arder justo del otro lado de la frontera (relativamente cercana) en « esos signos de fuego que los hombres, exhasutos y tranquilos, se mandan unos a otros, desde aquellas cenizas frias » ?….Porque si hay algo claro en el relato de Jorge de Sena lo es como digo esa intima sintonia de acontecimientos, tal y como se ven contados en la novela, del orden intimo, personal e individual, de los diferentes protagonistas, -de la indefinicion y de las vacilaciones y ambiguedades equivocas rayanas en el escandalo del propio Jorge incluso-; junto con otros de un tipo mucho mas general o colectivo, de naturaleza politica o del orden de los fenomenos sociologicos, colectivos, de impronta y alcance historico, como lo era el estallido de la guerra civil espanola.
Y en particular ese toque o sello de fracaso que comparten casi todos los protagonistas por no decir todos ellos, y que viene a servir de eco o amplificador en definitiva a aquello que tuvo –entre otras muchas cosas- de fracaso historico y colectivo indesmentible la guerra civil española...Un regusto a cenizas, como lo tuvo sin duda para muchos –a uno y otro lado de las trincheras- el precipitar de los acontecimientos que llevaron a la guerra civi, que el frances Drieu la Rochelle, neutral al principio y que acabaria tomando partido por los nacionales, veia en muchos de los españoles de uno y otro bando –pero sobre todo de los del bando republicano- que transitaban más alla de los Pirineos al comienzo de la contienda. Como un mudo reproche en los semblantes o lamentacion muda –o verguenza colectiva- de que se hubiera llegado « a aquello », a aquel extremo…La guerra civil española vino a sellar, es cierto, el fracaso de una convivencia y de una singladura historica de rumbo errático, el norte perdido, vieja de varios siglos, que habia llevado a la nación espanola a encallar en el concierto de las naciones y a la sociedad española a una situacion de crisis sin precedentes en su historia. Y es lo que refleja el fuego -de pasion- del protagonista adolescente, crepitando entre las cenizas de su propio fracaso, sin apagarse nunca del todo, en ningun momento del relato.
La novela de Jorge de Sena es representativa ademas de esas vanguardias o corrientes vanguardistas europeas de entre dos guerras mundiales que sirvieron de puente al nacimiento del fascismo/literario como ya lo habré dejado aqui sentado en anteriores mensajes. Pero ofrece ademas el interes especialisimo de una literatura/de/decadencia que floreceria, no en un regimen de libertades/democraticas como lo fue la II Republica española sino desde dentro o en el seno mismo del Estado Novo, en un régimen donde las libertades/democraticas se veian cercenadas por no decir suprimidas, y en un fenomeno analogo al que se habia dado en España durante la dictadura de Primo de Rivera –epoca de gran florecimiento cultural entre parentesis, algo en lo que hoy todos o casi todos se habran ya puesto de acuerdo-, y al igual « mutatis mutandis » que sucederia tambien (dicho sea sin animo de entrar en polemica ninguna) en Francia y en particular en Paris durante la ocupacion alemana como lo reconoceria –hace ya algunos años, con gran escandalo, cierto-, Claude Autant-Lara, un cineasta de éxito en aquellos años lejanos (« L’occupation? Ce fut le bon temps »…)
El protagonista de la novela de Jorge de Sena muestra a todas luces el sello vanguardista tipico (y decadente) del desdoblamiento de la personalidad, de la busqueda trágica a todo precio de la propia identidad (perdida) al contacto del Otro, de « la brutal alteridad del ser » como escribio Heidegger, tal y como ya lo habré explicado en anteriores mensajes. Y eso es realmente, en definitiva, lo unico que le importa. La guerra civil española le pilla muy lejos desde luego al joven protagonista, a pesar de tenerla tan cerca de pronto, alli mismo, en la playa de Figueira, y si por momentos parece volcar sus simpatias hacia uno de los bandos, la situacion en ese punto no tarda en recuperar una especie de equilibrio estable a imagen de la neutralidad portuguesa en definitiva (oficialmente por lo menos)
Interés extraordinario lo ofrece sobre todo –para españoles- la imagen o perspectiva o punto de vista que en la novela se trasluce sin el menor equivoco de como veian tantos y tantos portugueses –a imagen de protagonista- a España y a los españoles en su presente (de entonces) y en su pasado mas o menos compartido, por encima de las lineas de trincheras que separaba a las dos Españas contendientes ; y por supuesto, de ese complejo (anti) español mas o menos acentuado pero presente en todos o casi todos los protagonistas: en Rodrigues, amigo de Jorge, un individuo en el límite de la decencia y del decoro (y del deshonor) –exhibicionista en sus ratos libres (...)- de padre/español deshonrado en el medio ambiente portugues en el que le habia tocado vivir (por propia definicion que se diria...), y que por eso mismo odiaba y despreciaba (aun más si cabe) a los españoles. Igual que en el tio del protagonista que da cobijo (momentaneo) a los dos rojo/españoles –antes de mandarlos a una muerte segura, por interés propio a penas-, tal y como se manifestaba en las discusiones que surcaban sus sobremesas y sus partidas de cartas inerminables con sus dos huespedes cada vez mas politicas y al borde del estallido (y de la ruptura)
Cuando oye por ejemplo los proyectos de unión de republicas ibericas (socialistas) que le expone –imprudentemente- uno de sus dos huespedes españoles. O en la reacción de Jorge, el protagonista ante los comentarios de otros españoles –favorables al bando nacional- en la terraza de un bar, del signo digamos anexionista y que le suenan igual, en resumidas cuentas, de como le sonaba a su tio el sueño “portugues” (o iberico si se prefiere), de los otros españoles. Curioso sobre todo por lo reveladora de un cierto tipo de mentalidad, el comentario del tio del protagonista en un momento de la discusion con sus huespedes: que a España en definitiva lo que la definia y caracterizaba (y delimitaba) entre tantas tensiones separatistas como crepitaban en su seno lo era Portugal por decirlo asi, el no ser (desgraciadamente) portugueses. Una definicion (portuguesa) por la via de la negacion o de la separacion en definitiva (…).Lo cual me recordaba leyéndolo una frase de Fernando Pessoa que se me quedo hace ya mucho, en la que él venia a decir que « el separatismo no era mas que una forma de ser española »: alegato « pro domo » por supuesto –en aquel (gran) poeta portugues, de tan acusado e indesmentible nacionalismo lusitano (y anti-espanol, asi de paso)- y a la vez dialogo de sordos…O si se prefiere agua/fuertes ibericos de una incompresion reciproca a través de los siglos….
La guerra civil española continua su curso en la segunda parte de la novela como digo, tras la partida tan agitada y tan rodeada de truculencia de los huéspedes rojo/españoles: en las proclamas –al borde de “la histeria” y de “la desesperación” las describe el autor- de Radio Club Portugues dirigidas a los defensores del Alcazar, lo mismo que en las conversaciones en familia -y en los comenntarios de la madre de Jorge sobre todo, nitidamente simpatizante de los nacionales…-, que no pueden dejar de reflejar la marcha de los acontecimientos de los que el propio regimen portugues del Estado Novo se ve de pronto convertido en protagonista. Y es que una novela es historica no solo por la trama sino tambien por obra y gracia de la simple cronologia a veces, aunque no lo quiera; y es lo que ocurre en « Signos de fuego” de Jorge de Sena: presa por asi decir de una cronologia y de un concatenamiento de sucesos y acontecimientos que tienen como epicentro todos ellos a la guerra civil española. Y en unas notas preliminares a la edicion (de 1987) que habré estado manejando en lengua portugesa figuran una serie de anotaciones del autor destinadas a un proyecto de reedicion ampliada de su novela en donde figuran a modo de croquis histórico o cronológico una serie de acontecimientos en cascada del verano del 36 todos ellos en relacion con nuestra guerra civil.
(Finales de agosto del 36. Badajoz al otro lado de la frontera acababa de ser tomada hacia unos dias-, cuando Jorge el protagonista y su joven acompañante se adentran por el centro de Lisboa y se ven sorprendidos de pronto por el bullicio de un gentio inhabitual que se dirigia hacia el comicio del coso taurino de Campo Pequeno donde iba a tener lugar aquel mismo dia -29 de Agosto del 36- una concentración de la que naceria la Legion portuguesa, organizacion matriz de la que saldrian los Legionarios de Viriato, combatientes voluntarios del lado nacional durante la guerra civil española. Mientras que en una plaza adyacente se oian los altvoces del movimiento rival nacional/sindicalista a punto de ser disuelto, precisamente por aquellos dias. Y apenas unos dias mas tarde –Septiembre del 36-, en el capitulo final de la novella, se recogen con pelos y señales ecos de lo mas directos y precisos de la sublevacion, abortada al nacer, de unidades navales ancladas en el estuario del Tajo y "que contaban sumarse a la flota española marxista »…)
Portugal se mantuvo oficialmente (más o menos) neutro en la guerra civil española. Como en la primera guerra civil castellana, del Rey don Pedro contra los Trastamara, aunque apoyase tambien entonces con su diplomacia al rey legitimo, como despues lo haria con Franco…Y los años de paz y prosperidad que les granjeo el Estado Novo –hasta el 61 por lo menos y el comienzo de la guerra colonial- no serian menos, por muchos conceptos –desde sus inicios incluso, en plena fase, en España « nota bene », de la dictadura de Primo de Rivera- no menos como digo que una herencia española…. Como lo seria en la novela la crisis interior –en el plano sentimental y de la vida sexual, a modo de erupcion o de efervescencia de adolescente- del propio protagonista; e igualmente para el autor de la misma que no se muestra insolidario en modo ninguno –a su manera- de la tragedia que vivian los españoles. Lo que queriendo o no, consigue plasmar en sus novela.
Dejó Jose Antonio escrito que la capital del (Nuevo) Imperio español deberia ser Lisboa: formula sagaz ingeniosa y tentativa interesante al menos de conjurar y superar el complejo/anti-español de muchos portugueses (Y no es aventurado el conjeturar que tal vez la idea –feliz- se la dieron a Jose Antonio su amistad y sus contactos con el fundador del nacional/sindicalismo portugues, Rolao Preto) (2)
Formula magica tambien, quizas, de dar respuesta cumplida al dilema o la disyuntiva –atlántico/mediterránea- que planeó sobre la historia de España desde finales de la Edad Media, como apuntó acertadamente el historiador marxista frances Pierre Vilar (del enemigo el consejo) Y que habra revoloteado tambien desde el principio hasta el final de estas lineas…
(1): “Sinais de fogo” de Jorge de Sena. Lisboa, 1987
(2): Francisco Rolao Preto (1893-1977) Fue fundador del “Movimiento nacionalsindicalista” portugués a principios de la decada de los treinta. Preso y expulso del pais varias veces por su oposicion a Salazar. En 1933 residió en España, en Madrid, en el domicilio mismo de Jose Antonio Primo de Rivera, que le dio cobijo. Durante la guerra civil española permaneció en España, en zona nacional, todo el tiempo que duró la contienda, cercano a los sectores falangistas. (Acabó adhiriendose al 25 de Abril y fundando justo después el Movimiento Popular Monárquico, junto con Gonzalo Ribeiro Teles)
http://www.arqnet.pt/portal/biografias/rolaopreto.html
ResponderEliminar