Casandra Fristot, joven diputada (municipal) de su localidad -departamento de Moselle (región de Lorena)- y miembro (o miembra), de más joven, del (antiguo) Frente Nacional: en el ojo del ciclón por la pancarta que portaba MAIS QUI? en una de las manifestaciones contra el pasaporte sanitario el pasado sábado (y dando nombres faltaría más)- en París y en las principales ciudades francesas -del orden de doscientos mil (200.000) manifestantes-, que habrá desatado la histeria de la clase política y mediática en Francia hoy. Como reza el antiguo refrán: a confesion de parte, eximición de prueba (ay que me pierdo! no sigo más, que hablarán hasta las piedras!) (...)
Jean Marc Morandini (de origen ítalo/corso), estrella del audiovisual francés y viejo conocido mío: de la entrevista que me hizo (noviembre de 1994, en París) en el programa de "reality show", "Tout est possible", de la cadena de televisión francesa TF1. Y director del programa (bajo su directa supervisión) por el que viene el escándalo (de la joven Casandra) ahora. Aprendiz de brujo, Morandini, (eternamente) incombustible? Habrá mostrado como sea, saber más del tema -el control de los medios- de lo que muchos se piensan
.../...Continuación
Oh felix culpa! O por expresarlo en román paladino, no hay mal que por bien no venga. Y me refiero a la epidemia del Covid: si habrá conseguido (al menos) llamar la atencion de la opinión publica (del planeta) a esa otra plaga invisible como un flagelo medieval de nuestra era, del control o del monopolio de los medios, léase de la prensa mainstream (a saber, sin control) en lenguaje de politólogos o de teóricos de los medios. "Mediatico", una expresion que ha ido paulatinamente conquistando -entre españoles- el derecho a la existencia o a la ciudadanía después de aquellos años principios de los noventa cuando yo la empleaba con gran profusión -de leerla sin duda habitualmente en lengua francesa- ante la extrañeza y el jolgorio irónico de periodistas españoles de gran brillo que decian no conocerla. Y era que la iban conociendo o descubriendo sólo poco a poco al mismo ritmo que me iba conociendo yo, sólo me doy cuenta ahora: persona o personaje mediático (sic) por antonomasia en esta era intermedia que aún estamos viviendo entre el papel en vías de extinción y toda la que viene despues, digital que la llaman o numérica. Que salté a la primera plana de los medios (y vuelta, una y otra) hace casi cuarenta años lo que marco (al rojo) mi existencia hasta ahora. Persona mediatica si señor, de cabo a rabo, lo que habré aprendido a mis expensas (continúa) .../...
.../...(continuación) Una circunstancia "mía" (como diría Ortega) -esa familiaridad (congénita?) con el mundo de los medios (desde fuera)-, y más aún yo diría, como una segunda/naturaleza en mí, como el marxismo lo fue para muchos católicos tras la ventolera del concilio y sus reformas (y paro el carro que no quiero seguir levantando ampollas)
Lo que les dará aquí idea a algunos de lo hondo que me llega esta polémica que habrá ganado bajo el signo de la pandemia a la opinión publica en Europa, Estados Unidos y yo diria que en las cuatro esquinas del planeta. Hasta el punto que se me aparece de pronto como un desafio mayor -ser o no ser, "ellos" o yo (y no exagero)- y es por una razón simple de amor de mí mismo y no de odio (sic) de quien sea (...) Y ello frente a una normalización mediatica ("global") que de toda evidencia -y al hilo de campañas intermitentes de lichamiento desde hace casi carenta años- parece haberme declarado la guerra .Y a las pruebas -por ejemplo en la Red- me remito (sin paranoias).
Y es al fenómeno (sic) que mi nombre (y apellidos) en la Red hoy por hoy representa, y no tienen más que hacer la prueba (...) Hora llegada pues al calor de esta polémica repentina de coger el toro por los cuernos o de recoger el guante del desafío. Quien? (qui?), la pregunta nevitable por la que habrá venido el escandalo. Y es la misma pregunta que me hacia yo de antiguo y a la que acabé encontrando (como aqui ya lo señalé) la cumplida respuesta. Y fue en los Protocolos de los Sabios de Sion donde se diría que me anunciaban a mí con clarividencia profética. Y era bajo la etiqueta o el guión de criminales políticos (sic) a los que confesaban el verse necesitados ( por qué?) de despojar de la aureola -de arrojo o de braveza (bravoure en frances) - que (al gran pesar de aquellos) les rodea (...) Y fue descifrando a la vez en clave de criminalización todo ello. Y es de la violencia en política, condenable per se -y por ende criminalizable- en política, en tiempos de democracia.
Y por eso, revindicando la violencia en política me reivindico yo al mismo tiempo, lo que cuento cumplir (mi palabra!) en las entradas de este blog, y con lo que cuento a la vez verter aqui todas las ideas que me vienen brotando en ebullicion desde hace ya un buen rato al respecto. Idealista violento si, frente al crimen politico de la difamación gratuita y de la infamia, que se ve institucionalizado en la tiranía de los medios. Lo que la crisis del Covid habra sabido -O Félix Culpa!- poner de manifiesto
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