Abbé de Nantes, (difunto) convidado de piedra para Marine Le Pen en este trance tan crucial. Que una figura tan destacada de la corriente francesa tradicionalista (o tradi) a seguir a Monseñor Lefebvre por no decir igual, tendría sin duda algo que decir o aconsejar en este trance tan tremendo por el que atraviesa Marine Le Pen al borde (y en Pôle Position) del la jornada electoral. Figura emblemática, Georges de Nantes, de la corriente que se enajenó (antes que ella) su padre (por su posición en materia de política/religiosa o por falta de ella, que aquí alguno dirá) Hasta el punto que fueron tal vez los votos que le faltaron: los que se abstuvieron o como hizo el celebre “abbé” –partidario declarado de la Accion Francesa, de Charles Maurras- los que se fueron con Jacques Chirac. ¿Sabrá Marine Le Pen agarrar la ocasión –de reconciliación- al vuelo, ante tamaño golpe de báculo (papal)?
El papa se mete –hasta el cuello- en política francesa en vísperas electorales. Como dicen los andaluces, ¡lagarto, lagarto! Y pienso sobre todo en Marine Le Pen, blanco (directo) de la intervención papal. Y es porque no puedo dejar de acordarme de la condena de la Acción Francesa como los franceses ahora de seguro también están debiendo recordar. El Papa, la Iglesia, el Vaticano no son escollo tan fácil de sortear, como ya lo pensó Don Quijote, y como sin duda lo estimó siempre (en su viejo molde , de Jean Marie Le Pen) el Frente Nacional, que se mostró siempre, -como así lo demostró en el caso Lefebvre y en su actitud de conjunto con la corriente de católicos tradicionalistas franceses (tradis) y sus principales figuras-, en un plan de estricto distanciamiento, por cuenta del postulado –familiar a los oídos de españoles afines a lo que el dice proclamar y defender- de separación de la Iglesia y del Estado, que ahora como en un reflejo condicionado y ante el (imprevisto) ataque papal vuelve a esgrimir Marine Le Pen. ¿Le servirá de antídoto o de pararrayos eficaz en tan arriesgado y peligroso trance? La verdad que no lo sé. Porque acorde con todos los sondeos, las elecciones francesas están pendientes de un hilo y la intervención papal puede ser el factor (in extremis) decisivo como lo fue en la política española de años recientes tantas veces también. Y emplazo a José Luis Zapatero por ejemplo a desmentirme, que no se atreverá (¿no lo creen?) Los problemas canónicos (sic) –de los que el Frente Nacional huyó siempre como de la peste, al contrario que una gran mayoría de figuras francesas dicen des “natio,s”, como ellos, léase del bando digamos “nacional”- son en extremo imponderables, que se lo digan (post mortem) a Maurras. Hasta el punto de poder decidir el resultado de una elección presidencial de forma más crucial y más visible que la movilización –la vez anterior- de los jóvenes (manipulados) en contra de su progenitor Jean Marie Le Pen. Lagarto, lagarto, pues. La respuesta de Marine Le Pen al “ucase” papal me parece justa y proporcionada a la vez –con lo de “Al Cesar lo que es del Cesar" y demás-, pero me pregunto si no estaría mejor, mas conveniente y sobre todo mas político una puesta de perfil. El tancredismo es una tradición propiamente española, muy nuestra, se me objetará. Que el lado de donde el papa ítalo-argentino cojea es un secreto a voces (desde que lo nombraron) de verdad: del lado de la invasión (musulmana) y del Gran Remplazo (Remplacement) y ante tamaña evidencia, tan inexorable fatalidad, no cabe más que ponerse en guardia sin perder la flema o sangre fría –a otros de hacer meritos y de rezar (….)-, qué juicioso y qué sabio te volviste Juan, dirán aquí algunos a no dudar. La condena de la Acción Francesa, y no temo exagerar, fue un primer antecedente en la cadena de acontecimientos (en cascada) que desembocaron en la Segunda Guerra Mundial, y fue porque así se rompió el puente de diálogo y de unión que ofrecían el Vaticano y la figura papal entonces, en el contexto –tan lleno entonces de tensiones- de la política internacional. Y fue tomando descaradamente partido –en detrimento de sus mas fieles, de los “suyos”-como lo hace ahora el papa Francisco contra el RN (antiguamente Frente Nacional) Una puñalada por la espalda ¿o no?, como a eso se le cabe llamar. Y ante ello el truco de la desdiabolizacion –o como eso en román paladino se traduzca (uff!!!)- me temo que le sirva ahora de poco a Marine Le Pen la verdad. Asentir a pie juntillas, y rezar, ya digo, si no quiere ver de cerca el fantasma sin rostro de la derrota y del descalabro electoral. ¿La hora de la diosa Nemesis, de la venganza, para su propio padre destronado sin piedad? Me explico, de retomar las riendas y de marcar el rumbo en trance tan crucial. Por todo lo que precedentemente habré aquí expuesto, me siento de lo mas escéptico. A menos que Marine Le Pen sepa agarrar la ocasión al vuelo (….) Y es de reconciliarse a la hora de la verdad tan decisiva con todos esos sectores –fieles a la figura de su progenitor y a su memoria- que ella se enajenó a fuerza de desdiabolizar. Que para ello no necesita, en nada, diabolizar (se) (a costa de judíos, de musulmanes o de la Historia de la Segunda Guerra Mundial) Que como dice el dicho castellano, el desdiabolizador que desdiabolizare buen desdiabolizador será. ¡Viva siempre el Frente Nacional!
No hay comentarios:
Publicar un comentario