La Alborada no del mar
Sino la de las montañas
La que anunciaban con fragor
Sonando fuerte en mi alma
¡Un nuevo amanecer princesa
cuando suene la clarinada!
Y todo vuelva a su sitio
(cuando tu regreses, monada)
Y la sangre se nos sube
Y las nubes se levantan
Y todo se hará posible
a golpes de amor (¿y metralla?)
Cuando el espíritu se sosiega
Y las ideas se me aclaran
Y el nudo (espeso) de enigmas
Y dilemas se desatan
Y el camino se endereza
e invita a emprender la marcha,
sin cuitas, sin inquietudes
en pie y la frente levantada
Camino del Paraíso,
iremos de manos dadas
o iras tú amor por tu cuenta
Solícita y el alma en llamas
Y donde te encontraré yo
Cuando ya no te esperaba
De esas divinas sorpresas
Que sólo el Amor nos depara
Quien me lo hubiera dicho
Amor, tú, “¿una de tantas?”
Que Amor era eso (o ése)
Que Tú (sola) me inspirabas
Que me enciende y que me anima
Y ayuda en la larga caminata
Y me guarda la sonrisa
Cuando peor me vienen dadas
Y me marcas el camino
¡Estrella de la Mañana!,
me llena de poesía
Me vigoriza e inflama
(hasta deber decir ¡Basta!)
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