martes, enero 14, 2020

ESPAÑA Y GRECIA (en guerra civil)

El problema social de Españoles, Italianos y Portugueses es el drama racial de una civilización católico-mediterránea condenada a muerte por una falta cruel de materias primas y por el cierre del Mediterráneo en el siglo XIX” (Diario del escritor fascista francés Drieu la Rochelle, poco dias antes de su muerte)
Manifestación nocturna –entre antorchas y banderas- de Amanecer Dorado por las calles de Atenas. Retoños de guerra civil, para algunos griegos. Y es en la medida que la Reconciliación allí no se dio –como en España tampoco-, y que son vistos aún hoy como los descendientes o herederos ideológicos de la Colaboración griega, un capitulo de gran relieve allí –como en Francia-, comparado a los que tuvieron lugar en otros países europeos
Españoles, Italianos, Portugueses, y ¿dónde están los Griegos?, la pregunta viene espontánea a la mente leyendo ese aforismo -de más arriba- del escritor fascista francés, tan profético –a fuer de certero y cruel. ¿Más mediterráneos  si cabe que los otros, los Griegos –a falta de ser católicos (léase católico/romanos)-? Como lo ilustra ese acrónimo –de la infamia- de nuestros días, de marca británica como por casualidad, ese de los PIGS, por el que los Griegos se ven incluidos en la lista de la ignominia como Dios manda, lo que dice mucho de la comunidad de destino de los dos países, Grecia y España, hermanados -amén de en muchos otros conceptos- en un mismo drama o tragedia de problema social –léase racial- a saber, de guerra civil y de lucha de clases. Todo ello me venia a borbotones dándole a la tecla a raíz de la lectura de un documento (interminable) de carácter histórico –en ingles, en The Guardian-, sobre la guerra civil griega que me llega por mano amiga después de llevar ya un rato circulando por la Red: la historiografía española ayer oficial-y hoy revisionista- tuvo siempre a bien de subrayar las similitudes y los puntos de comparación entre las dos guerras civiles por razón de sincronía o simultaneidad, primero de todo, En la medida no obstante que una y otra pueden ser vistas por su relación estrecha con la Segunda Guerra Mundial- como una prolongación de la misma la guerra civil española, y la griega en cambio como el último (o penúltimo) de sus estertores o coletazos, se acaban obviando no obstante las hondas diferencias entre una y otra (…)


No importa, se diría, porque todo sucede como si se hubiere ya decidido desde lo Alto el negar esas diferencias y en actuar en consonancia como si no existieran o como si no hubieran existido nunca. Nuestra guerra civil del 36 tuvo una genealogía propiamente endógena –de unas causas u motivos de difícil extrapolación a otros países (europeos)- la guerra civil griega en cambio tal y como se deja traslucir del informe (en inglés) aludido mas arriba fue desatada mayormente debido a una intervención extranjera –léase anglo/aliada, inglesa-, y de resultas mayormente de la partición del mundo –y a fortiori de Europa- en zonas de influencia tras la conferencia de Yalta. Aunque los autores del informe parezcan así caer en ese hoyo (sin fondo y sin retorno) de la petición de principio, léase de dar ya por sentado lo que queda aun por demostrar. Y es que por más que se pretenda presentar –en visión retrospectiva, en Atenas- un escenario “a la siria”, léase el de la primavera de los pueblos y de los motines callejeros anti-Assad y de su represión, que desembocaría en la guerra civil, en Grecia en cambio, la guerra civil venía ardiendo ya de antes de la intervención inglesa, incluso antes de la ocupación nazi y de la Colaboración –del mayor relieve allí en Grecia (como en Francia), que en otros pases ocupados, del resto de Europa –como lo ilustra la polémica que arrastra allí la figura (ilustre) del general Metaxas-, con lo que venía a ilustrarse allí lo que la Segunda Guerra Mundial tuvo –según la formula célebre de Ernst Nolte- de “guerra civil europea”.
Uno de los principales monasterios (griegos) de Meteora –"monasterios del cielo" (o suspendidos del cielo)-, escenario predilecto de la Resistencia y de la lucha armada de los partisanos allí durante la II Segunda Guerra Mundial. Desde donde, en una práctica generalizada del principio al fin del conflicto, y a años luz de las convenciones internacionales, de Ginebra o de donde fuera, despeñaban a sus prisioneros, como fue el caso -de los rojos- en nuestra guerra civil (en el Cañón de Ronda, en Cabo Mayor, en las grutas de Camuñas en la Mancha toledana, etcétera, etcétera) Lo que explica en parte la dureza excepcional de la ocupación alemana allí, comparada a lo que fue la regla en otros países europeos (….) ¿Luchadores idealistas los partisanos siempre del buen lado en ese cuento interminable sobre la II Guerra Mundial de malos y buenos? ¡A otro perro con ese hueso!
Porque si hay algo en el informe de The Guardian citado que asciende a la más pura y prístina de las evidencias es que las tropas británicas no habrían podido acabar dueños de la situación como así pudieron al cabo de la llamada “batalla de Atenas” (3 dic. 1944-11 enero 1945) -"sucesos de diciembre", "Dekemvrianá", tal y como la conocen hoy los griegos-, sin la ayuda -decisiva- de los otros/griegos, los de la Colaboración que seguían (encarnizadamente) luchando contra un mismo adversario –las bandas de partisanos- como si entre uno y otro escenario, de antes y de después de la ocupación alemana (y de la evacuación de tropas) no hubiera (mucha) diferencia * ¿Cuento interminable de buenos y malos, el de los buenos partisanos contra los malos alemanes y sus colaboradores griegos –estos últimos además de malos, traidores o “malos” por partida doble? Por culpa de lo cual acabamos por no entender nada de la génesis verdadera de la Segunda Guerra Mundial y por via de consecuencia, la guerra (civil) continua interminable, en España como en Grecia (…)

Sin trampa ni cartón: los partisanos en Grecia -como el maquis (asturiano) en España (años cuarenta)- hacían una guerra por su cuenta y riesgo al margen –y a años luz- de cualquier tipo de convención internacional, enzarzándose fatalmente así en una espiral mortífera de atentados y de represalias –del maquis y de la contrainsurgencia- en la que –comparada a la resistencia en otros países europeos (como Francia o incluso Italia)- cualquier parecido con la realidad, pura coincidencia, como lo ilustra esa practica generalizada entre los partisanos griegos del despeñamiento (sic) a favor de la muy torturada orografía allí, léase a base de los típicos “meteoros”, sitios favoritos de emplazamiento -a gran altitud y al borde de  precipicios sobrecogedores- de monasterios de la Santa/Ortodoxia. Y otra clave de explicación de la crudeza y de la crueldad de la Ocupación alemana allí, lo fue un factor del orden histórico e ideológico, algo que suele pasar desapercibido en los análisis y estudios históricos sobre el tema como el reportaje periodístico que nos ocupa, y fue la honda frustración alemana de por la diferencia abismal que percibían entre la Grecia que ocuparon y la memoria –hondamente anclada en la ideología nazi- de la Antigüedad clásica (greco-romana) y de la Grecia antigua (y pagana).

El Superhombre según les habían asegurado Nietzsche y otros filósofos germanos con él –de la Revolución Conservadora- debía encontrarse precisamente allí en Grecia –apolíneo y mayestático (o dionisiaco si no) como un capitel de estilo dorio antiguo o como una estatua de Fidias-, y los ocupantes alemanes en cambio, no parecían encontrárselo allí en parte alguna. Que si en la óptica (racial) nazi/alemana, los españoles éramos unos mestizos de Germanos y Bereberes, los Griegos (de entonces) no dejaban de ser –en aquella óptica- una versión o variante mediterránea, racialmente no menos degenerada –o “bastardizada”-, debido a la (longeva) ocupación turca. Viéndose así tratados en consonancia (…) Un pasado (sin pasar) que según me comentó un estudiante argelino en Bélgica -que él lo había oído, lamentarse, de labios de un griego amigo (allí ex - patriado también)- costaba trabajo el olvidar o el perdonar o el superar en los demás países europeos. Un fenómeno de “damnatio memoriae” comparable mutatis mutandis a aquel del que se ve (siempre) objeto la España (ex - musulmana) de la Reconquista (…) y de las Tres Culturas (…)
Georgios Grivas, “el Querido” (en turco, “hayatim”) Aliado y después adversario del arzobispo Makarios, su lucha fue mayormente por la Enosis –la unión de Chipre y Grecia-, a través de su organización clandestina EOKA. Y fue en Chipre donde vivió el fin de sus dias (¿asesinado?) En los sucesos de diciembre del 44 en Atenas (Dekemvrianá) y en la guerra civil que se siguió, tomó resuelto partido -a través de su organización X- por el bando anticomunista (y las tropas británicas de intervención) Y aún hoy, la memoria del general Grivas, sigue siendo objeto de veneración de los griegos, lo que invalida el cuento de buenos y malos que la izquierda –en los medios y en la Red- nos sigue queriendo vender por cuenta de la guerra civil allí
Un reportaje en clave (además) de conflicto anglo/irlandés –en Irlanda del Norte-, el que aquí estamos comentando, como se lo da la personalidad y trayectoria del jefe supremo de la sección de Policia o Seguridad de las tropas inglesas de intervención en Grecia entonces (British Police Mission), Sir Charles Wickham, de un historial, es cierto, capaz por sí solo de borrar o eliminar en los más pusilánimes e indecisos toda clase de dudas y reticencias. Y es por tratarse del fundador de la RUC (Royal Ulster Constabulary force) más conocidos como los “Black and Tan” (los de Negro y Marrón) (horresco referens!), paramilitares pro-británicos –de Defensa del Ulster- (de antes de la II Guerra Mundial), de imposible olvido en la memoria irlandesa y en la larga historia de su lucha por la independencia (....)

Con lo que se viene así ex profeso o no, a barajarse de nuevo y a borrarse las pistas –de las guerras de religión- que venimos siguiendo en nuestros estudios sobre la Segunda Guerra Mundial desde hace tiempo. ¿Los protestantes pues del lado de los “malos”, léase de los mal/pensantes, en Grecia durante la Segunda Guerra Mundial? Lagarto, lagarto (como decía García Lorca) Una memoria laberíntica –y “procelosa” (al decir de los clásicos)- análoga a la que se presenta en otros conflictos o capítulos mas o menos atípicos de la Segunda Guerra Mundial como lo es –a titulo de ejemplo- en el Pais Vasco (…) Como quiera que sea, la guerra civil griega arde todo arder de nuestros días –como lo confirma el aserto vertido en el dicho reportaje de que la reconciliación allí no fue posible todavía- y de su fuego no hace más que (retro) alimentarse -y dolor!- la guerra civil española.

Pueda pues ser visto este articulo –mayormente entre los griegos que me lean- como un antídoto o conjuro (más que otra cosa) de esa “pasión española” –Francois Furet dixit-, guerra civilista,  -por cuenta de la guerra civil española del 36- de izquierdas (faltaría), de la que parecen invariablemente infundidos o aquejados – a un grado extremo de beligerancia irreconciliable, comparados a otros europeos-, todos –o casi todos- los griegos/emigrantes con los que me fue dado cruzarme todos los años que llevo viviendo en Bélgica. ¡¡¡Alto de una vez a la guerra civil europea!!!

(*): A los que hay que sumar -en el bando anti-comunista- la organizacion X (convertida más tarde en la EOKA) del general Grivas, catalogado hoy en la Red de "extrema derecha", lo que no era el caso en los medios de mi época universitaria, antes de reencenderse allí -en Grecia como en España (...)- la interminable giuerra civil 

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