Explicándome a la opinión pública española tras mi autoexilio, con mis crónicas de Bruselas
lunes, abril 29, 2019
Sol de Mujer
“Yo nací ¡y respetadme!
con el cine”, lo dijo Umbral,
que decía aquel poeta
que él adoró (¡calamidad!)
Y yo soy ahora testigo
de esa muerte (¡signo fatal!)
Enterrado (en ocho plantas)
en sala desierta espectral
El cine muere lentamente
Con él es mucho lo que se va
En este cambio magno (informático)
revolucion bis industrial
Que vi amanecer yo solo
durante mi incansable errar
¡Oh cibercafés de mi exilio!
¿que es vivir sino un trasnochar?
Como lo fue mi vida
¡Vértigo echar la vista atrás!
A estos treinta años (treinta y ún)
ya, errando de aquí a allá
Camino de no sé donde
por tierras de nadie (así, global)
cual regalo del destino:
que sólo así te podia encontrar,
que sólo asi te crucé un día
marcado, fijo (en el fondo astral)
en premio a mi sed de aventuras
-¿locura (amor), o destello genial?-
que me insufló una nueva fe
La que al fin me podía salvar
Ese amor por ti cual lumbre
(Ninfa ¿mujer araña? ¡qué va!)
Lo que le faltó a aquél
Héroe/artista de un film sin par
Que iba en busca del sol
que no podía nunca encontrar
Por no darse –¡pobre!- cuenta
que el sol –de día- se fue ya
hace muchas “olimpiadas”
como cantó Charles Maurras
Por culpa de “un dios enfermo”
“Que trajo la noche al mundo” (¡ah!)
Y enfrió así la luz del sol
Pero no la de tu mirar
Sol de Mujer ¡Salve deidad!
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