Explicándome a la opinión pública española tras mi autoexilio, con mis crónicas de Bruselas
martes, abril 23, 2019
Cielos Verdes
A la caída de la tarde
¡fiesta de melancolía!
me pongo a darle a la tecla
pidiendo perdón (y estima)
¿Perdón Juan? No se ve por qué
De por la cargazón romántica
la que destilan mis versos
de otros tiempos –¿de otras vidas?-
Que me embarga sin querer
la tarde de un hermoso día
O en mañanas soleadas
de una primavera intrusa
-al cabo de un largo invierno,
de la Prueba de mi vida-,
blanca y radiante de luz
y preñada de ironía
Como si así el sol quisiera
hacer escarnio o (cruel) burla
de mis planes, de mis sueños
Cuanto más burda más fina
Cual cura de realidad
¡la más cruel, la más tozuda!
Que me dobla y que me encorva
¡Y no me rinde a fe mía!
Aunque salgo transformado
¡Catarsis de mi poesía!
Y lo veo todo distinto:
¡Perdonadme os ruego criaturas!
De mis vistas agoreras
de Casandra pesimista
de ver el día cual noche
¡Lo veo así no es culpa mía!
De robarte la esperanza amor
Como el aire que respiras
al aire libre, o el cielo
de un futuro de día
Que no acierto a ver ¡Perdón!
Os ofrezco mis disculpas
Que no veo por más que quiero
más que Hipoteca –¿“aventuras”?-
Que futuro no hay más que uno
¿Y es el nuestro, vida mía?
Claro y bello pese a todo
(Y emergiendo entre ruinas)
¡Horizontes de cielo azul
O verdes de nueva vida!
Como los pintó enigmático
el gran pintor surrealista
Lo que anuncian estos versos
linda flor de profecía,
de esperanza y de optimismo
¡Tu amor en prenda, reina mía!
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