Andar ¿hasta cuándo, hasta dónde?
¿Y si no fuera más que una huida
este errar sin descanso
en que se convirtió tu vida?
¿Huyendo y huyendo para olvidar
un gran desencanto? eso fue, sí
De un “aprensivo” decían
De sentimientos nobles, ¡mil!,
Desencanto fatal de los míos
De mi tierra, de mi ciudad, Madrid
Mi patria chica (¡de hace tanto!)
Donde nací y crecí y lloré (y reí)
Donde correteaba indolente
Hasta las tantas libre y feliz
Y la Ciudad boquiabierta
me espiaba y me cuidaba (o eso creí)
Que no era más que indiferencia
desapego o desgana hostil
de ver pasar tantas cosas
y vientos de guerra civil
Por eso me paseaba tan libre
Y campante, y a mis anchas, o así
Porque las puertas seguían cerradas
Lo eran entonces como hoy ¡ay de mí!
Y era lo que yo no veía,
¡Encantamiento infantil!
Por no querer, dicen
¡Por no poder, pobre infeliz!
Por cansancio y no cobardía
ni un descastado feo y vil
de no querer ver lo que es,
sino de no olvidar lo que fui,
Y eso todo te explica tal vez,
Lo que tú no comprendiste en mí
Lo que me hacia raro a tus ojos
o mi conducta extraña, loca, ruin
Hasta que un día me diste la clave
Del enigma y dilema vil
De la Ciudad desencantada
¡Que mi Patria y mi Ciudad lo eres Tú!
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