martes, abril 30, 2024

DOMINIQUE VENNER Y SUS MANDAMIENTOS


Igual (mutâtis mutandis) que tras los pasos de Ernst NOLTE venimos propugnando -como una fatalidad ineluctable- un diálogo MARX-NIETZSCHE y « parí passu un compromiso histórico entre las dos grandes corrientes ideológicas -marxismo y nazi/fascismo- que aquellos simbolizan, por qué no un diálogo o un compromiso histórico entre el anti-cristianismo de las corrientes actuales de un neopaganismo « de derechas » -básicamente inspiradas en el « Anti-Cristo » de NIEZSCHE- y los voceros y devotos de un catolicismo fiel (hasta prueba de lo contrario) a la Tradición? Es lo que la figura de Dominique VENNER nos inspira, por su vida y por su muerte

El artículo -de título más que significativo- con el que me crucé ayer,  « Los siete mandamientos de Dominique Venner »,  se merece aquí de urgencia una glosa o comentario. por el personaje en sí, por descontado, su figura y su obra y trayectoria, pero también se me antoja por el fenómeno nuevo que entre sus devotos y partidarios españoles él traduce, y es esa ósmosis (sic) cultural e ideológica en ciertos sectores al menos peor o mejor delimitados, que siempre  se caracterizaron -como le oí de viva voz en una de sus tertulias a aquel afrancesado de pro, léase maurrasiano ardiente (de madre francesa)- que fue Eugenio VEGAS: por la cerrazón (sic) de aquellos, rayana en lo aborigen contra las influencias de fuera, y en una nación -España y yo somos así señora- donde la francofobia de muy antiguo y sobre todo desde Nápoleón y el Dos de Mayo -« efemérides anti-europea » como ellos la llaman hoy- se deja arrastrar entre nosotros, indeleblemente marcada o impresa (hasta en los genes se diría) en las señas de nuestra identidad colectiva (e histórica) 

Y que algunos de entre los más fieles a la Memoria común presten ahora el oído a un francés por brillante y relevante que sea, merece como digo el que de ello aquí tomemos nota. Francés y suicida además, Dominique VENNER para más señas, un reto magno por partida doble pues, el que su evocación nos plantea. Reo de suicidio y de sacrilegio además, en lugar sacro -Notre Dame de Paris-, y dentro de él en su altar/mayor sagrado entre lo sagrado. Comparable el suicidio, por el tabú enorme que le rodea, de la indisolubilidad/del/matrimonio, única aportación al decir de un librepensador belga (del que aquí ya hablé) fuera de toda sospecha, al acervo de la Moral antigua (del paganismo) 

Y el que los devotos y celadores de su memoria católicos ardientes y fervientes en su mayoría se lo tengan a todas luces perdonado, realza más aún si cabe el prestigio y el carisma -post mortem- de su figura. Al precio o a costa mucho me temo de la ortodoxia, léase de la doctrina de la Buena Muerte y no sigo que me pierdo, que pierdo (que me diga) la audiencia (escandalizada) de muchos de mis lectores. Suicidas fueron -los primeros que me vienen a la mente así a vuela pluma-, dos figuras insignes de nuestra historia reciente, a saber el general FERNÁNDEZ SILVESTRE -el de Annual, que se disparó un tiro en la sien mientras increpaba a sus soldados, « corred, corred’ soldaditos que viene el coco! »- y otro de perenne predicamento en un sector considerable de la juventud, que fue Ramiro LEDESMA quien en un gesto (final) propiamente suicida -e irresponsable, a los ojos de algunos- intentó arrebatarle el arma a uno de los milicianos que le custodiaban al grito de « « A mí me matarán donde yo quiera! 

Y el Leitmotiv de su muerte -en Dominique Venner- es en cambio lo que puede parecer(nos) hoy obsoleto o sin sentido a los ojos de algunos, en el marco de las movilizaciones callejeras contra un proyecto de ley de la izquierda -« Mariage pour tous »- hoy debidamente sancionado y ampliamente aceptado en el seno de la sociedad francesa. Eppure, su gesto se recuerda -en homenaje- y su nombre continúa sonando. Sin duda por la magnitud del desafío por partida doble que vino a enfrentar con su muerte, tal como lo dejaría consignado en su testamento (de puño y letra, del mismo puño, « poing » con el que se quitó la vida, a saber, la ofensiva de la ideología del género, y la inmigración en masa no-europea, dos fenómenos más íntimamente relacionados de lo que parece a primera vista, como me lo habrá corroborado la experiencia (única) de cohabitación forzosa en un centro de acogida (maison d’accueil) con los sin techo -« sans abri »- aquí en Bruselas (…) 

De los mandamientos de Dominique VENNER habla con razón el autor (español) del artículo al que aquí hago alusión y el telón de fondo pagano o neopagano de los mismos, que el autor viene a matizar puntualizando esa ambivalencia o ambigüedad neopagana (sic) hacia el cristianismo, que Dominique VENNER tal como en ese artículo se hace resaltar, viene a reflejar en algunos de sus escritos, y en su nostalgia del ruido (en vías de desaparición) de campanas y campanarios por poner un ejemplo. O el consejo -o « mandamiento »- de buscar refugio en templos e iglesias fuera de las horas de culto. Y es que se me ocurre así, como a salto de mata, que si nos vemos (como es el caso, y como ya lo tengo expuesto en este blog)- fatalmente abocados a un diálogo o a un compromiso histórico entre MARX y NIETZSCHE en torno al fenómeno histórico y socioeconómico de la lucha de clases, por qué sería menos pertinente una especie de compromiso histórico/bis entre el cristianismo como fenómeno histórico e ideológico y la crítica que éste le mereció a todas o casi todas las corriente dentro del magma de los nazifascismos, inspiradas en línea recta a su vez en la obra maestra y primordial de NIETSCHE -especie de Biblia de anti-cristianismo- a saber, « El AntiCristo » y sus acusaciones, imparables como la historia de las ideas y el fenómeno de actualidad rabiosa que representa la crisis de la Iglesia y ese otro concomitante del desprestigio creciente de sus sumos/pontífices- hasta hoy nos lo demuestra? 

Y nada que decir de los mandamientos (sic) de Dominique VENNER que en ese artículo se enumeran. Solamente una reserva o puesta entre paréntesis del último de esos mandamientos, sobre el uso -aunque VENNER, bien es verdad, trata del simple manejo (sic)- de armas y la práctica de deportes de combate. Los pueblos que no aprenden de la Historia están condenados a repetirla y en nuestra mente y en nuestra memoria bien presente aún la espiral de violencia -primavera verano del 36- que nos llevó a la guerra fratricida. En un fenómeno coetáneo y extrapolable además a otros países en el marco de « la guerra civil europea ». 

Sin ceder no obstante a ninguna provocación, ni menos renunciar (ni tanto así) al ejercicio (legítimo) del derecho a la legítima defensa, mientras no se manifieste en guerra declarada la guerra híbrida (o asimétrica) que los españoles venimos viviendo (sin saberlo) desde el « final » -Primero de Abril de 1939- de la guerra civil. Con esa salvedad vía libre pues. Si vis pacem para bellum. Como algunos hace ya años venimos haciendo. Préparándola o haciéndola (la guerra) por nuestra cuenta (..) Que a buen entendedor pocas palabras sobran


Dominique VENNER, que se pegó un tiro en la sien del arma corta de su uso y propiedad en el altar mayor de Notre Dame en Paris, en defensa de la civilización y de nuestra identidad colectiva bajo amenaza. Un « « neonazi » para algunos. Su gesto heroico -de « samouraï »- como sea, le redime ampliamente de ciertos back-ground que continúan echándole en cara algunos

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