"Bodas de oro del Imperio y de las Corporaciones" llamaba Eugenio Montes -en "La Vuelta del Duque de Alba"- a la Grand Place de Bruselas. El triunfo de un borbón (francés) y de su "Intendente" (deportivo) español en París, Parque de los Príncipes, celebrando el éxito y la victoria del Real Madrid en la Champions League, la tarde de ayer. Que París bien vale una misa, pero no todo el oro del mundo (piense lo que piense Emmanuel Macron)
El futbol de masas, reino u hospital de los milagros, donde hasta lo más inverosímil o imposible se vuelve de pronto fácil y factible? Como la reconciliación hispano/belga, preludio o preanuncio de la vuelta a nuestra vocacion europea? (....) Y a analizar y considerar en primer lugar, ese fenómeno insólito -que me dejó al principio un tanto escéptico, lo confieso-, de un entrenador (coach) y seleccionador español de nombre y apellido -de extranjería pues fuera de toda sospecha-, Roberto Martínez, que ha sabido hacerse con "su" selección y con el gusto y capricho de la afición belga (como le dicen aquí, chapeau!)
Y a seguir, ese otro fenómeno de encaprichamiento de la afición, que encarnó a partir del partido de anteayer el guardameta belga, Thibaut (o Tibó o Tibú) Courtois, héroe de la final de la Copa de Europa en París (de la Championsleague, con perdón) un gigante de dos metros que las paraba todas, nacido en el Limburgo, del lado de acá justo en la frontera belgo holandesa, de padre francófono (valón) y de madre flamenco neerlandófona, un belga pues de los que ya no se ven por el mundo, como no hay dos, de esa Bélgica unitaria (léase bilingue) en vías (a lo que parece) de desaparición. Que las paraba todas...y que las perdia todas justo a seguir (ay dolor!) Y era en unos saques o despejes por todo lo alto que se perdían siempre o casi siempre, y acababan (fatalmente) en pies contrarios, lo que sólo lo hacen observar raros criticos (valientes), y que le perdonan en cambio -y como no?- el conjunto de la aficion. Y qué decir del triunfo internacional -en Paris y donde si no?- de España, engujando así la humillación -entre muchos, entre los que me encuentro yo- del fichaje de la estrella (de ébano) que después de darnos el sí nos lo negó -como vulgar novia o novio de rancho (que el no es no)
Y es lo que parecía simbolizar la vista fugaz en la pantalla belga, pero de impacto no menor a ojos de un observador sagaz (y para más añadidura, español) y era de Felipe VI y Florentino Pérez juntos conversando y observando desde el palco de honor. París bien vale una misa, por mucho millones que le eche el contrario (y que me disculpe Emmanuel Macron) Es lo que parecían decirse o pensar solos los dos (....) Y no nos aguaron la fiesta los aguafiestas, con aquello que en el equipo no había ni uno solo español. Y qué?
Pero la tarde -de anochecida- era en cambio española, alegre y despreocupada casi, como una tarde de toros -de las de sol y sin quirofanos (...)- dentro del estadio me refiero aunque fuera "british" en las calles (de la que se armó) Y dicen que en Cataluña sólo se oían sin parar cohetes, lo que hace decir a algunos que la esperanza (allí) todavia no se perdió (...) Ni la jovialidad (española) ni las ganas de vivir, entre guerra y amenazas de guerra. Hala Madrid!
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