Esta foto ya antigua -de la penúltima campaña presidencial (2017)- le pasa aún factura a Francois Fillon, condenado ayer -en fase de apelación- por la justicia francesa. Ilustración de la linea (constante) de acercamiento franco/ruso del ex-primer ministro francés. Igual que sus cargos en empresas petrolíferas rusas, de los que habrá dimitido tras "la operacion militar especial" (en Ucrania) Pero ni por esas! (...)
Un caso que vuelve de lleno como efecto de bumerán, el de Francois Fillon del que habré dado sobrada cuenta en este blog hasta ahora. Un hito importante en mi vida a la vez (por lo a pecho que me lo tomé, y no exagero, y valga el referido enlace de botón de muestra), y fenómeno igualmente de toda un época. Que habrá marcado a fondo la politica francesa hasta el punto que sin él no se comprende nada de su crónica de actualidad -como de una muerte anunciada-, tan rabiosa, con el desenlace -y el triunfo (descontado) de Emmanuel Macron frente a Marine Le Pen en la campaña presidencial (segunda vuelta) Y me habrá preparado o puesto las pilas (como en España le dicen ahora) para lo que voy a escribir aqui sobre el tema, el reportaje super documentado y tirando con bala y con silenciador (a la francesa) de la revista "Valeurs Actuelles" -neomaurrasiana, y de derechas-, que me habré vuelto a releer detenidamente ahora, publicado hace unos meses en la inminencia de la sentencia en fase de apelación que confirma ahora la anterior condena pese a rebajar sensiblemente la pena (de prisión) Gobierno de jueces en Francia también, por aquello de que cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia? Pasen y lean.
Y vaya dicho de entrada que Francois Fillon no es santo (un decir) de mi devoción, ni obvio yo tampoco (en mi intención) el lado antipático (otro decir) -por lo altivo y políticamente correcto- del personaje que sale a flor fatalmente ahora en las redes sociales, sobre todo entre electores del (antiguo) Frente Nacional (se me antoja) Y es sin duda por su imagen (rancia, trasnochada?) de fidelísimo/esposo -la suya y la de la figura y del nombre (tan arquetípico) de su inseparable esposa-, por su aire convencional por demás, y también, last but non least, por sus trajes (impecables) -"costards"-, que algunos no le perdonan (...) Y escribo tras los pasos -como me ocurre ahora- de JeanMarie Le Pen (fuera de toda sospecha) que le habrá mandado en su cuenta Twitter un mensaje de apoyo sin reservas.(*) Tan grande no habrá sido su culpa, la glosa que me viene a la mente ahora dándole a la tecla sin tapujos ni complejos y por mi cuenta y riesgo en este como en otros temas o asuntos del más alto voltaje que van desfilando o discurriendo en estas entradas (polémicas) Y es lo primero que se me ocurre ante la ola de alarma e inquietud -que recoge fielmente en recientes reportajes la prensa francesa-, los que la condena habrá levantado entre parlamentarios franceses por unas prácticas comúnmenemente admitidas -el uso y abuso de asistentes parlamentarios, entre miembros de la familia o los simples chóferes a penas (...)- tanto a izquierdas como a derechas. (...)
Pero el Derecho y no sólo la ley están claramente de su parte, no es culpa mía. Que erigen al parlamentario (francés) en juez soberano (sic) de la misiones delegadas a sus asistentes, del valor -y cantidad en horas- de su trabajo, y del salario correspondiente, dentro del límite de los fondos que se le otorgan bajo control de la Asamblea Nacional (se entiende) Lo que se enreda fatalmente en un debate de derecho constitucional -francés, o a secas- de los mas altos vuelos -sobre el principio de la separación de poderes-, no lo voy a negar ni escamotear aquí, y es entre jueces (o magistrados) y parlamentarios, y entre la concepción autónoma y soberana de estos últimos como aquí lo acabo de exponer, de un lado, y del otro, la de meros funcionarios del servicio público al hilo de la más reciente jurisprudencia (en la justicia francesa)
Y que su esposa le ayudó -en sus funciones- realmente, ya nadie lo discute a falta de pruebas, a cargo de la acusación (se entiende). No es óbice que los gritos de "al ladron!" se seguiran fatalmente oyendo -y leyendo, y los estoy ya oyendo (y leyendo) yo-, y más entre lectores de este blog (ay dolor!) en lengua española. España y yo somos así, señora 😞😞😞😞No importa, porque con su valiente decisión -peligrosa- de recurrir ante el Supremo (en francés Cassation) Francois Fillon pone su honor por montera aún poniendo así en entredicho todo el sistema judicial francés, y a sus propios partidarios en pie de guerra. Por su cuenta y riesgo ya digo, y es por el no, que así ahora resueltamente opone a la alternativa -de brazalete electrónico- que el tribunal le está ofreciendo, y es al encarcelamiento, fantasma amedrentador (doy fe de ello)
Lo que de más valor y credibilidad si cabe a su postura, que dispara teclas y plumas y hace desatarse ahora las lenguas. Y reaviva al mismo tiempo la oposición o línea divisoria entre izquierdas y derechas que algunos dan ya por enterrada u obsoleta (qué mas quisieran!) Francois Fillon, chivo expiatorio por designación de la magistratura francesa y víctima colateral de la operación militar especial en Ucrania. Junto con la alianza franco/rusa maltrecha. Francois Fillon, el Emplazado: por los medios, ante el tribunal de la opinión pública francesa
5 de marzo de 2017. Mitin de Francois Fillon. París, plaza del Trocadero (llena a reventar) . Segunda vuelta de las presidenciales francesas, con el escándalo Penelope/gate -del nombre de la esposa del candidato conservador- a todo arder -y en nombre de la moral (que me diga de la moralina, de izquierdas)-, lo que iba a dar (buena) cuenta de la suma de esperanzas de aquél, candidato hasta entonces claramente favorito, hasta que el escandalo estalló (en la primera vuelta), desatado por un articulo en una revista satírica, "Le Canard Enchainé", de izquierda (extrema). Imagen verídica y creíble (en la foto) del país/real frente al país/legal, para la derecha -léase el del poder de los medios y el del gobierno de los jueces-, y espacio (político) ficcion, pozo (ilusorio) sin fondo, imposible o inútil o supérfluo de llenar, para la izquierda. Trazo indeleble como sea, de la fractura (indeleble) que divide otra vez por la mitad al conjunto de la opinion publica y hasta lo más hondo de la sociedad francesa. Como lo ilustra de nuevo el debate (rabioso) provocado por la confirmacion -y disminucion de la pena a la vez (de un año en vez de dos)- en fase de apelación, de Francois Fillon, por un delito de "empleo ficticio" (en la persona de su esposa, y en la calidad de su asistente parlamentario ) Y a añadir, una multa de 375.000 euros, y pena de inhabilitación de cargos públicos durante diez años. Con la campaña (nota bene) de las elecciones legislativas en puertas, y con un fantasma -el de la "derecha Trocadero"- más vivo (gracias al fenómeno Eric Zemmour) y coleando que nunca, léase el de la masa de partidarios del ex-primer ministro que se negaron a darle la espalda hasta ahora. El cual anunció que recurriría ante el Supremo (Cassation, en la justicia francesa)
(*) Tanto más creíble y digna de elogio la actitud del fundador del Frente Nacional, que el ex-primer ministro conservador se apresuró a dar su apoyo a Emmanuel Macron -frente a Marine Le Pen- en la segunda vuelta
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