El film -modelo de corrección política e histórica, faltaria mas- sobre Omar Mukhtar, el líder de la insurrección libia contra la presencia colonial italiana nos fue proyectado –en doblaje portugués- a todos los reclusos en la prisión portuguesa de máxima seguridad de Vale de Judeus, estando yo allí preso (1984-1985). ¿En un brindis dedicado a mí? El caso es que el otro recluso/estrella (léase preso politico, que no se reconocen en democracia, más que en los medios y gracias a ellos) (....)- –junto conmigo- Mohamed Rachid (y no recuerdo qué más), de la guerrilla palestina (y del grupo nota bene Abou Nidal) a la salida del film tuvo conmigo un (ligero) desplante, mirándome fijo con aires de sorna y de desafío, como si fuera yo entre aquella masa (informe) de reclusos el único a deber darme por aludido ¿Quien le iría a decir que su héroe favorito (a todas luces) entonces, el coronel (libio) Gadafi que hizo de Omar Mukhtar icono principal de Libia (la Jamahiriya) bajo su régimen, iba a caer no mucho después –torturado y despedazado (en nombre del Islam nota bene, de la forma tan atroz que pudo ver el mundo entero)-, en las manos de sus verdugos. No precisamente militares (y colonialistas) italianos (los malos de la película para casi todos aquellos espectadores)
Libia y sus desiertos, más “lejanos” que cercanos, pero no tanto que nos impida oír sus llamadas, tanto como las que se puedan oír pongamos un ejemplo del lado de Marruecos, y ello aunque no seamos italianos. Italia arrastra allí un contencioso histórico si no tan viejo, sí tan encrespado y complicado como en el que entrenemos con Marruecos nosotros los españoles. Visto ello desde un paralelismo histórico cultural geográfico y no sé qué más que habrá puesto de relieve ante mis ojos atentos y curiosos la crisis –de guerra civil larvada- que atraviesa aquel país, leyendo la prensa italiana. Y el otro día me encontraba yo cenando (un decir) con un reportaje sobre el tema en el diario romano "La Repubblica" (liberal, radical masónico, de izquierda moderada) que reproducía las declaraciones sobre la crisis libia del nuevo y flamante (33 años) ministro italiano de asuntos exteriores, Luigi Di Maio, del que traté –junto con su anterior compañero de gobierno Matteo Salvini- en una de mis recientes entradas. Un nuevo, novísimo –los franceses le dicen “parvenu”- en el mundo de la política y ahora ya también en ese otro mundo más, mucho más, cerrado y elitista de la diplomacia, tras muchos años en el paro, y no en un paro digamos normal sino en una situación de exclusión casi absoluta, como las del lumpen proletariat (léase desclasados, según los definían o describían Engels y los marxistas, sin conciencia de clase obrera alguna), lo que por paradójico que parezca tal vez sea lo que le haya abierto las puertas de la política y de la diplomacia, al precio o a riesgo no obstante de verse así metido en las aguas profundas de una grave crisis internacional como la libia, la mayor o de las mayores tal vez- y más azarosas, y peligrosas- que habrá conocido el mundo en décadas de posguerra.
La batalla de Tripoli (1912) de la guerra libio-turca fue una de las repeticiones generales de la Primera Guerra Mundial y sirvió de motivo de inspiración y tema central de su creación al futurismo (filo-fascista) de Marinetti. Y el protagonismo turco allí vuelve de nuevo ahora a la actualidad mas candente con el "pacto marítimo" de Erdogan (integrista musulmán) de oferta de ayuda militar a una de las facciones enfrentadas en la guerra civil libia –frente al pro-ruso Haftar- a cambio de una redelimitación de las aguas territoriales libias, y a costa (entre otros) de Italia y Grecia (y Egipto) Y de España (…) Efecto/llamada o de emulación para Marruecos -que no se habrá hecho rogar dos veces- en las Islas Canarias (…) En el contexto -incandescente- de “la invasión (inmigrante) silenciosa”
Y a fe mía que en la imagen que se da de él en el reportaje que acabo de mencionar –a tenor de las declaraciones y de la foto que le acompaña (quién te ha visto y quién te ve, quién eras, y de dónde vienes)– no se puede por menos decir que está dando la talla. Por su tacto y circunspección no cabe más diplomáticas, por su óptica confesadamente "Real Politiek", y sobre todo por la conciencia plena y lúcida que sus palabras destapaban de la responsabilidad o de la misión que sigue reservada –por múltiples razones- a aquel país, en un botón de muestra más que evidente de memoria fresca y bien despierta, léase de memoria histórica italiana. De la historia de Italia y de su capítulos reservados a aquel país en la ultimas décadas. Y en concreto, de su experiencia colonial en esa zona oriental de la geografía norteafricana, en Liba como en Eritrea o en Etiopía (también llamada Abisinia) y todo ello antes aún –seamos justos ecuánimes y objetivos- de lo que la desencadenó, como parece haberlo sido la toma de la capital libia, Trípoli, arrebatándola así al Imperio turco otomano en fase de crecida o de expansión entonces en el Mediterráneo, a lo que puso un dique la intervención italiana, preñada como lo estaría de consecuencias. Y de la importancia y trascendencia en todos los órdenes de aquella hazaña bélica (italiana) –poco o mal conocida o estudiada (y olímpicamente ignorada) entre españoles- da idea el que ella sirviera de motivo de inspiración o leitmotiv principal de una de las principales corrientes artísticas y culturales a principio del pasado siglo, a saber el futurismo, componente primerísimo y esencial del fenómeno de las vanguardias y del mayor relieve en el ambiente cultural del Ventennio, la larga era de paz (y de prosperidad) de la Italia fascista.
General Rodolfo Graziani, comandante en jefe y gobernador militar en Libia durante el Ventennio (octubre 1922-julio 1943), e incondicional hasta el fin del régimen fascista y del Duce Mussolini. Presidente de honor en sus últimos años (1953) del MSI, partido neofascista. Uno de los chivos expiatorios de predilección en el capítulo libio de leyenda negra anticolonialista (y anti-occidental y anti-europea, y por ende anti-española). Todo lo más (malo) que hizo fue inspirarse y querer imitar a Escipión el Africano y a los grandes centuriones, héroes militares del Imperio romano, sus antepasados en línea directa: Tan grande no fue su pecado (ni su culpa). Convidado de piedra en todo caso de los protagonistas -de primer plano - de la crisis libia en la actualidad, y de su guerra civil y de sus más atroces escenarios (…) Como el de la suerte reservada –en nombre del Islam (…)- al coronel Gadafi. O como el de la invasion (más o menos) silenciosa en curso en las costas europeas, y españolas
Y habida cuenta de lo que precede no son de extrañar ciertos rasgos inconfundibles –por ejemplo el protagonismo turco en el plano militar tanto como en el diplomático, que se diseña por detrás o justo al lado de la Rusia de Putin, o mejor dicho en un frente a frente en el contexto álgido y dramático de la crisis de los refugiados –en proveniencia principalmente de aquel país la mayor parte de ellos- que le ha alcanzado en la frente al país de la otra orilla del Mediterráneo que tienen ellos más cerca (…) Y todo en una sucesión –como un tsunami- de ondas de choque in crescendo que amenazan con no dejar ileso, inmune o indiferente –de Italia a España pasando por Francia o Alemania- a ningún país de la Vieja Europa (…) Tal y como parece probarlo e ilustrarlo a la vez, a las mil maravillas, la agravación o el recrudecimiento de la crisis diplomática entre España y Marruecos en las Islas Canarias y del contencioso que arrastran los dos países por cuenta de las aguas territoriales junto a aquellas costas, y de sus fosas marinas.
Explicándome a la opinión pública española tras mi autoexilio, con mis crónicas de Bruselas
sábado, diciembre 21, 2019
viernes, diciembre 13, 2019
APUESTO POR TRUMP (OTRA VEZ)
Steve Bannon antiguo jefe de campaña electoral de Donald Trump, y como tal artífice de su victoria (…) Y su experto en comunicación –a través de su propia red (Alt-Right)- y en la actualidad brazo derecho y consejero escuchado del presidente USA para Europa. Y su interlocutor privilegiado a la vez con los medios europeos soberanistas, identitarios, populistas -o de extrema/derecha, para que se me entienda- (Salvini, Marine Le Pen, VOX etcétera, etcétera (…) A él dedicamos esta entrada de preferencia, y la apuesta –por Donald Trump- que en ella (una vez más) se e3ncierra (…) Y es por la imagen que arrastra de político y hombre de negocios norteamericano a la vez, al que (por propia definición) no interesan ni le merecen estima (o muy poca) las cuestiones ideológicas. Excepción hecha del antifascismo y del antisemitismo. Como el propio Donald Trump y el buque de insignia de su política internacional –la alianza y amistad incondicional con el Estado de Israel- asi lo demuestran Y a buen entendedor pocas palabras sobran. Por si así, conseguimos atraer su atención. Y venciendo asi (confiteor) una pereza espantosa (…)
Trump en la picota de los medios, y del Congreso. “Impeachement”, destitución, palabra mayor en el sistema político USA como Richard Nixon o Bill Clinton lo supieron experimentar (en carne propia) y así poner de manifiesto. Comparaciones odiosas uno y otro caso aunque se les reservase el mismo tratamiento a uno y otro. De Nixon y del Watergate era yo todavía muy joven (e inexperto) y no alcancé a formarme en su debido momento una opinión cierta. Leí no obstante muchos años después una de las novelas (en negro) del niño travieso –o “perro rabioso” más bien- de la novela negra USA, James Ellroy “Sangre vagabunda• donde presenta al ex presidente (destituido) como una especie de monstruo del poder político y de la intriga que tenia hilo directo a cualquier hora del día y de la noche con sicarios a su servicio (…) Y confieso que aquella lectura –en un autor incatalogable pero etiquetado (hasta hoy) de derechas- me produjo no poco desconcierto y desasosiego, como la perdida de la inocencia en ciertos aspectos.
De Trump no creo en cambio que se acabe nada parecido por revelar (ni algo así) Pero los cargos y acusaciones son iguales o parecidos a las que dieron cuenta de Richard Nixon. Abuso de poder, trabas al Congreso, y sobre todo, el estar (o sentirse) por encima de la Ley. en sus tratos con los dirigentes (anti-rusos) de Ucrania, tanto en el trafico de influencias –sobre todo en el Pentágono- como en las vías e instancias diplomáticas de los suministros de armamento. Una acusación suprema, por cuenta o en nombre del sacrosanto principio de legalidad para un político republicano –del Great Old Party (G.O.P)- sobre todo. Y es por lo que la conducta que ahora se le reprocha puede venir a suponer de puesta en entredicho o en discusión de la naturaleza republicana –y no monárquica- del sistema político USA y de sus mandatarios. Como una grave violación o infracción de de la Declaración de Independencia y de los mandamientos de su Constitución y de sus enmiendas. Y no es una pura coincidencia si uno de los senadores demócratas (Schiff) –junto con Nancy Pelosi- a cargo del procedimiento de destitución en curso, evoca a Georges Washington y a sus afirmaciones de republicanismo, memorables en la historia de los Estados Unidos. Pero todo eso es algo –a tenor de lo que nos viene sirviendo los medios- que a Donald Trump no le impresiona. Como no le impresionan tampoco a Matteo Salvini acusaciones iguales o parecidas de las que se están haciendo eco los medios las ultimas horas. Y Trump no deja de contraatacar y es por su vía o conducto predilecto, las redes sociales (Twiter sobre todo) a todas horas, y a altas horas de la noche de preferencia (…) Donde viene a acusar a sus pretores y fiscales de bajo partidismo y de querer contrarrestar y anular así la voluntad del electorado USA unánimemente de manifiesto –a su favor- a tenor de las últimas encuestas. Y todo eso al decir de algunos comentaristas deja traslucir el malestar subyacente en las filas demócratas que no vieron en Donald Trump nunca hasta hoy más que alguien ni creíble ni solvente ni digno del cargo que habrá acabado ocupando, y sobre todo que no consiguen a la hora que es digerir la derrota electoral de hace dos años. Que ni ellos ni casi nadie en el mundo entero podía esperar ni se imaginaba (…)
Y los que apostamos (entonces) por él a fe mía que lo hicimos contra toda esperanza (un poco) –como dicen las epístolas-, como así nos sentíamos en verdad paseando hasta altas horas de la madrugada aquí en Bruselas cuando las espadas todavía estaban en alto –y con las informaciones de las elecciones USA llegándonos a cuenta gotas- riñendo así (¡qué remedio!) la guerra de nervios (tan furiosa y tan espantosa) que hacía estragos aquellos precisos instantes en nuestras sienes como en el conjunto del planeta (tierra) Y no nos equivocamos en la apuesta ni sobrevaloramos las esperanzas, y era la que aquel candidato tan atípico, para la America profunda y para sectores cruciales de su electorado representaba. El candidato de las clases medias bajas USA. Su esperanza blanca (…) Y nunca mejor dicho (…) Y las cifras (récord) –-del bajón (drástico) del nivel de desempleo- parece que no engañan. Un presidente pues con sus deberes hechos y con una popularidad a prueba de todas las intrigas y de todas las campañas mediáticas. Y no niego que expresándome así, vertiendo un análisis como el que aquí vierto sobre la política americana, el sentimiento nos invade (un poco) de estar poniendo el pie en tierra extraña (…) En la política americana, de los Estados Unidos, la primera potencia del planeta, el gendarme en toda la capa de la tierra, Big Brother, que hace del mundo entero lo que les da la real gana (…) Menos lobo. Y es por la conciencia plena que no nos deja, española a la vez que europea, a saber de una civilización tan vieja (y más) como la tradición bíblica y mucho mas vieja y antigua y añeja por supuesto que la nación americana. Y recuerdo el comentario que le oí a un italiano de Ecône que traslucía un franco desprecio por el American way of life y venia a su vez o así me lo parecía a mi reflejar el sentimiento de superioridad de la emigración italiana allí, como lo ilustran las novelas de James Ellroy y ese fenómeno que registra –con tanta sangre o tinta en sangre en su novelas, a saber el poder omnímodo e inconmensurable de la Mafia ítalo americana (….) Tal y como lo ilustran episodios cruciales de su historia contemporánea, la elección de John F. Kennedy por ejemplo –desafiando y defraudando a todas las encuestas- y el papel decisivo que le correspondió en aquel trance electoral al jefe de la Mafia de Chicago, Sam Giancana. Y también la triste suerte que se vio reservada después al mandatario aquel y toda su dinastía (…)
Y no me parece pura coincidencia el nombre italiano –de Pelosi- de su principal detractora y rival las horas que corren (…) No es un brindis al sol, no, este análisis (español) de la política americana por cuenta de su principal mandatario como así –a fuer de gratuito y de pretencioso les pueda parecer a algunos lectores de esta entrada. Si se añade además el peso de mi tradición o más exactamente de mi memoria familiar, a través de mi difunto padre, oficial español de Aviación destinado -a mediados de los cincuenmta- en una base aérea del estado de Illinois en una misión militar (y aeronáutica) del régimen anterior –como dejé de ello constancia repetidas veces en esas entradas- lo que le hizo tomarle el pulso –y trasmitírselo a los suyos- a la sociedad americana de entonces, a su American way of life y a su sistema político en aquellos tiempos de guerra fría y de aislamiento internacional del régimen español de entonces, como una secuela de derrota (en el 45) Trump no nos convence del todo, como aquí repetidas veces lo dejé sentado. Pero le tenemos fe, la fe –y que me perdonen mis censores (e inquisidores)- que se puede prestar a un ser de carne hueso, político para más señas. Y WHASP, que no se olvide. Blanco, anglosajón y protestante por añadidura (…) Y por eso apostamos de nuevo por él como en aquella (memorable) jornada electoral americana. En estas horas cruciales para los Estados Unidos y para el conjunto del planeta (…)
No le van a destituir. Y es por su balance que se merece mucho más que un aprobado, y `por el hecho de tener todo su partido –y por ende, la mayoría en el Senado (no se olvide)- como un bloque detrás suyo (…) Trump no es Nixon, hasta prueba de lo contrario ni es Bill Clinton, quiere decirse que no es un político o mandatario con el honor (personal) en entredicho. Dicho todo en absoluta libertad e independencia de criterio. Y pongo a Steve Bannon –y sus amistades españolas y europeas- por testigo (…) Hombre de confianza de Trump para Europa –España incluida- y las cuestiones ideológicas. Que están dejando de ser –y eso es lo que el fenómeno Donald Trump- a nuestros ojos representan-, tan secundarias y tan fútiles como siempre lo fueron para la política americana.
ADDENDA Compruebo extrañado que el enlace de mi entrada de la víspera (*) de las últimas elecciones norteamericanas, "Trump for President!" (8 de diciembre 2016) en la que aposté -en solitario- por Donald Trump, no lo tiene registrado Google (a mi nombre) No creo en las meigas pero hay las
(*) De la vispera y de las horas -o minutos- que inmediatamente siguieron a su desenlace En Google, como digo, ni rastro (...)
Trump en la picota de los medios, y del Congreso. “Impeachement”, destitución, palabra mayor en el sistema político USA como Richard Nixon o Bill Clinton lo supieron experimentar (en carne propia) y así poner de manifiesto. Comparaciones odiosas uno y otro caso aunque se les reservase el mismo tratamiento a uno y otro. De Nixon y del Watergate era yo todavía muy joven (e inexperto) y no alcancé a formarme en su debido momento una opinión cierta. Leí no obstante muchos años después una de las novelas (en negro) del niño travieso –o “perro rabioso” más bien- de la novela negra USA, James Ellroy “Sangre vagabunda• donde presenta al ex presidente (destituido) como una especie de monstruo del poder político y de la intriga que tenia hilo directo a cualquier hora del día y de la noche con sicarios a su servicio (…) Y confieso que aquella lectura –en un autor incatalogable pero etiquetado (hasta hoy) de derechas- me produjo no poco desconcierto y desasosiego, como la perdida de la inocencia en ciertos aspectos.
De Trump no creo en cambio que se acabe nada parecido por revelar (ni algo así) Pero los cargos y acusaciones son iguales o parecidos a las que dieron cuenta de Richard Nixon. Abuso de poder, trabas al Congreso, y sobre todo, el estar (o sentirse) por encima de la Ley. en sus tratos con los dirigentes (anti-rusos) de Ucrania, tanto en el trafico de influencias –sobre todo en el Pentágono- como en las vías e instancias diplomáticas de los suministros de armamento. Una acusación suprema, por cuenta o en nombre del sacrosanto principio de legalidad para un político republicano –del Great Old Party (G.O.P)- sobre todo. Y es por lo que la conducta que ahora se le reprocha puede venir a suponer de puesta en entredicho o en discusión de la naturaleza republicana –y no monárquica- del sistema político USA y de sus mandatarios. Como una grave violación o infracción de de la Declaración de Independencia y de los mandamientos de su Constitución y de sus enmiendas. Y no es una pura coincidencia si uno de los senadores demócratas (Schiff) –junto con Nancy Pelosi- a cargo del procedimiento de destitución en curso, evoca a Georges Washington y a sus afirmaciones de republicanismo, memorables en la historia de los Estados Unidos. Pero todo eso es algo –a tenor de lo que nos viene sirviendo los medios- que a Donald Trump no le impresiona. Como no le impresionan tampoco a Matteo Salvini acusaciones iguales o parecidas de las que se están haciendo eco los medios las ultimas horas. Y Trump no deja de contraatacar y es por su vía o conducto predilecto, las redes sociales (Twiter sobre todo) a todas horas, y a altas horas de la noche de preferencia (…) Donde viene a acusar a sus pretores y fiscales de bajo partidismo y de querer contrarrestar y anular así la voluntad del electorado USA unánimemente de manifiesto –a su favor- a tenor de las últimas encuestas. Y todo eso al decir de algunos comentaristas deja traslucir el malestar subyacente en las filas demócratas que no vieron en Donald Trump nunca hasta hoy más que alguien ni creíble ni solvente ni digno del cargo que habrá acabado ocupando, y sobre todo que no consiguen a la hora que es digerir la derrota electoral de hace dos años. Que ni ellos ni casi nadie en el mundo entero podía esperar ni se imaginaba (…)
Y los que apostamos (entonces) por él a fe mía que lo hicimos contra toda esperanza (un poco) –como dicen las epístolas-, como así nos sentíamos en verdad paseando hasta altas horas de la madrugada aquí en Bruselas cuando las espadas todavía estaban en alto –y con las informaciones de las elecciones USA llegándonos a cuenta gotas- riñendo así (¡qué remedio!) la guerra de nervios (tan furiosa y tan espantosa) que hacía estragos aquellos precisos instantes en nuestras sienes como en el conjunto del planeta (tierra) Y no nos equivocamos en la apuesta ni sobrevaloramos las esperanzas, y era la que aquel candidato tan atípico, para la America profunda y para sectores cruciales de su electorado representaba. El candidato de las clases medias bajas USA. Su esperanza blanca (…) Y nunca mejor dicho (…) Y las cifras (récord) –-del bajón (drástico) del nivel de desempleo- parece que no engañan. Un presidente pues con sus deberes hechos y con una popularidad a prueba de todas las intrigas y de todas las campañas mediáticas. Y no niego que expresándome así, vertiendo un análisis como el que aquí vierto sobre la política americana, el sentimiento nos invade (un poco) de estar poniendo el pie en tierra extraña (…) En la política americana, de los Estados Unidos, la primera potencia del planeta, el gendarme en toda la capa de la tierra, Big Brother, que hace del mundo entero lo que les da la real gana (…) Menos lobo. Y es por la conciencia plena que no nos deja, española a la vez que europea, a saber de una civilización tan vieja (y más) como la tradición bíblica y mucho mas vieja y antigua y añeja por supuesto que la nación americana. Y recuerdo el comentario que le oí a un italiano de Ecône que traslucía un franco desprecio por el American way of life y venia a su vez o así me lo parecía a mi reflejar el sentimiento de superioridad de la emigración italiana allí, como lo ilustran las novelas de James Ellroy y ese fenómeno que registra –con tanta sangre o tinta en sangre en su novelas, a saber el poder omnímodo e inconmensurable de la Mafia ítalo americana (….) Tal y como lo ilustran episodios cruciales de su historia contemporánea, la elección de John F. Kennedy por ejemplo –desafiando y defraudando a todas las encuestas- y el papel decisivo que le correspondió en aquel trance electoral al jefe de la Mafia de Chicago, Sam Giancana. Y también la triste suerte que se vio reservada después al mandatario aquel y toda su dinastía (…)
Y no me parece pura coincidencia el nombre italiano –de Pelosi- de su principal detractora y rival las horas que corren (…) No es un brindis al sol, no, este análisis (español) de la política americana por cuenta de su principal mandatario como así –a fuer de gratuito y de pretencioso les pueda parecer a algunos lectores de esta entrada. Si se añade además el peso de mi tradición o más exactamente de mi memoria familiar, a través de mi difunto padre, oficial español de Aviación destinado -a mediados de los cincuenmta- en una base aérea del estado de Illinois en una misión militar (y aeronáutica) del régimen anterior –como dejé de ello constancia repetidas veces en esas entradas- lo que le hizo tomarle el pulso –y trasmitírselo a los suyos- a la sociedad americana de entonces, a su American way of life y a su sistema político en aquellos tiempos de guerra fría y de aislamiento internacional del régimen español de entonces, como una secuela de derrota (en el 45) Trump no nos convence del todo, como aquí repetidas veces lo dejé sentado. Pero le tenemos fe, la fe –y que me perdonen mis censores (e inquisidores)- que se puede prestar a un ser de carne hueso, político para más señas. Y WHASP, que no se olvide. Blanco, anglosajón y protestante por añadidura (…) Y por eso apostamos de nuevo por él como en aquella (memorable) jornada electoral americana. En estas horas cruciales para los Estados Unidos y para el conjunto del planeta (…)
No le van a destituir. Y es por su balance que se merece mucho más que un aprobado, y `por el hecho de tener todo su partido –y por ende, la mayoría en el Senado (no se olvide)- como un bloque detrás suyo (…) Trump no es Nixon, hasta prueba de lo contrario ni es Bill Clinton, quiere decirse que no es un político o mandatario con el honor (personal) en entredicho. Dicho todo en absoluta libertad e independencia de criterio. Y pongo a Steve Bannon –y sus amistades españolas y europeas- por testigo (…) Hombre de confianza de Trump para Europa –España incluida- y las cuestiones ideológicas. Que están dejando de ser –y eso es lo que el fenómeno Donald Trump- a nuestros ojos representan-, tan secundarias y tan fútiles como siempre lo fueron para la política americana.
ADDENDA Compruebo extrañado que el enlace de mi entrada de la víspera (*) de las últimas elecciones norteamericanas, "Trump for President!" (8 de diciembre 2016) en la que aposté -en solitario- por Donald Trump, no lo tiene registrado Google (a mi nombre) No creo en las meigas pero hay las
(*) De la vispera y de las horas -o minutos- que inmediatamente siguieron a su desenlace En Google, como digo, ni rastro (...)
miércoles, diciembre 11, 2019
MONSEÑOR LEFEBVRE (CON RESPETO)
lo que me llega por conducto amigo (pese a las discrepancias): "Monseñor Lefebvre fue perdiendo matices y distingos con la edad. Yo le encontré cambiado de su primera a su segunda visita en Madrid. Recuerdo que en la sede de Fuerza Nueva dijo "El Papa está al servicio de la masoneria". Yo le pregunté después en El Álamo, la residencia de la Fraternidad en Madrid, si tenía algún dato que corroborara su pertenencia a la Masonería. Me contestó que no, que ninguno, pero que él lo decía porque con sus obras favorecía los intereses de la Masonería. Pero claro, estar al servicio de la Masonería implica voluntariedad"
Por otra parte, él firmó los acuerdos con El Vaticano, tras estudio y negociaciones de ambas partes durante meses. Y al volver a Econe los rompió, por presiones de los más duros. Su carta a los sacerdotes llamados a ser consagrados obispos, donde dice que la Silla de Pedro y los puestos de autoridad de Roma están ocupados por Anticristos, me parece un exceso impropio de su anterior sagacidad y buena disquisición.
No le debo nada, dicho sea curándome en salud de inmediato. Me despachó como buenamente pudo –“ese es un asunto ya en manos de jueces y psiquiatras, yo no puedo hacer nada"- y llegó incluso a hablar mal de mi (un decir) a los seminaristas depués de mi gesto de Fatima –“L'Abbé Fernandez c’est un homme d’une violente nature”- cuando hasta entonces habíamos tenido una relaciones irreprochables, cordiales incluso, los cuatro años (cumplidos) que permanecí en el seminario sin que se me hiciese ni la mas nimia observación y advertencia, en todos los fregados y rifirrafes internos –entre duros y blandos, liberales y anti-liberales- en los que mi voz (no es culpa mia) fatalmente destacaba. Entre los duros a los que mi interlocutor hace referencia (….) Pero no se lo tengo en cuenta, ¡con la que tenía yo armada! Y por eso, ahora que me llega un juicio insidioso sobre él –más insidioso si cabe por su “níhil óbstat”-, pienso que es la hora de partir una lanza en defensa de su memoria.
Monseñor Lefebvre era un hombre de otra época. En mi libro "Krohn el cura papicida” lo comparo al viejo ermitaño que se encontró Zaratustra en la montaña del que Nietszche a modo de glosa exclama al final del pasaje que le consagra, "¡Será posible que este santo varón no se haya todavía dado cuenta de que Dios ha muerto!” Cambiemos o extrapolemos Dios por su Iglesia –la Iglesia de Dios- y el enigma queda resuelto al completo. Del arzobispo tradicionalista francés y de la Iglesia católica al que consagró su vida y todos sus esfuerzos. Un hombre de otra época, de antes de una guerra –la Segunda Guerra Mundial y su desenlace-, en la que se vino a enterrar la vieja religión –el catolicismo romano en el que Monseñor Lefebvre nació y creció (en tierras nota bene de frontera religiosa, las que la España imperial por aquí dejó)- aunque en España no se dieran por enterados ni de tal entierro ni de tal derrota (…) Y yo viví esa ensoñación yo y los míos lo confieso, y no es coincidencia si el que se me hicieran añicos esas antojeras y esos sueños, lo fuera tras cruzar por primera vez –para irme a Ecône- los montes Pirineos. Y toda esa montaña de juicios a priori –o como dicen los portugueses pre-conceptos- es lo que saltó añicos en mi mente (sin rozarla ni dañarla) tras mi gesto de Fátima como lo deje ya sentado aquí y en otros sitios, a tiempo y a destiempo. Y esa es la moraleja (sin moralina) que me inspiró mi gesto de Fátima y su desenlace y de la que no deje (¡estaría bueno!) de aplicarme el cuento (…)
De la encrucijada sin posible escape, el callejón o el laberinto sin salida en la que nuestra fe en la iglesia/de/Dios nos ponía fatalmente y sin remedio. A todos los católicos españoles. Y en la que me ponía a mi, joven católico de familia católica –y de mártires en la guerra civil- de la que el catolicismo se perdía en la noche de los tiempos, el catolicismo y su condición de cristianos viejos, y su partida de bautismo y de limpieza de sangre, estaría bueno (…) En el mundo de la posguerra –de la Segunda Guerra Mundial y de la guerra civil española-y en la España que siguió a la profunda (y brutal) mutación cultural que experimentó –y no digamos en su estamento universitario- al final de la década de los sesenta en una confluencia o conjunción de dos tipos de influencia igualmente radioactivas y deletéreas, Mayo del 68 y el Concilio Vaticano Segundo. Un enigma o encrucijada por la que yo también atravesé que me hizo buscar –un sitio tras otro- la fidelidad a la tradición dentro de España en vano (y pongo por testigos a todos los que entonces me conocieron), y hasta el otro lado del Atlántico –y pongo en particular por testigos a los brasileños de la TFP (que bien me conocieron y tan mal me comprendieron (y me juzgaron)-y que hizo que se me viera –una vez tomada mi decisión- cruzando como un marciano (o un yankee en la corte del rey Arturo) –de sotana y fajín negros y alzacuellos blanco de la FSSSPX (que ahora a toro pasado, a tantos sirve de salvoconducto y de estandarte, vino nuevo, como ya dije, en odres viejos)- la acera –desbordante de fieles- que llevaba a la iglesia de Santa Rita –en Arguelles (hoy dicen que Chamberi) los domingos al final o al inicio de la misa de doce en un silencio que se podía cortar a cuchillo a mi paso, y pongo por testigo al barrio entero. O en una de aquellas manifestaciones de Fuerza Nueva que llegaba entonces a su zénit cuando yo ya estaba en Ecône justo a la muerte de Franco e inicios de la Transición, en las que también me mostré (siempre de sotana y alzacuellos), una manera de dar testimonio de lo que entonces yo creía, más que de adhesión incondicional a aquel partido o movimiento (---) Dicho todo lo que precede a modo de descargo ya digo, de lo que hoy soy y de lo que hoy pienso y siento. Y de lo que entonces pensé y creí, en testimonio de un desencanto –comparaciones odiosas-, como el de Dionisio Ridruejo.
Porque yo me “desencanté” de la Tradición como aquel se desencantó del Orden Nuevo. Pero me desencanté después de dar el paso, eso me lo reconocerán los que hoy me condenan, por lo menos. “Te doy las gracias Señor de no haberme dado la vocación sacerdotal como a este pobre ingenuo al que envías al matadero en el mundo secularizado en el que nos ha tocado vivir” (…) La oración –como lo deje escrito en mi libro- que me parecía (en audición retrospectiva) oír en aquel católico belga –y no un don/nadie doy fe de ello- testigo en primera fila de mi ordenación sacerdotal en Ecône como lo registran todas o casi todas mis fotos en familia de aquello, en las que aquel se hacia (sin falta) invitar (por decirlo así) de unos ojos curiosos y extrañamente atentos (y de lo más orondo y satisfecho). Y es la misma oración y suplica que me pareció reconocer después en tantos católicos españoles sobre todo defensores de la tradición, que no daban (ni pensarlo) el paso –tan crucial- que yo di, porque ellos no tenían vocación ¿el qué? sí, porque a ellos les gustaban las mujeres (sic), tan gratis o tan barato (expediente) como (a fe mía) les resultaba el salir así del paso en el escrutinio aquel (tan tremendo) De vergüenza (patria) ajena, lo confieso. Y que conste que no negué ni puse en sordina mi condición de español, del otro lado de los Pirineos (…) aunque los emigrante/españoles no me reconocieran –al contrario de los belgas- como uno de ellos. ¡Profundo misterio!
Y asi de barato me suena el expediente del autor de los párrafos que al principio de esta entrada recojo, que ha motivado este articulo –una autoridad o referente en los medios patriotas-, para zanjar o resolver el problema (enorme doy fe de ello) que Ecône y la ruptura de Monseñor Lefebvre les planteaba –en conciencia- a todas luces, a los que –como él- del otro lado de la barrera atónitos nos presenciaban (como en un ruedo ibérico) “En el principio era el Sexo", dijo Ezra Pound en lo que le parecerá a algunos una grave blasfemia y que a algunos otros en cambio nos da la clave de lo que aquí decir estoy queriendo (…) Pero sin meterse en tantas honduras, era mucho más fácil –y más barato ya digo- el poner la Masonería como pretexto. Un deus ex machina siempre a punto cono dirían los filósofos. Para explicar lo inexplicable. Lo que entonces llamábamos la crisis de la iglesia, pobres ingenuos. Una infiltración masónica hasta las alturas, pero no hasta todo lo alto, porque entonces se nos fastidiaba el invento (….).
Y por eso había que buscar pruebas y más pruebas –de preferencia por escrito- para (poder) negar -como mi interlocutor vene a negar ahora (con disimulo) la evidencia de las palabras de los hechos y de los gestos. Los que durante tres o cuatro años como la tortura de la gota de agua fui (pacientemente) consignando de mi lectura diaria de los periódicos –de la sección religiosa, en la prensa española- de mis ojos escandalizados y más que atentos. Y pongo a Jose Luis Martin Descalzo –cura/periodista que habló de mi cuando me detuvieron (…)- y su seccion religiosa de ABC- de testigos de aquello, y ello no es más que un ejemplo (…) Masón –de los de ficha y foto acompañando- no se si lo fue Pablo VI –hermano de un brigadista en nuestra guerra civil (lo que se nos ocultó cuidadosamente entonces)- pero lo que si sé es que hizo perder la fe tantos entre los que me encuentro, y fue por su actitud y su postura y su papel. Como un (alto) comisionado de la desnazificación española (lease desfascistización o desfalangistización en versión o clave española), léase del compromiso histórico que la Iglesia selló –tantos años antes del caída del Muro- con el comunismo (soviético) y pongo a España de entonces y a su régimen político por ejemplo. Tras el 45.
Había que ir (despacito y buen letra) por el camino de la izquierda que la iglesia entonces nos señalaba, so pena de condena eterna a las penas del infierno (en serio) Y eso explica o da la clave de la evolución del régimen anterior en sus últimos momentos. La pena del infierno como espada de Damocles en la cabeza de los simples fieles (españoles) , y la amenaza de excomunión –y la (triste) suerte de Perón (y de su régimen) a modo de escarmiento (en cabeza ajena)- a la clase dirigente del régimen y a Franco en primer lugar, como lo ilustra y demuestra el caso Añoveros. Y de todo eso Monseñor Lefebvre ni entender quería porque en asuntos de política –de política religiosa que me diga- se andaba (doy de de ello) con pies de plomo. Por su (brillante) carrera diplomática, y por razones familiares –que le expliqué bien en detalle a mi interlocutor- que les disculpan sino le absuelven por completo (…) España tierra de María Santísima, era lo que esgrimían a modo de coartada muchos de aquellos católicos/patriotas (españoles), y era para esquivar o escamotear el grave dilema – asunto de conciencia- al que aquí me estoy refiriendo- y Ecône era un movimiento o un fenómeno francés, asunto concluido (que todavía les estoy oyendo) (…) ¡Franceses por muy tradicionalistas que fueran, a darnos lecciones de catecismo a los españoles, estaría bueno! De vergüenza/patria ajena (en serio) (…)
Con la Virgen santísima de coartada por supuesto. Y no es un azar si el replicante que ha motivado esta entrada invoca la Inmaculada como a modo de ilustración o de argumento. Los milagros de la Inmaculada en Flandes (Vade retro!) Y aquí pongo lo que ya le dije: “Declarando a un sola mujer sin mancha, la Iglesia “maculaba” a todo el resto” (…) (Federico Nietzsche en el Anti-Cristo) Tales aguas tales lodos. Y es del follón o del fregado que se tiene montado las feministas en torno al sexo o a la violencia del género (…) La Virgen o la Inmaculada como coartada o pretexto, lo dije y lo mantengo. O la Virgen de Guadalupe, más en concreto. La glosa que se merece el pontificado anterior –de San Carol Wojtyla envuelto en el escándalo de la pedofilia eclesiástica (hasta el cuello) (…) “Predicar la castidad es incitar a obrar contra natura”, que parece que lo estábamos oyendo, o viéndole sentado a modo de convidado de piedra -a Nietzsche me refiero- en las jornadas (pontificas) de la Juventud aquellas, siempre el mismo tema –el mismo tostón- de enseñanza o de argumento (…) Y me refiero al sexto mandamiento (…)
¿Alter Cristo o Anti-Cristo Pablo Sexto y tras él todos los papas del Concilio (uno detrás de otro) (…)? Lo mismo me da que me da lo mismo, aunque parezca que me estoy contradiciendo (…) Porque si en cierto modo cambié, por otro lado sigo siendo el mismo. Semper ídem. Antes y después de Fátima (…) Y pongo por testigo a los que me conocieron. ¿Política y Religión compartimentos estancos? Un simple malentendido (como la guerra de los sexos)
Por otra parte, él firmó los acuerdos con El Vaticano, tras estudio y negociaciones de ambas partes durante meses. Y al volver a Econe los rompió, por presiones de los más duros. Su carta a los sacerdotes llamados a ser consagrados obispos, donde dice que la Silla de Pedro y los puestos de autoridad de Roma están ocupados por Anticristos, me parece un exceso impropio de su anterior sagacidad y buena disquisición.
No le debo nada, dicho sea curándome en salud de inmediato. Me despachó como buenamente pudo –“ese es un asunto ya en manos de jueces y psiquiatras, yo no puedo hacer nada"- y llegó incluso a hablar mal de mi (un decir) a los seminaristas depués de mi gesto de Fatima –“L'Abbé Fernandez c’est un homme d’une violente nature”- cuando hasta entonces habíamos tenido una relaciones irreprochables, cordiales incluso, los cuatro años (cumplidos) que permanecí en el seminario sin que se me hiciese ni la mas nimia observación y advertencia, en todos los fregados y rifirrafes internos –entre duros y blandos, liberales y anti-liberales- en los que mi voz (no es culpa mia) fatalmente destacaba. Entre los duros a los que mi interlocutor hace referencia (….) Pero no se lo tengo en cuenta, ¡con la que tenía yo armada! Y por eso, ahora que me llega un juicio insidioso sobre él –más insidioso si cabe por su “níhil óbstat”-, pienso que es la hora de partir una lanza en defensa de su memoria.
Monseñor Lefebvre era un hombre de otra época. En mi libro "Krohn el cura papicida” lo comparo al viejo ermitaño que se encontró Zaratustra en la montaña del que Nietszche a modo de glosa exclama al final del pasaje que le consagra, "¡Será posible que este santo varón no se haya todavía dado cuenta de que Dios ha muerto!” Cambiemos o extrapolemos Dios por su Iglesia –la Iglesia de Dios- y el enigma queda resuelto al completo. Del arzobispo tradicionalista francés y de la Iglesia católica al que consagró su vida y todos sus esfuerzos. Un hombre de otra época, de antes de una guerra –la Segunda Guerra Mundial y su desenlace-, en la que se vino a enterrar la vieja religión –el catolicismo romano en el que Monseñor Lefebvre nació y creció (en tierras nota bene de frontera religiosa, las que la España imperial por aquí dejó)- aunque en España no se dieran por enterados ni de tal entierro ni de tal derrota (…) Y yo viví esa ensoñación yo y los míos lo confieso, y no es coincidencia si el que se me hicieran añicos esas antojeras y esos sueños, lo fuera tras cruzar por primera vez –para irme a Ecône- los montes Pirineos. Y toda esa montaña de juicios a priori –o como dicen los portugueses pre-conceptos- es lo que saltó añicos en mi mente (sin rozarla ni dañarla) tras mi gesto de Fátima como lo deje ya sentado aquí y en otros sitios, a tiempo y a destiempo. Y esa es la moraleja (sin moralina) que me inspiró mi gesto de Fátima y su desenlace y de la que no deje (¡estaría bueno!) de aplicarme el cuento (…)
De la encrucijada sin posible escape, el callejón o el laberinto sin salida en la que nuestra fe en la iglesia/de/Dios nos ponía fatalmente y sin remedio. A todos los católicos españoles. Y en la que me ponía a mi, joven católico de familia católica –y de mártires en la guerra civil- de la que el catolicismo se perdía en la noche de los tiempos, el catolicismo y su condición de cristianos viejos, y su partida de bautismo y de limpieza de sangre, estaría bueno (…) En el mundo de la posguerra –de la Segunda Guerra Mundial y de la guerra civil española-y en la España que siguió a la profunda (y brutal) mutación cultural que experimentó –y no digamos en su estamento universitario- al final de la década de los sesenta en una confluencia o conjunción de dos tipos de influencia igualmente radioactivas y deletéreas, Mayo del 68 y el Concilio Vaticano Segundo. Un enigma o encrucijada por la que yo también atravesé que me hizo buscar –un sitio tras otro- la fidelidad a la tradición dentro de España en vano (y pongo por testigos a todos los que entonces me conocieron), y hasta el otro lado del Atlántico –y pongo en particular por testigos a los brasileños de la TFP (que bien me conocieron y tan mal me comprendieron (y me juzgaron)-y que hizo que se me viera –una vez tomada mi decisión- cruzando como un marciano (o un yankee en la corte del rey Arturo) –de sotana y fajín negros y alzacuellos blanco de la FSSSPX (que ahora a toro pasado, a tantos sirve de salvoconducto y de estandarte, vino nuevo, como ya dije, en odres viejos)- la acera –desbordante de fieles- que llevaba a la iglesia de Santa Rita –en Arguelles (hoy dicen que Chamberi) los domingos al final o al inicio de la misa de doce en un silencio que se podía cortar a cuchillo a mi paso, y pongo por testigo al barrio entero. O en una de aquellas manifestaciones de Fuerza Nueva que llegaba entonces a su zénit cuando yo ya estaba en Ecône justo a la muerte de Franco e inicios de la Transición, en las que también me mostré (siempre de sotana y alzacuellos), una manera de dar testimonio de lo que entonces yo creía, más que de adhesión incondicional a aquel partido o movimiento (---) Dicho todo lo que precede a modo de descargo ya digo, de lo que hoy soy y de lo que hoy pienso y siento. Y de lo que entonces pensé y creí, en testimonio de un desencanto –comparaciones odiosas-, como el de Dionisio Ridruejo.
Porque yo me “desencanté” de la Tradición como aquel se desencantó del Orden Nuevo. Pero me desencanté después de dar el paso, eso me lo reconocerán los que hoy me condenan, por lo menos. “Te doy las gracias Señor de no haberme dado la vocación sacerdotal como a este pobre ingenuo al que envías al matadero en el mundo secularizado en el que nos ha tocado vivir” (…) La oración –como lo deje escrito en mi libro- que me parecía (en audición retrospectiva) oír en aquel católico belga –y no un don/nadie doy fe de ello- testigo en primera fila de mi ordenación sacerdotal en Ecône como lo registran todas o casi todas mis fotos en familia de aquello, en las que aquel se hacia (sin falta) invitar (por decirlo así) de unos ojos curiosos y extrañamente atentos (y de lo más orondo y satisfecho). Y es la misma oración y suplica que me pareció reconocer después en tantos católicos españoles sobre todo defensores de la tradición, que no daban (ni pensarlo) el paso –tan crucial- que yo di, porque ellos no tenían vocación ¿el qué? sí, porque a ellos les gustaban las mujeres (sic), tan gratis o tan barato (expediente) como (a fe mía) les resultaba el salir así del paso en el escrutinio aquel (tan tremendo) De vergüenza (patria) ajena, lo confieso. Y que conste que no negué ni puse en sordina mi condición de español, del otro lado de los Pirineos (…) aunque los emigrante/españoles no me reconocieran –al contrario de los belgas- como uno de ellos. ¡Profundo misterio!
Y asi de barato me suena el expediente del autor de los párrafos que al principio de esta entrada recojo, que ha motivado este articulo –una autoridad o referente en los medios patriotas-, para zanjar o resolver el problema (enorme doy fe de ello) que Ecône y la ruptura de Monseñor Lefebvre les planteaba –en conciencia- a todas luces, a los que –como él- del otro lado de la barrera atónitos nos presenciaban (como en un ruedo ibérico) “En el principio era el Sexo", dijo Ezra Pound en lo que le parecerá a algunos una grave blasfemia y que a algunos otros en cambio nos da la clave de lo que aquí decir estoy queriendo (…) Pero sin meterse en tantas honduras, era mucho más fácil –y más barato ya digo- el poner la Masonería como pretexto. Un deus ex machina siempre a punto cono dirían los filósofos. Para explicar lo inexplicable. Lo que entonces llamábamos la crisis de la iglesia, pobres ingenuos. Una infiltración masónica hasta las alturas, pero no hasta todo lo alto, porque entonces se nos fastidiaba el invento (….).
Y por eso había que buscar pruebas y más pruebas –de preferencia por escrito- para (poder) negar -como mi interlocutor vene a negar ahora (con disimulo) la evidencia de las palabras de los hechos y de los gestos. Los que durante tres o cuatro años como la tortura de la gota de agua fui (pacientemente) consignando de mi lectura diaria de los periódicos –de la sección religiosa, en la prensa española- de mis ojos escandalizados y más que atentos. Y pongo a Jose Luis Martin Descalzo –cura/periodista que habló de mi cuando me detuvieron (…)- y su seccion religiosa de ABC- de testigos de aquello, y ello no es más que un ejemplo (…) Masón –de los de ficha y foto acompañando- no se si lo fue Pablo VI –hermano de un brigadista en nuestra guerra civil (lo que se nos ocultó cuidadosamente entonces)- pero lo que si sé es que hizo perder la fe tantos entre los que me encuentro, y fue por su actitud y su postura y su papel. Como un (alto) comisionado de la desnazificación española (lease desfascistización o desfalangistización en versión o clave española), léase del compromiso histórico que la Iglesia selló –tantos años antes del caída del Muro- con el comunismo (soviético) y pongo a España de entonces y a su régimen político por ejemplo. Tras el 45.
Había que ir (despacito y buen letra) por el camino de la izquierda que la iglesia entonces nos señalaba, so pena de condena eterna a las penas del infierno (en serio) Y eso explica o da la clave de la evolución del régimen anterior en sus últimos momentos. La pena del infierno como espada de Damocles en la cabeza de los simples fieles (españoles) , y la amenaza de excomunión –y la (triste) suerte de Perón (y de su régimen) a modo de escarmiento (en cabeza ajena)- a la clase dirigente del régimen y a Franco en primer lugar, como lo ilustra y demuestra el caso Añoveros. Y de todo eso Monseñor Lefebvre ni entender quería porque en asuntos de política –de política religiosa que me diga- se andaba (doy de de ello) con pies de plomo. Por su (brillante) carrera diplomática, y por razones familiares –que le expliqué bien en detalle a mi interlocutor- que les disculpan sino le absuelven por completo (…) España tierra de María Santísima, era lo que esgrimían a modo de coartada muchos de aquellos católicos/patriotas (españoles), y era para esquivar o escamotear el grave dilema – asunto de conciencia- al que aquí me estoy refiriendo- y Ecône era un movimiento o un fenómeno francés, asunto concluido (que todavía les estoy oyendo) (…) ¡Franceses por muy tradicionalistas que fueran, a darnos lecciones de catecismo a los españoles, estaría bueno! De vergüenza/patria ajena (en serio) (…)
Con la Virgen santísima de coartada por supuesto. Y no es un azar si el replicante que ha motivado esta entrada invoca la Inmaculada como a modo de ilustración o de argumento. Los milagros de la Inmaculada en Flandes (Vade retro!) Y aquí pongo lo que ya le dije: “Declarando a un sola mujer sin mancha, la Iglesia “maculaba” a todo el resto” (…) (Federico Nietzsche en el Anti-Cristo) Tales aguas tales lodos. Y es del follón o del fregado que se tiene montado las feministas en torno al sexo o a la violencia del género (…) La Virgen o la Inmaculada como coartada o pretexto, lo dije y lo mantengo. O la Virgen de Guadalupe, más en concreto. La glosa que se merece el pontificado anterior –de San Carol Wojtyla envuelto en el escándalo de la pedofilia eclesiástica (hasta el cuello) (…) “Predicar la castidad es incitar a obrar contra natura”, que parece que lo estábamos oyendo, o viéndole sentado a modo de convidado de piedra -a Nietzsche me refiero- en las jornadas (pontificas) de la Juventud aquellas, siempre el mismo tema –el mismo tostón- de enseñanza o de argumento (…) Y me refiero al sexto mandamiento (…)
¿Alter Cristo o Anti-Cristo Pablo Sexto y tras él todos los papas del Concilio (uno detrás de otro) (…)? Lo mismo me da que me da lo mismo, aunque parezca que me estoy contradiciendo (…) Porque si en cierto modo cambié, por otro lado sigo siendo el mismo. Semper ídem. Antes y después de Fátima (…) Y pongo por testigo a los que me conocieron. ¿Política y Religión compartimentos estancos? Un simple malentendido (como la guerra de los sexos)
martes, diciembre 10, 2019
Bendita Canción
Y no era cuestión de gafas,
no te veía, te lo juro amor
Y es que no los podía ver,
la sorpresa o el azar de tu Yo
De tu persona y de tu ser (de mujer)
Donde hay niebla y de pronto, Sol
Donde hay angustia y zozobra
De pronto, mi risa (en explosión)
Y el día se puso a reír
Y el mundo (en sombra) amaneció
Y lo vi "de colores" todo
Y no como antes (negro y marrón)
en ese “negro y marrón” –¿no?- (Black and Tans)
no, en el marrón de la expatriación
Y el negro de la melancolía
y de la Desesperación
Que es una tierra desierta
De cielos de estrellas (¡blancor!)
(de los desiertos del Yemen)
Y noche helada al resplandor
Como los que evocaba
el mercenario (que me marcó)
Y mas que eso -¿o fue por eso?-,
hombre de honor (y valor)
Lo que le ayudó a sobrevivir
En medio de la Desolación
Y el pasar de un mundo al otro
(con la Descolonización)
Lo que me ayuda a aguantar
La travesía del desierto (¡horror!)
donde no te quiero arrastrar
te lo juro amor (¿como hay Dios?)
donde no hay más que cardos
y calor y frío (atroz)
do dan ganas ¿de rendirse?
no, de parar esta canción
la que entono desde ha tanto
canción de guerra y de amor
que se hizo oír hasta el confín,
y que tanta fama me dio (...)
que volviste tú el rostro a mí
amor, ¡Mi bendita canción!
no te veía, te lo juro amor
Y es que no los podía ver,
la sorpresa o el azar de tu Yo
De tu persona y de tu ser (de mujer)
Donde hay niebla y de pronto, Sol
Donde hay angustia y zozobra
De pronto, mi risa (en explosión)
Y el día se puso a reír
Y el mundo (en sombra) amaneció
Y lo vi "de colores" todo
Y no como antes (negro y marrón)
en ese “negro y marrón” –¿no?- (Black and Tans)
no, en el marrón de la expatriación
Y el negro de la melancolía
y de la Desesperación
Que es una tierra desierta
De cielos de estrellas (¡blancor!)
(de los desiertos del Yemen)
Y noche helada al resplandor
Como los que evocaba
el mercenario (que me marcó)
Y mas que eso -¿o fue por eso?-,
hombre de honor (y valor)
Lo que le ayudó a sobrevivir
En medio de la Desolación
Y el pasar de un mundo al otro
(con la Descolonización)
Lo que me ayuda a aguantar
La travesía del desierto (¡horror!)
donde no te quiero arrastrar
te lo juro amor (¿como hay Dios?)
donde no hay más que cardos
y calor y frío (atroz)
do dan ganas ¿de rendirse?
no, de parar esta canción
la que entono desde ha tanto
canción de guerra y de amor
que se hizo oír hasta el confín,
y que tanta fama me dio (...)
que volviste tú el rostro a mí
amor, ¡Mi bendita canción!
sábado, diciembre 07, 2019
DE LA CONSTITUCIÓN ("DEL 78")
17 de diciembre 1970 (Consejo de guerra de Burgos) en la Plaza de Oriente. Yo estuve allí, y se me quedaron grabadas las breves palabras que Franco pronunció entonces “Porque somos un Estado de Derecho (sic) tenemos solución para todos nuestros problemas” Como una réplica (sin nombrar a nadie) –lo que se me escapó, lo confieso- a la critica –de Derecho publico y de teoría política- que emanaba de la Ciudad Universitaria contra su régimen por aquel entonces. El régimen anterior fue un Estado de Derecho. Y es lo que hizo posible la Transición (“de la Ley a la Ley”). Y la Constitución “del 78”
El aniversario de la Constitución todos los duendes se despiertan y los guardianes del Sepulcro –léase del régimen democrático- se ven obligados a un brusco retorno sobre los orígenes, dejando de lado –o para dentro de un rato- la veleidades de Reforma constitucional ante otras veleidades, por ejemplo las de VOX, que vienen a sumarse ahora a los que atacan desde sus incios la Constitución (“vende patrias”) del 78. ¿La Constitución panacea de todos nuestros males o la raíz ultima de todos ellos? La polémica esta servida se puede decir que desde los inicios. Y el autor de estas líneas figuró siempre –en primera fila (de todos es sabido)- entre los que la atacaban. Ocurre que con el paso del tiempo todos nos hicimos más serios –como decía Nietzsche- en las cosas del Espíritu. La Constitución, ¿puente –“de la ley a la ley”- entre el Estado de Derecho y el régimen anterior y la democracia que vino depuse (más o menos “inorgánica”)? Es lo que se me ocurre leyendo o releyendo aquel librito (“Estado de derecho y sociedad democrática”) que hizo entonces furor y en el que esa tesis se venía a diseñar entre líneas por más que su autor –curándose en salud- viniese a corregirla (“democráticamente”) más tarde, a agua pasada: de las leyes fundamentales –la ultima de todas ellas- la Ley Orgánica-, a la Constitución (“de todos nuestros males”) Y es que no tiene vuelta de hoja.
El aniversario de la Constitución todos los duendes se despiertan y los guardianes del Sepulcro –léase del régimen democrático- se ven obligados a un brusco retorno sobre los orígenes, dejando de lado –o para dentro de un rato- la veleidades de Reforma constitucional ante otras veleidades, por ejemplo las de VOX, que vienen a sumarse ahora a los que atacan desde sus incios la Constitución (“vende patrias”) del 78. ¿La Constitución panacea de todos nuestros males o la raíz ultima de todos ellos? La polémica esta servida se puede decir que desde los inicios. Y el autor de estas líneas figuró siempre –en primera fila (de todos es sabido)- entre los que la atacaban. Ocurre que con el paso del tiempo todos nos hicimos más serios –como decía Nietzsche- en las cosas del Espíritu. La Constitución, ¿puente –“de la ley a la ley”- entre el Estado de Derecho y el régimen anterior y la democracia que vino depuse (más o menos “inorgánica”)? Es lo que se me ocurre leyendo o releyendo aquel librito (“Estado de derecho y sociedad democrática”) que hizo entonces furor y en el que esa tesis se venía a diseñar entre líneas por más que su autor –curándose en salud- viniese a corregirla (“democráticamente”) más tarde, a agua pasada: de las leyes fundamentales –la ultima de todas ellas- la Ley Orgánica-, a la Constitución (“de todos nuestros males”) Y es que no tiene vuelta de hoja.
viernes, diciembre 06, 2019
BELLA CIAO, CIAO, CIAO, CIAO!
Bella ciao ciao (Ciao ciao!) La cancioncita (dichosa) que viene a ser el telón de fondo de este articulo el cual pretende ser un análisis serio por somero y superficial que sea, del movimiento de “las sardinas”, al que se viene prestando la mayor atención en los medios, y son las manifestaciones –mudas, silenciosas- de jóvenes indignados contra Matteo Salvini y contra su actitud de firme rechazo contra la inmigración en masa en las playas italianas, que viene a ser el ultimo y más flagrante episodio del fenómeno al que atónitos y absortos asistimos, a saber la invasión silenciosa. Aquí en este blog ya puse de manifiesto en anterior entrada la analogía de dos escenarios de la actualidad reciente y de la historia contemporánea de Italia, y lo habrán sido el congreso -días pasados- de la Liga en Bolonia que habrá servido de detonante o de revulsivo a la eclosión de dicho movimiento de las sardinas, y el otro congreso de hace casi sesenta años del MSI en Génova (junio 1960), del que la izquierda anti-fascista a base de manifestaciones callejeras y de algaradas violentas obtuvo la prohibición forzando así a la vez un radical y profundo cambio de estrategia –a saber el abandono de la vía legal- en el movimiento misino (neofascista) Esta vez no, aunque en un tris estuvieran de ello, de forzar la prohibición o suspensión del congreso, como los videos que de aquello circulan en la red lo habrán sabido poner de manifiesto. Y ciertas instantáneas bien visibles en esas muestras gráficas así lo dejan ver, bien a las claras, como cuando las mangueras de las fuerzas del orden consiguen frenar y disolver la vanguardia de la manifestación en el preciso momento en que conseguían acceder al palacio del congreso. En un escenario semejante –también ya lo recordé aquí- al nuestro de la operación de Toma del Congreso (de Diputados), último (gran) coletazo del movimiento indignado del 15-M, que estuvieron en un tris también de desbordar el cordón del dispositivo policial, como en Italia sí estuvieron a punto también ahora aunque fallaran (estrepitosamente) en el intento. Fracaso en un caso como en el otro, (rotundo y polvoriento)
martes, diciembre 03, 2019
El Tiempo y Nós
Frágil ¿quién lo hubiera dicho?,
Esa torre de Jericó
Que tanto me impresionaba.
¿mujer, sargento/mayor? (¡Horror!)
(Huir para "alante" a punto ya
Como ya "huí" y ya se vio -¿o no?-
Cuando fui flojo o valiente,
Ciego o vidente ¡o qué sé yo!)
Y no era nada, polvo sólo,
Cortinas de humo cegador,
Segunda natura del Hombre
Desde que el Sol amaneció
¿Y si el Sol somos nosotros?,
Nunca lo había pensado amor
Sí, amor, sí, va a ser eso,
La clave, la (Gran) Solución
El misterio del Espejo,
De la tez, y el de (mi) color
Del Sol negro del desierto,
Del Todo negro en torno a Nós (…)
Sol/negro, el de la guerra
¡Eso soy, gran sol del Amor!
Oteando un camino en lo Alto
Por la senda oscura ¡Ay dolor!
Y entre montañas de nubes
Y de infiernos color marrón
Que oscurecen lo que tocan
Y nieblan la imaginación
Y nos comen la moral,
Nuestra fuerza y nuestro ardor
Y hacen que nos huya el Tiempo
¡Y los que huyen somos Nos!
¡Que el tiempo somos nosotros!
Dijo un prosista (español)
Y se me abrieron los cielos
y perdí el miedo ¿qué? ¡el pavor!
y era a la Nada lironda
Y tras ella vi, ¡qué calor!
-largo y hondo ¡oh mi sibila!-,
el rayo de luz de tu Amor
Esa torre de Jericó
Que tanto me impresionaba.
¿mujer, sargento/mayor? (¡Horror!)
(Huir para "alante" a punto ya
Como ya "huí" y ya se vio -¿o no?-
Cuando fui flojo o valiente,
Ciego o vidente ¡o qué sé yo!)
Y no era nada, polvo sólo,
Cortinas de humo cegador,
Segunda natura del Hombre
Desde que el Sol amaneció
¿Y si el Sol somos nosotros?,
Nunca lo había pensado amor
Sí, amor, sí, va a ser eso,
La clave, la (Gran) Solución
El misterio del Espejo,
De la tez, y el de (mi) color
Del Sol negro del desierto,
Del Todo negro en torno a Nós (…)
Sol/negro, el de la guerra
¡Eso soy, gran sol del Amor!
Oteando un camino en lo Alto
Por la senda oscura ¡Ay dolor!
Y entre montañas de nubes
Y de infiernos color marrón
Que oscurecen lo que tocan
Y nieblan la imaginación
Y nos comen la moral,
Nuestra fuerza y nuestro ardor
Y hacen que nos huya el Tiempo
¡Y los que huyen somos Nos!
¡Que el tiempo somos nosotros!
Dijo un prosista (español)
Y se me abrieron los cielos
y perdí el miedo ¿qué? ¡el pavor!
y era a la Nada lironda
Y tras ella vi, ¡qué calor!
-largo y hondo ¡oh mi sibila!-,
el rayo de luz de tu Amor
domingo, diciembre 01, 2019
ANNUAL Y LA GUERRA DEL 14
Alfonso XIII durante su visita a París y Verdún (20-23 octubre 1919), recibido y cumplimentado por el Mariscal Pétain –amigo de España en Marruecos, de un política francesa allí contraria a la del Mariscal Lyautey su predecesor (“Residente general” en el 21, cuando Annual), -, a pesar de que se le reservaron pintadas hostiles –en alusión a su pretendida germanofilia- en la capital. Mera ilusion o espejismo los de esa foto: la realidad es que España salió derrotada de la Primera –como de la Segunda Guerra Mundial. A la que se hizo pagar su neutralidad (oficial) En Marruecos. Con el desastre de Annual, última batalla de la Primera Guerra Mundial
En un certero y penetrante –y apasionante- trabajo histórico sobre España en la Primera Guerra Mundial de la pluma (significativamente) de un (joven) profesor francés de la Sorbona, y en la enésima prueba del interés de investigadores del país vecino en nuestra historia –y en nuestro presente y no en nuestro pasado sólo-, se aborda la actitud de España –de neutralidad real y ficticia por partes iguales- durante la Primera Guerra Mundial, y el cual se termina (sibilinamente) por una alusión a nuestra guerra civil, de a menos de dos décadas después de la terminación de aquella, la cual se presenta de forma alternativa, finamente, a la francesa –sin comprometerse, como a escoger por el lector- como la repetición general (sic) de un conflicto futuro o la repetición general (sic) de un ejercicio anterior. Y yo –como diría Umbral- me inclino por esta segunda fabula. Así, como queriendo darnos la razón, aparece casi en simultáneo otro articulo muy relacionado –en el (muy correcto) Huffington Post -fuera de toda sospecha- bajo el no menos significativo titulo, “La Primera Guerra Mundial ¿una derrota de España?”, con el que se viene a romper estrepitosamente un tabú cuidadosamente resguardado y salvaguardado por la historiografía en curso en lengua española y lo es por esa especie de juicio a priori o de postulado (cuasi) inamovible que nos barre de entrada la ruta en busca de las estrechas y más que evidentes relaciones (de causa a efecto) - entre la Segunda (y a fortiori) la Primera Guerra mundial y la guerra civil española. Y que me perdonen (una vez más) Stanley Payne y Pio Moa.
¿Primera batalla de la Segunda Guerra Mundial la guerra civil española? Y saben aquí todos como pienso. Y como por el hilo se saca el ovillo, por qué no ver también en nuestra guerra civil –“répétition douloureuse d’un conflit passé", la llama ( y no como la “repetición general de un conflicto futuro”) el profesor francés- como el epilogo o (casi) como el desenlace- de la que precedió a la Segunda Guerra Mundial, de la Primera (la Grande Guerra)? Y confirma e ilustra a la vez lo que aquí decir pretendo –o insinúo- el desastre de Anual al que el diario ABC dedica –a modo de sensacional (o sensacionalista) revelación- un artículo en uno de sus últimos números. ¿Quien tuvo la culpa de aquello? La madre del cordero o como lo del huevo y la gallina, la cuestión sempiterna que el diario madrileño viene a levantar de nuevo. A base de nuevas –o no tan nuevas, como refritos más bien- revelaciones sobre el tema siempre en ascuas, y me viene la mente –no sin un cierto bofe de nostalgia y melancolía, por lo febril y apasionante como recuerdo aquella lectura (veinte años ya que pasaron)- el brillante y espléndido trabajo de un historiador militar sobre “La Historia secreta de Annual", en la que luce por su ausencia el testimonio –del general Villalba Riquelme- que saca a relucir en su articulo el ABC ahora, (casi) inédito sin duda pero con el que de una forma u otra viene a llover(se) sobre mojado, y es con el (sempiterno) folletín (de izquierdas), de la Comisión de responsabilidades, y qué sé yo, y del informe del general Picasso comparable o equiparable al mencionado.
Lo del huevo y la gallina ya digo, conjeturar o epilogar -como los franceses dicen- de este lado de la barrera, léase sin llegar al nivel de mando apropiado (donde se tomaron las decisiones), en el plano táctico además –discutible y resbaladizo por definición-, obviando así la cuestión estratégica (mayor), y otras que gravitan de cerca sobre ella y lo son las de naturaleza claramente de política interior y exterior (…) Porque se diría que el monarca llevó su irresponsabilidad y su afición desmedida a jugar a los soldados –en la imagen que difundieron y cultivaron sus adversarios (a la izquierda sobre todo) con la mayor profusión- hasta unos extremos capaces sólo de provocar desprecio y befa y e escarnio (e irrisión) ¿Y qué fue si no? No más que una huída a la desesperada, o hacia delante, en la situación trágica, patética de aislamiento en la que nos puso el desenlace de la Primera Guerra Mundial, algo que los historiadores –por regla general- se obstinaron inexplicablemente en obviar hasta hoy, como digo, como si no mereciese la más minima atención. O es la impresión al menos que llega al ciudadano medio o al simple lector (…) Y las pintadas todo menos inocentes –como las dirigidas contra Assad, que desataron la guerra (civil) en Siria tantos años después-, con las que se recibieron en las calles de Paris a Alfonso XII en vista justo terminado el conflicto en la capital francesa -contra el rey ulano (sic)-, sonaban forzosamente en los oídos del monarca como en los de tantos otros a manipulación y a amenaza e intimidación. España manipulada (sic), España dolorosa (sic) glosa certero el referido profesor (...)
Un signo más apenas, es cierto, a los ojos del monarca y del gobierno español de entonces, de la voluntad francesa de desestabilización (sic) y de un cambio de régimen (sic) como no dejaron de denunciarlo en la fase final del conflicto y como el articulo del profesor francés citado no deja de recoger sin querer quitarles a aquellos (toda) la razón (…) Y cómo evitar tambien que no les sonaran más que a imposición (o “diktat”) o a clara y grave advertencia, la declaración francesa a la terminación del conflicto que "en Marruecos no hay más que un protectorado", o de sutil amenaza, de parte del Ministerio británico de Exteriores -apuntandonos con el dedo (acusador), como en la ONU veinticinco años después, para mayor verguenza y confusión, y en señal de premonición funesta, y de biblica vindicación (...)-, de que “España era el país que menos había sufrido en la guerra” (...) No fue un acto de frivolidad irresponsable, de parte del monarca, ni de halago o adulación cortesana en el general Silvestre, no: la decisión de avanzar tras las líneas enemigas buscando así explotar al máximo lo que le parecía al alto mando una (aparente) victoria, respondía sobre todo a un motivo (elemental) de prestigio –de cara al exterior-, y de legitima defensa de nuestros (legítimos) gobernantes de entonces frente a lo que cobraba a ritmo vertiginoso todos los visos de una gravísima maniobra de desestabilización. Tal y como la Historia al final lo demostró.
Alto ya pues de una vez a las especulaciones vanas y gratuitas de quién tuvo la culpa de aquello -como las que nuestros (altos) mandos nos soltaban tan ingenuamente en el campamento de la Granja (1980-1981) ¡ay dolor!- o de a quién tenemos que echársela el conjunto de los españoles todavía hoy. Annual fue la última derrota (española) de la Primera guerra Mundial y detonante último (y supremo) de la guerra civil del 36, primera batalla de la guerra (mundial) que vino después. Y así todo se explica y sin ello no se explica nada, que es de lo que se trata tal vez. Y que me perdonen ya digo, quienes tengan que perdonar
En un certero y penetrante –y apasionante- trabajo histórico sobre España en la Primera Guerra Mundial de la pluma (significativamente) de un (joven) profesor francés de la Sorbona, y en la enésima prueba del interés de investigadores del país vecino en nuestra historia –y en nuestro presente y no en nuestro pasado sólo-, se aborda la actitud de España –de neutralidad real y ficticia por partes iguales- durante la Primera Guerra Mundial, y el cual se termina (sibilinamente) por una alusión a nuestra guerra civil, de a menos de dos décadas después de la terminación de aquella, la cual se presenta de forma alternativa, finamente, a la francesa –sin comprometerse, como a escoger por el lector- como la repetición general (sic) de un conflicto futuro o la repetición general (sic) de un ejercicio anterior. Y yo –como diría Umbral- me inclino por esta segunda fabula. Así, como queriendo darnos la razón, aparece casi en simultáneo otro articulo muy relacionado –en el (muy correcto) Huffington Post -fuera de toda sospecha- bajo el no menos significativo titulo, “La Primera Guerra Mundial ¿una derrota de España?”, con el que se viene a romper estrepitosamente un tabú cuidadosamente resguardado y salvaguardado por la historiografía en curso en lengua española y lo es por esa especie de juicio a priori o de postulado (cuasi) inamovible que nos barre de entrada la ruta en busca de las estrechas y más que evidentes relaciones (de causa a efecto) - entre la Segunda (y a fortiori) la Primera Guerra mundial y la guerra civil española. Y que me perdonen (una vez más) Stanley Payne y Pio Moa.
¿Primera batalla de la Segunda Guerra Mundial la guerra civil española? Y saben aquí todos como pienso. Y como por el hilo se saca el ovillo, por qué no ver también en nuestra guerra civil –“répétition douloureuse d’un conflit passé", la llama ( y no como la “repetición general de un conflicto futuro”) el profesor francés- como el epilogo o (casi) como el desenlace- de la que precedió a la Segunda Guerra Mundial, de la Primera (la Grande Guerra)? Y confirma e ilustra a la vez lo que aquí decir pretendo –o insinúo- el desastre de Anual al que el diario ABC dedica –a modo de sensacional (o sensacionalista) revelación- un artículo en uno de sus últimos números. ¿Quien tuvo la culpa de aquello? La madre del cordero o como lo del huevo y la gallina, la cuestión sempiterna que el diario madrileño viene a levantar de nuevo. A base de nuevas –o no tan nuevas, como refritos más bien- revelaciones sobre el tema siempre en ascuas, y me viene la mente –no sin un cierto bofe de nostalgia y melancolía, por lo febril y apasionante como recuerdo aquella lectura (veinte años ya que pasaron)- el brillante y espléndido trabajo de un historiador militar sobre “La Historia secreta de Annual", en la que luce por su ausencia el testimonio –del general Villalba Riquelme- que saca a relucir en su articulo el ABC ahora, (casi) inédito sin duda pero con el que de una forma u otra viene a llover(se) sobre mojado, y es con el (sempiterno) folletín (de izquierdas), de la Comisión de responsabilidades, y qué sé yo, y del informe del general Picasso comparable o equiparable al mencionado.
Lo del huevo y la gallina ya digo, conjeturar o epilogar -como los franceses dicen- de este lado de la barrera, léase sin llegar al nivel de mando apropiado (donde se tomaron las decisiones), en el plano táctico además –discutible y resbaladizo por definición-, obviando así la cuestión estratégica (mayor), y otras que gravitan de cerca sobre ella y lo son las de naturaleza claramente de política interior y exterior (…) Porque se diría que el monarca llevó su irresponsabilidad y su afición desmedida a jugar a los soldados –en la imagen que difundieron y cultivaron sus adversarios (a la izquierda sobre todo) con la mayor profusión- hasta unos extremos capaces sólo de provocar desprecio y befa y e escarnio (e irrisión) ¿Y qué fue si no? No más que una huída a la desesperada, o hacia delante, en la situación trágica, patética de aislamiento en la que nos puso el desenlace de la Primera Guerra Mundial, algo que los historiadores –por regla general- se obstinaron inexplicablemente en obviar hasta hoy, como digo, como si no mereciese la más minima atención. O es la impresión al menos que llega al ciudadano medio o al simple lector (…) Y las pintadas todo menos inocentes –como las dirigidas contra Assad, que desataron la guerra (civil) en Siria tantos años después-, con las que se recibieron en las calles de Paris a Alfonso XII en vista justo terminado el conflicto en la capital francesa -contra el rey ulano (sic)-, sonaban forzosamente en los oídos del monarca como en los de tantos otros a manipulación y a amenaza e intimidación. España manipulada (sic), España dolorosa (sic) glosa certero el referido profesor (...)
Un signo más apenas, es cierto, a los ojos del monarca y del gobierno español de entonces, de la voluntad francesa de desestabilización (sic) y de un cambio de régimen (sic) como no dejaron de denunciarlo en la fase final del conflicto y como el articulo del profesor francés citado no deja de recoger sin querer quitarles a aquellos (toda) la razón (…) Y cómo evitar tambien que no les sonaran más que a imposición (o “diktat”) o a clara y grave advertencia, la declaración francesa a la terminación del conflicto que "en Marruecos no hay más que un protectorado", o de sutil amenaza, de parte del Ministerio británico de Exteriores -apuntandonos con el dedo (acusador), como en la ONU veinticinco años después, para mayor verguenza y confusión, y en señal de premonición funesta, y de biblica vindicación (...)-, de que “España era el país que menos había sufrido en la guerra” (...) No fue un acto de frivolidad irresponsable, de parte del monarca, ni de halago o adulación cortesana en el general Silvestre, no: la decisión de avanzar tras las líneas enemigas buscando así explotar al máximo lo que le parecía al alto mando una (aparente) victoria, respondía sobre todo a un motivo (elemental) de prestigio –de cara al exterior-, y de legitima defensa de nuestros (legítimos) gobernantes de entonces frente a lo que cobraba a ritmo vertiginoso todos los visos de una gravísima maniobra de desestabilización. Tal y como la Historia al final lo demostró.
Alto ya pues de una vez a las especulaciones vanas y gratuitas de quién tuvo la culpa de aquello -como las que nuestros (altos) mandos nos soltaban tan ingenuamente en el campamento de la Granja (1980-1981) ¡ay dolor!- o de a quién tenemos que echársela el conjunto de los españoles todavía hoy. Annual fue la última derrota (española) de la Primera guerra Mundial y detonante último (y supremo) de la guerra civil del 36, primera batalla de la guerra (mundial) que vino después. Y así todo se explica y sin ello no se explica nada, que es de lo que se trata tal vez. Y que me perdonen ya digo, quienes tengan que perdonar
ADDENDA En el análisis de mi entrada anterior, se omiten un punto que conviene sin
embargo resaltar, la experiencia colonial francesa y en particular, su
conquista de Argelia (1830), que sonó el final de la Restauración el mismo
año, en un proceso histórico que se acabó saldando –en 1848- con la caída de la Monarquía y la proclamación
de la II República:
un escenario que hizo soñar sin duda al gobierno francés (republicano) -a costa de España, y de un cambio allí de régimen- - cuando el Desastre de
Annual. ¿Y por qué la historiografia en curso omite por sistema un tan flagrante y descarado -y a la vez revelador- contexto internacional? (...)